Aquellos que han encontrado la fuente del amor dentro de sí mismos ya no tienen necesidad de ser amados, y ellos serán amados. Ellos amarán por ninguna otra razón además de simplemente tener mucho amor - así como una nube de lluvia quiere llover, así como una flor quiere desprender su perfume, sin deseo de conseguir nada. La recompensa del amor está en amar, no en conseguir amor. Y estos son los misterios de la vida: si una persona es recompensada simplemente por amar, muchas la amarán, porque, por estar en contacto con ella, lentamente comenzarán a descubrir la fuente dentro de sí mismas. Ahora ellas conocen al menos una persona que irradia amor y cuyo amor es fruto de ninguna necesidad. Y cuanto más ella comparte e irradia su amor, más él crece.
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