El apostol Pablo exhortó a su congregación en Tesalónica: “Estén siempre gozosos. Oren sin cesar”. Mas ¿qué significa eso para mí? Ciertamente, podría pasar todo el día haciendo un esfuerzo consciente para cesar toda actividad y orar. Pero, de hacerlo, mi experiencia humana sería afectada.
No estoy aquí en forma humana para evitar el mundo, sino para transformarlo. “Oro sin cesar” cuando comienzo el día alineando mi mente humana con la Mente Divina —mi fuente. Como resultado, sé que seré guiado de manera divina a través de todo reto, de toda decisión que el día me traiga. Seré la presencia y el poder de Dios en expresión, y mi aliento mismo será una oración.
Estén siempre gozosos. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.—1 Tesalonicenses 5:16-18
Abro mi corazón a quienes proporcionan consuelo y cuidado.
Hoy expreso gratitud por quienes cuidan de otros. Al orar, aprecio a cada proveedor de cuidados, agradecido porque su servicio amoroso le hace la vida más dulce y mejor a otra persona. Su toque sanador alivia, su consuelo emocional sana, su apoyo fervoroso resplandece una gran luz para quienes lo necesitan.
Todos podemos ofrecer cuidados a la comunidad mundial expresando interés y piedad con cada palabra y acción. Quizás no tenga idea de las dificultades de alguien, mas un acto de bondad de mi parte puede dar apoyo para que una persona siga adelante. Al cuidar de otros, soy uno en propósito con quienes comparten sus corazones con los demás con buena voluntad.
En vez de eso, los hemos tratado con ternura, con el mismo cuidado de una madre por sus hijos.—1 Tesalonicenses 2:7
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