Sol y calor. Luz intensa, noches agradables y más tiempo libre…
El verano lo tiene todo para convertirse en la estación predilecta
. o el bullicio frecuente en estos meses. De hecho, el verano
despierta amores y odios.
Las vacaciones lo prueban: son los días más anhelados del año,
pero no es raro que defrauden unas expectativas de felicidad
exageradas o bien que provoquen tensiones o incluso rupturas
de pareja debido a la convivencia más estrecha.
LA CLAVE PARA RELAJARSE Y DISFRUTAR
EN VACACIONES: PREPARARSE MENTALMENTE
Los días de verano son intensos y merecen una preparación práctica
y psicológica que ayudará a disfrutar de la gran variedad de posibilidades
que ofrece la estación, más allá del sol y la playa.
Conviene cuidar ciertos aspectos de la actitud con que nos
enfrentamos al tiempo de ocio.
Hacer planes personales, que satisfagan las propias inquietudes,
evita verse arrastrado por las tópicas actividades del verano de sol
y playa a las que impulsa la inercia.
Concederse un periodo de transición evita que se traslade el estrés
del trabajo a los días de ocio. Suele ser un error plantearse
una apretada agenda de vacaciones.
¿Cuándo disfrutaremos de no hacer nada?
Hay que disfrutar del momento, en vez de depositar todas las esperanza
s de goce en el futuro. El camino es tan importante o más que la meta.
Las mujeres suelen asumir casi todas las responsabilidades de la casa
y los niños, mientras los hombres están realmente de vacaciones.
Quizá sea un buen momento para corregir costumbres injustas.
El afán por cumplir expectativas puede sabotear las vacaciones. Parte de
su gracia está en las sorpresas e incluso en superar sobre la marcha
las dificultades que se planteen.
Hay que reservar tiempo para la pareja. Las vacaciones debería
n fortalecer la relación, pero a menudo surgen roces debido
a la mayor convivencia.
El tiempo para uno mismo es igualmente importante. Es frecuente que
durante las vacaciones se sienta invadido el propio espacio vital.
Hay que defenderlo y respetar el de los demás sin entablar conflictos.
Una dosis de aventura, de experiencia excitante, puede garantizar
que las vacaciones dejen un poso en el recuerdo
. A menudo la aventura se encuentra en la sensación interior
ante algo que nos lleva más allá de lo que ya conocemos.
Lo idóneo es regresar de las vacaciones con amor y serenidad. Al hacer
las maletas pueden recordarse con una sonrisa los buenos momentos,
las personas que hemos conocido…
Si no podemos evitar que nos invada la tristeza,
habrá que analizar qué cosas de la vida normal conviene
cambiar para que resulte más apetecible.
Manuel Núñez y Claudina Navarro
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