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Recordar que la esencia y la más pura naturaleza del rock se encuentran
en la rebeldía no tiene por qué ser un sueño utópico pasado de moda
o una ideología ya gastada. Recordemos que en muchos aspectos de la
vida nos debemos a la rebeldía, por ser una capacidad que nos
conduce a lo diferente y más conveniente; en un sentido estricto,
ésta nos permite denotar u no rotundo y confirmado, que presupone
un límite tanto en la realidad como en la imaginación; pero también,
con ello, un ililmitarse . Un límite del que hemos carecido por mucho tiempo
y del que continuamos careciendo, y un ilimitarse que nos conducirá
a limitarnos pero desde la perspectiva que nos acontece la vida.
Este nuevo limitarse nos lleva a un ser "completo", pero que no
deja de ser complejo. Lo importante es que entre ese primer movimiento y
el segundo se adecua un juicio. Nos atrevemos a negar para un día poder
aceptar, y lo primero que hacemos es vaciarnos de todo aquello
con lo que nos han y nos hemos llenado.
La rebeldía es ese momento de disposición, de voluntad, en el cual
nos atrevemos a cultivar un desierto, a abandonar las ruinas,
los recuerdos, cuando nos convertimos en el mar que borra
las huellas de la arena.
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