Durante las guerras, el terreno está expuesto a mucha actividad.
"En las trincheras de la I Guerra Mundial no crecía nada, pero en tierra de nadie sí lo
hacían las amapolas", indica Peinado, que descubrió la unión entre la amapola y los
conflictos bélicos durante un viaje a Bélgica y el norte de Francia.
La floración de las amapolas entre trincheras la han convertido en un
símbolo en varios países para recordar la I Guerra Mundial.
El 11 de noviembre, los británicos rememoran el conflicto con amapolas de
papel. La flor también sirve para homenajear a los fallecidos en guerras posteriores. Asimismo, cerca del
río Somme (Francia), escenario de una de las batallas más sangrientas de la I
Guerra Mundial, se arrojan amapolas a un foso que creó una mina.
Por muy mala hierba que sea, la amapola resulta evocadora.
El manto rojo que dibuja en los campos no solo inspira a los usuarios de
Instagram. En el siglo XIX, el artista francés Monet dedicó parte de su arte a las
amapolas. Esta flor también es uno de los símbolos de la Toscana italiana.