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VIEJO LOBO DE MAR
Viejo lobo de mar, de sed sorda y violenta: El humo de tu pipa tiene olor a tormenta.
Si relatas tus viajes ya nadie te hace caso, porque siempre naufragas en el fondo de un vaso,
y cada travesía concluye como empieza: en espuma de mar o espuma de cerveza.
Viejo lobo de mar: quédate en tu navío, y escupe hacia la noche tu rencor y tu hastío.
La tierra te rechaza, viejo lobo sediento, pues ya, como las velas, perteneces al viento;
y la mujer desnuda que adorna tu tatuaje hoy duerme con un hombre que no se va de viaje.
El amor es un surco que florece o se cierra, y tú, al vencer el mar, naufragaste en la tierra.
No, viejo navegante: quédate en tu navío, y llena de humo amargo tu corazón vacío,
y esconde, en una risa de dientes incompletos, la pesadumbre inmensa de tu vejez sin nietos.
Vuélvete a tu guarida, lobo de pelo cano, para morir la muerte del que ha vivido en vano;
¡y córtate esa mano que no supo sembrar, porque ya, para siempre, perteneces al mar!
José Ángel Buesa
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