“Napoleón” de Abel Gance es una de las películas más agradables desde el punto de vista estético y visual jamás expuestas al celuloide, y es quizás una de las obras maestras más innovadoras de la historia del cine.
En esta película, Gance utiliza muchas técnicas innovadoras para mejorar la interpretación de la vida de Napoleón. Algunas de las técnicas que utiliza incluyen configuraciones de cámara múltiple, una amplia variedad de tomas de cámara manuales, tomas de mosaico, pantallas divididas y cámara submarina. La razón por la cual esta película es increíble no es porque usó estas técnicas, sino por la forma en que pudo integrar estas técnicas avanzadas en la narración.
La película sigue cronológicamente la vida de Napoleón desde la primera infancia cuando asistió a la escuela militar hasta la etapa inicial de su carrera militar. Durante su adolescencia, en una escena fantástica, se lo ve manejando una pelea de bolas de nieve como una campaña militar. Una década más tarde, encontramos a Napoleón (Albert Dieudonné) como un joven teniente del ejército durante la Revolución Francesa. Él regresa a casa para visitar a su familia en Córcega, pero como la política se ha movido en su contra, de repente se encuentra en peligro. Por lo tanto, decide huir, llevando a su familia de regreso a Francia, donde se convierte en Oficial de la artillería en el Asedio de Toulon.
Muchas películas biográficas que retratan las vidas de personas históricas generalmente terminan con la muerte del protagonista, sin embargo, "Napoleón" termina muchos años antes. La razón de este final bastante abrupto es que Gance originalmente planeó que esta fuera la primera de seis películas que retrataran la vida y la carrera de Napoleón. Sin embargo, como Gance gastó todo el presupuesto en esta primera película, se dio cuenta de que los costos implicados harían imposible el proyecto completo.
Esta película es una obra maestra y el clímax tríptico de la película, que alterna panoramas panorámicos con proyectos complejos de múltiples imágenes simultáneamente en tres pantallas, es uno de los mejores y más inspiradores momentos de la historia del cine.