Los plátanos de Canarias y las bananas -procedentes de Centroamérica-
guardan parentesco. Ambos provienen de la familia de las musáceas.
Esta planta se caracteriza por tener grandes hojas y
cuenta con más de 41 variedades distintas.
Mientras que la banana suele ser más grande –más larga y de mayor peso-,
el plátano tiene una forma más curvada y reducida y su diámetro
es menor.
La textura es otra clave: así, la del plátano de Canarias
suele ser más firme y también más jugososa (ya que poseen un mayor nivel
de humedad) que la de la banana americana, que es más seca.
Y una tercera pista: el aroma. Basta acercarnos ambas frutas a la nariz
para encontrar matices. El olor del plátano es más intenso, debido a
determinados compuestos que son más abundantes en la variedad canaria.
El plátano tiene menos almidón y más azúcares que la
banana, por lo que tiene un sabor más dulce.
La cantidad de microminerales (hierro, cobre, zinc y manganeso) del
plátano es un poco inferior a la de la banana; en cambio,
el plátano tiene más potasio
El producto canario tiene cuatro veces más de proteínas que la banana,
además de más vitamina A y hierro. El contenido de fibra,
proteínas y vitamina C es similar en ambos.
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