Tomo decisiones todos los días: qué comer, cómo pasar mi día y hasta qué pensar. Sin embargo, puede que a veces descuide el potencial a mi disposición gracias al don divino del libre albedrío. Tal vez me sienta satisfecho tomando las mismas decisiones día tras día. Aunque estas me sean cómodas y probablemente produzcan resultados predecibles, éste puede ser el momento para romper la rutina y salir de mi zona de comodidad.
Si mis opciones parecen estar limitadas por la gente o las circunstancias, recuerdo que estoy a cargo de mi actitud. Yo he sido bendecido de manera divina con libre albedrío. Así que utilizo dicho don tomando las riendas de mi vida; expresando creatividad, vitalidad y salud verdaderas.