..y ahí vamos por la vida, con las alas rotas, buscando reconocer en nuestro andar ese rostro que irradie honestidad y nos reconozca también.
Vamos con una bolsita llena de recuerdos; algunos buenos, algunos impronunciables, pero de nosotros. Conscientes de que ante la oportunidad dijimos ¡SI! Y lo tomamos, malas decisiones o quizá apresuradas, pero siempre voluntariosas de encontrar la manera de llenar el vacío de nuestras emociones y los desperfectos de la temprana carencia afectiva.
Nos buscamos para intercambiar miradas que hablen nuestras mismas palabras aunque fuere en otro idioma, para intercambiar las posibilidades que anidaron en nuestros anhelos más simples, pero tan complicados de entender.
Entre rostros marchitos, alas rotas y remendadas seguimos la búsqueda de nuestro comienzo, de una persona que le de sentido a esa marcha desesperada por decir todo lo que nos hemos guardado para ese momento.
Contarle de lo que se quebró y hemos reparado en pedacitos mal pegados; pero bien limpios y escombrados, decirle de las veces que pensamos que la angustia era pasajera y que sin saber su nombre ya le esperábamos.
Buscamos pretendiendo lo que hoy con madurez ya no tiene lugar en la vida que corre rápidamente.
Buscamos desesperados una vacante en el corazón indicado, ese corazón que nos valore y sepa que la atención es una caricia en las cicatrices que ya sanaron, que los demonios se quedaron dormidos y la intención es no desperdiciar más besos al aire o el tiempo que nos faltará para saber cuantos "te amo" caben en sus rincones.
Buscamos dónde podemos y no escatimamos esfuerzo alguno, porque sentimos que hoy nos reconoceremos de entre tanta gente, nos sentaremos a charlar y olvidaremos intencionalmente esa bolsita con recuerdos empolvados a un lado... y nos levantaremos... y nos iremos de la mano diciendo: -¿ porqué tardaste tanto?
Buscamos porque podemos y estamos seguros de que somos lo que alguien busca, con todo su respeto, lealtad, fidelidad, honestidad y entrega.
...
Hoy no hubo suerte,
Quizás mañana!