¿La civilización está enferma? ¿De qué?
El mal de la civilización es la mente patriarcal. Y no me refiero sólo a
la sociedad patriarcal que hace que los machos predominen sobre las
mujeres y tengan un acceso más fácil al poder y a la economía. Me
refiero a una forma de mentalidad que actualmente ya todos compartimos,
hombres, mujeres y niños, contaminados por el mismo virus.
¿A qué nos referimos exactamente, con esa "mentalidad patriarcal"?
A una pasión por la autoridad. Por el ego, el ego patrístico, un
complejo de violencia, desmesura, voracidad, conciencia insular y
egoísta, insensibilidad y pérdida de contacto con una identidad más
profunda.
Hay quien cree que todo esto forma parte de la naturaleza humana y que siempre ha sido así.
Pues no. Hay indicios de la existencia de un pasado matrístico, y aún
hoy existen algunas sociedades indígenas de estas características que no
funcionan en absoluto con estas directrices y valores que conocemos en
la civilización. Esta mente, lejos de ser inherentemente humana, en
realidad empezó a gestarse hace sólo unos 6.000 años, cuando, ante una
crisis de supervivencia, ciertas poblaciones agrícolas arcaicas
indouropeas y semitas tuvieron que volver a hacerse nómadas y acabaron
convirtiéndose en comunidades de guerreros depredadores.
¿Y cómo se manifiesta esta mente patriarcal?
En unas relaciones de dominio-sumisión y de paternalismo-dependencia,
que interfieren en la capacidad de establecer vínculos adultos
solidarios y fraternales. El cerebro patriarcal-racional llama a la
competencia, mientras que el femenino llama a la cooperación. Esta
dependencia y obediencia compulsiva (a los gobiernos y al poder en
general) no sólo son enajenadoras para el individuo sino que constituyen
distorsiones, falsificaciones y caricaturas del amor.
Pero las cosas pueden ser de otra manera. Usted dice que, en realidad, somos seres "tricerebrados".
Efectivamente. En un lenguaje anatómico, poseemos un cerebro instintivo,
que compartimos con todos los reptiles; emocional, como el resto de los
mamíferos, y el racional, que es el último que se ha desarrollado y,
sin embargo, ha acabado imponiéndose a los otros dos. Es como si en
nuestro interior lleváramos a tres personas: una de tipo
intelectual-normativo, que sería el padre; una persona emocional, que
representa el principio del amor, que es la madre, y una instintiva, que
sería el niño. Pues bien, en la sociedad actual, lo que denominamos la
civilización, predomina el cerebro racional y tiene lugar el
imperialismo de la razón sobre lo emocional y lo instintivo.
¿De qué manera podemos actuar desde la familia?
Lo máximo que pueden hacer los padres por sus hijos es ocuparse de su
propio desarrollo personal. Que el padre y la madre se desarrollen como
personas y sean el ejemplo. Que no aspiren solo a que el hijo o la hija
traigan buenas notas a casa. Que tomen conciencia de todo eso que está
faltando en la educación y parece que nadie lo nota.
Claudio Naranjo
www.claudionaranjo.net
|