La que ama incondicionalmente.
La que pierde la paciencia.
La que no quiere que crezcan tan rápido.
La que siente culpa.
La que está dispuesta a aprender de sus hijos.
La que escucha.
La que exige.
La que necesita de la soledad.
La que se cansa de la demanda.
La que se cuestiona.
La que se revisa.
La que pide perdón.
La que quisiera disfrutarlos más.
La que a veces desearía volver el tiempo atrás para hacer algunas cosas de otro modo.
La que intenta acompañar.
La que intenta reparar.
La que elige estar presente.
La que pretende evolucionar.
Soy la mamá que puedo ser.
Pero lejos de conformarme con eso, intento ser mejor mamá cada día.
No nos castiguemos.
Seamos más amorosas con nosotras mismas y con otras madres.
Lo hacemos lo mejor que podemos cada día.
Ellos no nos necesitan perfectas. Nos necesitan humanas.