Operativo entre 1997 y 2015, el satélite
de la misión Tropical Rainfall Measuring (TRMM) ha medido
exhaustivamente la actividad eléctrica y las precipitaciones que han
caído en el planeta a lo largo y ancho de su franja central, la que
abarca desde los 38 grados de latitud norte (a la altura de Murcia)
hasta los 38 grados de latitud sur (cerca de Melbourne, en Australia).
Por encima y por debajo de esas líneas imaginarias, las tormentas eléctricas son menos frecuentes.
Y
con estos datos, la meteoróloga Rachel Albrecht, de la Universidad de
Sao Paulo, y sus colaboradores han llegado a la conclusión de que si
quieres evitar que te fulmine un rayo, aparte de quedarte en casa, sobre todo no viajes nunca al lago venezolano de Maracaibo. Allí, en un determinado kilómetro cuadrado de su superficie, el satélite TRMM registró una media de 233 descargas eléctricas procedentes de tormentas cada año.
Este
lugar ocupa el primer lugar de una lista de 500 "puntos
calientes" confeccionada por el equipo de científicos, que han publicado
sus conclusiones en la revista Bulletin of the American Meteorology Society.
Las cifras pueden parecernos algo escasas –ni siquiera un rayo diario–,
pero en realidad debemos tener en cuenta que solo registran las
limitadas mediciones del satélite TRMM, el cual cubre cada zona acotada
aproximadamente diez minutos por día. O sea, que las áreas más
castigadas pueden recibir decenas de miles de rayos anualmente.
En cuanto a los patrones generales detectados por la misión, la actividad eléctrica de las tormentas
tropicales tiene lugar más a menudo en tierra firme que en el mar, y
más en verano que en invierno, lo que confirma los modelos
meteorológicos. Los expertos además han constatado que otros "puntos
calientes" están situados también en grandes lagos, y que África central concentra 283 de esas 500 zonas de riesgo.