Formamos parte de un todo, por lo tanto, cada una de nuestras
acciones tiene una consecuencia en el
ecosistema. Cuidar de los animales
y respetarlos, contribuye en la construcción de un planeta sano.
El bienestar animal debe ser una parte importante de cada
ciudadano, pues es la aplicación de la ley "no le hagamos al otro
lo que
no queremos que nos hagan". Todos sabemos que los animales sienten y sufren al igual que nosotros. Sin embargo, muchos
son maltratados de forma periódica.
Lo
que resulta importante destacar de esta conducta humana es que la misma
afecta tanto el medio ambiente natural como el
social. Es decir, no
sólo a la naturaleza, sino también la sociedad en la que vivimos.
Desde
World Animal Protection (Protección Animal Mundial), tenemos normas que
determinan qué es el bienestar animal. Una de
ellas, sostiene que "los animales deben ser libres para expresar su comportamiento natural" (para mayor información revisar
las 5 libertades).
Tristemente,
sucede que muchos animales silvestres son explotados para extraer sus
pieles o comercializar sus colmillos u otras
partes de su cuerpo con
atractivo comercial. Además del perjuicio animal, así también se
damnifica el medio natural, pues éste es
parte de un ecosistema y cada
especie ejerce un rol determinado en el mismo. Como resultado de estas
conductas agresivas, se genera
una pérdida de la biodiversidad, hecho que impide el mantenimiento de un planeta saludable.
Algo similar sucede con los animales de producción; si ellos
no son bien tratados, ocasionaremos un efecto negativo en el medio.
Cuando los animales utilizados para la elaboración industrial de carne o
leche viven en establos cerrados y son alimentados con
granos, como por
ejemplo el maíz, generalmente se usan monocultivos (plantaciones de
gran extensión con cultivo de una sola
especie). Evidentemente, esta no
es la mejor forma de aprovechar el suelo si se piensa en la importancia
de la biodiversidad.
Además, muchos de los animales
producen gas metano con su estiércol, lo que genera secuelas en el
ecosistema. Esto cambia
considerablemente cuando el animal vive en un
estado natural, ya que al pisotear y escarbar el suelo, no hace más que
dotarlo de nutrientes.
Por último, si hacemos foco en el medio social, es posible notar que hay comportamientos del ser humano que atentan contra
los animales
en las ciudades, como son las peleas de gallos o las carreras de toros.
Estas conductas promueven antivalores
y un goce infundado (e
incomprensible) de la violencia, desalentando así la construcción de un
medio social apropiado.
El bienestar animal se asocia a un
concepto holístico dado que comprende lo social y lo natural. Cuando
atentamos contra el
bienestar de los animales, en verdad estamos
atentando contra el bienestar de todos(natural y socialmente hablando).