Los efectos negativos en
la salud derivados de la exposición a disruptores endocrinos, como el
desarrollo cáncer en órganos sensibles a las hormonas (mama, próstata o
tiroides), problemas en el desarrollo neuronal y en el sistema inmune o
diabetes, son lo suficientemente preocupantes como para hacer un repaso
de los materiales que nos rodean en el hogar.
Elige bien de qué te rodeas en casa
Se puede reducir la exposición a los disruptores endocrinos con hábitos de higiene adecuados, que ya vimos en este post.
Y además, se puede dar un paso más y renovar poco a poco nuestra
casa utilizando opciones saludables, que no liberen más contaminantes.
“Es
posible reducir e incluso evitar la presencia de los contaminantes
hormonales en nuestro hábitat; es cuestión de cuidar los materiales de
acabado interior y de equipamiento que existen en nuestros hogares y
puestos de trabajo”.
Esta es la opinión de los
bioarquitectos, Mikel Martínez de Morentín y Silvia de Santos, que
aportan los siguientes consejos específicos sobre materiales libres de
contaminantes hormonales en su blog.
El mejor consejo: ¡huye de los materiales sintéticos!
Del suelo al techo, los bioarquitectos recomiendan los siguientes materiales:
Pavimentos
naturales: Un material recomendable es el linóleo natural, fabricado
con aceite de lino mezclado con harina de madera o polvo de corcho.
También los suelos de cal, tierra o yeso. Evita el PVC que libera
contaminantes como ftalatos y dioxinas (estas últimas en caso de
incendio).
Baldosas: Se recomienda usar baldosas de barro cocido,
hidráulicas o de piedra natural. Por el contrario, las baldosas antiguas
pueden contener plomo o cadmio tóxicos.
Mejor madera que
moqueta: Las moquetas son fuente de contaminantes hormonales tanto por
sus materiales (como el PVC) como por los pegamentos de fijación,
retardantes de llama y sustancias perfluoradas.
Elige barnices y tratamientos naturales en lugar de barnices de poliuretano, aceites minerales, betunes o pegamentos.
Para
las paredes, utiliza pinturas naturales: de cal, silicato, arcilla, o
caseína con aditivos de pigmentos naturales. Las pinturas, barnices y
lacas sintéticos pueden liberar al aire interior tóxicos volátiles que
contaminen el aire durante meses e incluso años.
Materiales de aislamiento como la fibra de madera, corcho, paja, cañamiza son una buena alternativa a los aislamientos de estireno y de poliuretano, ambas sustancias que liberan contaminantes hormonales.
Elige
muebles de madera maciza, tableros tricapa o contrachapados: no son
recomendables los muebles de tableros aglomerados, que utilizan colas
con tóxicos además de retardantes de llama y tratamientos
plaguicidas. Aplica a la madera tratamientos con ceras, aceite de linaza
y barniz natural.
Tapicerías: los materiales textiles más
saludables son los de fibras naturales como el cáñamo, lino, seda,
sisal, algodón o kapok.
Material electrónico: Los equipos
electrónicos tienen tratamientos pirorretardantes con sustancias que
pueden ser disruptores endocrinos, como los PBDE. Además, al ser de
plástico liberan plastificantes como los ftalatos (ver estudio sobre presencia de EDCs en mandos de videojuegos). Se recomienda elegir equipos que, al menos, cumplan la Directiva RoHS sobre
restricciones a la utilización de determinadas sustancias peligrosas
(Plomo, Mercurio, Cadmio, Cromo hexavalente, (PBB) (PBDE) en aparatos
eléctricos y electrónicos.
Cableado e iluminación: utiliza cables
libres de halógenos y sistemas de iluminación LED o bombillas
incandescentes. Evita las lámparas fluorescentes ya que suponen una
exposición innecesaria a mercurio, un potente tóxico, además de
disruptor endocrino.
Además de estas elecciones, un consejo sencillo que reduce la contaminación interior es ventilar la casa dos veces al día.