Los caballos salvajes de Chernobyl, de la especie Przewalski, se encuentran en plena zona de exclusión y si bien estuvieron a punto de extinguirse, en la actualidad se multiplican. Esto hace que sean un enigma para los científicos.
El 26 de abril se cumplieron 34 años del accidente en la central nuclear, el cual llevó a la evacuación masiva de más de 350.000 personas y la creación de una ‘zona de exclusión’ de 4700 km² entre Ucrania y Bielorrusia.
Si bien se creía que por la contaminación radiactiva el lugar sería inhabitable durante más de 20.000 años, los llamados caballos de Przewalski están allí hace más de dos décadas.
En el momento del accidente no existían estos ejemplares en Chernobyl. Fue en 1998 cuando 31 caballos de Przewalski llegaron a la zona de exclusión. Eran 10 machos y 18 hembras procedentes de la reserva natural de Askania Nova, en el sur de Ucrania, y 3 machos de un zoo local.
Tras una alta mortalidad asociada al traslado y suelta, sumado a la elevada tasa de nacimientos, la población llegó a 65 animales solo en cinco años. Sin embargo, la intensa caza furtiva registrada entre 2004 y 2006 ocasionó que disminuyera su cantidad.
Solo 50 caballos sobrevivían en 2007. Pero las intensas medidas de protección implementadas hicieron que solo dos décadas después de su llegada a Chernobyl su número se haya multiplicado por cinco.
Científicos locales indicaron que en 2018 en la parte ucraniana de la zona de exclusión había unos 150 animales. Los caballos se agrupan en diferentes manadas. Ese mismo año, al menos 22 potros nacieron allí.
Los incendios registrados en Chernobyl a mediados de abril afectaron a algunas de las localidades usadas por los caballos en la zona de exclusión.
“Nuestros resultados indican que los caballos de Przewalski usan rutinariamente estructuras abandonadas en la zona de exclusión de Chernobyl”, aseguró James Beasley, profesor asociado de la Escuela de Recursos Forestales y Naturales de Warnell en un artículo publicado en la revista Mammal Research a mediados de 2019.
“Como resultado, estas estructuras pueden servir como puntos focales importantes para la investigación y el manejo para obtener información demográfica clave como la edad, la proporción de sexos, el tamaño de la población y la estructura genética”, agregó el especialista.
La existencia de caballos salvajes en las estepas de Asia se conocía en occidente desde el siglo XV. Pero no fue hasta 1881 cuando la especie se describió formalmente para la ciencia a partir de un cráneo y una piel recolectados por el coronel ruso Nikolái Przewalski . Así fue como los caballos conocidos como takhi (“sagrados”) en Mongolia pasaron a llamarse caballos de Przewalski (Equus ferus przewalski).