Cuando te sientas muy sola date el regalo de sentarte sin prisas, tranquilamente respira e intenta recordar. Revive las imágenes de cuando eras una niña, cuando los cansados años jamás te visitaban o de cómo te pensabas inmortal. Hoy permite que las aventuras vividas regresen con ímpetu, salta encima de la pequeña cama, junta tus dos manitas al rezar. Pruébate unos zapatos que te queden grandes, llena tu cara de chocolate y deja que los días tarden en pasar. Contempla el mundo con el alma llena de inocencia, comparte cada dulce travesura con los ausentes abuelos y brinca en cada imaginaria cuerda sin parar. De atreverte te sentirás por un eterno instante plena, nada te cuesta y te aseguro que después de danzar con lo olvidado nada volverá a ser igual. Si lo crees lo creas, aletea sin miedos tu hermosa y muy amada esencia, date cuenta que ya está soplando el viento que tanto esperabas para amar.
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