Pobre aquel que nunca ha muerto de amor. Pobre pecho,
desterrado de suspiros. Pobre estómago, velando mariposas de cera. Pobre
corazón, amordazando el paso desbocado. Pobre boca, sobria de resacas
tristes. Pobre cuerpo, absuelto de pecado y culpa. Pobres alas, que de
ningún cielo se han desplomado. Pobre alma desahuciada, que pretende
haber vivido y solo ha matado el tiempo. Pobre aquel que nunca ha muerto
de amor.
—Lucas Hugo Guerra
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