A pesar de que la tristeza
llegue a su límite
y quiera estallar cerca del precipicio,
tú,
Abigail,
no sé cómo explicarlo
pero tú sonríes.
Como si nada pasará.
Como si tú fueras la bala.
Eres fuerte, sin duda.
Entras y sales en la boca del lobo
y no le huyes,
él te huye.
Y así, con tus mejillas húmedas
y tu vida en charco,
a como de lugar,
tú ya eres leyenda.
Tu ya eres vida.
Abigail en la luna
o la luna en Abigail,
en todos los sitios tú,
pero más en mi corazón.
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