Lejos…el tiempo
de inocencias y de juegos,
por las calles
de tu viejo puerto.
Lejos…el tiempo
de andanzas por las playas crujientes
de la bahía,
con las olas del mar
inundando tu cuerpo de vida.
Lejos…el tiempo
de los barcos, las aves marinas,
los aromas, los sabores,
los sonidos de esos días.
Y sin embargo, los recuerdos,
te devuelven a ese niño
corriendo por los muelles
y hurgando entre los cerros,
sin reglas ni cercos
que contuviesen tus fuegos.
Te devuelven a ese joven…
enarbolando libertades
en contra de los vientos.
A ese joven…
buscando las miradas
de aquellos ojos negros.
Aún sientes que tu alma
quedó allí la tarde que partías,
en el sabor de la sal,
en la risa de los lobos,
en el perfume de las algas,
en el embrujo de la brisa,
en los alegóricos carnavales,
en las muchachas morenas
que alguna vez amaste,
en las playas de conchillas.
Ves tu infancia,
tu adolescencia,
tus despertares,
tus verdaderos sueños.
Ves tu alma dibujada
en las arenas blancas
y resistiendo al viento
entre las piedras.
Volvería atrás la historia…si pudiese,
te devolvería los soles y las lunas
de esos tiempos,
para mitigar la pena de tu corazón
para siempre anclado en ese puerto.

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