A nivel mundial, la situación es alarmante. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) informó que en América se registraron más de 2,7 millones de casos de dengue en 2019. Esta cifra superó en un 13% al número de casos reportados en el año epidémico 2015.
Síntomas del dengue
Los síntomas del dengue son:
- fiebre y dolor de cabeza, muscular y de las articulaciones.
- náuseas y vómitos.
- cansancio intenso.
- aparición de manchas en la piel.
- picazón y/o sangrado de nariz y encías.
Frente a estos síntomas es importante que no te automediques y que acudas al médico.
No tomes aspirinas, ibuprofeno ni te apliques inyecciones intramusculares porque puede complicarse la enfermedad.
Cómo prevenir el dengue
No hay vacunas ni medicamentos para curar el dengue, por lo que la prevención es clave: es muy importante la eliminación de los criaderos de mosquitos.
Muchos recipientes son utilizados para dejar sus larvas por lo que deben ser eliminados o intentar que no se acumule agua allí.
Para prevenir la picadura del mosquito del dengue se aconseja usar repelentes, ropa clara que cubra brazos y piernas o proteger coches de bebés con telas mosquitas.
También se debe extraer el agua de los huecos de los árboles, rocas, paredes, neumáticos y letrinas abandonadas, deben rellenarse los huecos de tapias o paredes donde pueda acumularse agua y mantener tapados los tanques y recipientes que la almacenan.
Producto del cambio climático, el mosquito ha comenzado a presentarse en lugares en los que antes no era frecuente.
Las precipitaciones y la humedad facilitan una mayor disponibilidad de criaderos; si bien las temperaturas entre los 25 y los 28 grados son óptimos para la reproducción del mosquito del dengue, la población de mosquitos adultos desaparece con temperaturas bajas pero los huevos infectados persisten viables y cuando retornan las temperaturas cálidas, eclosionan larvas con capacidad infectante.
Tratamiento del dengue
No hay tratamiento para el dengue.
Hay que evitar otros antiinflamatorios, analgésicos o antipiréticos como la aspirina, el ibuprofeno y el diclofenac porque pueden favorecer la hemorragia.
Además se aconseja evitar el uso de antibióticos, corticoides y administración intramuscular de medicamentos de cualquier índole.