Fue una época de abrazos, donde la existencia tenía el sabor
dulce de la miel recién cosechada.
Fue el tiempo donde aprendí a descifrar los acertijos del
destino, siempre camuflados en la invisibilidad.
Fue en ese tiempo que atenacé en mi pecho para siempre,
el primer silencio...La muerte se presentaba por primera vez.
Y quizás también, fue en ese tiempo, donde descubrí que las
cosas más simples son las más complejas.
JUAN ARÉVALO.