Hoy decido mantener mi corazón feliz. Eso no significa que no encontraré contratiempos en las experiencia o los pensamientos que tenga durante el día. Mas lo que sí significa es que determinaré ver las circunstancias desde una perspectiva más elevada de paz y amor.

No presto atención a aquellas cosas triviales que demandan mucha de mi energía. Busco permanecer jovial y afrontar cada situación de manera positiva. Respondo apaciblemente. Mi corazón alegre está lleno de la risa de mis buenos amigos y familiares queridos. Disfruto los ratos que pasamos juntos para ponernos al día con nuestras vidas y compartir las experiencias del día. Doy gracias por la belleza y la bondad que me rodean, agradecido por la actitud feliz que mantengo en mi vida.

Cuando estoy pasando por una experiencia dolorosa que angustia mi corazón, tengo presente que lo mejor para mi alma es perdonar y soltar. ¿Mas cómo hacerlo? ¿Cómo perdono cuando aún estoy sufriendo por las acciones de otros?

Comienzo por entregar mis sentimientos heridos a Dios en el Silencio. Abro el fluir libre del amor y la paz para que fluya a través de mi alma y mi cuerpo. Aquieto mi mente. Desecho todos mis pensamientos mientras me enfoco en mi respiración. Voy a lo más profundo del Silencio y dejo ir. Digo estas palabras: Te libero, te dejo ir. Eres libre. Yo soy libre. Así es. Cuando estas palabras resuenan en mi corazón, empiezo a sentirme liviano y libre. Saludo a la paz que he ganado mediante el perdón.

Hoy veo el mundo a través del lente de la gratitud y la practico cada vez que tenga oportunidad. Miro alrededor de mi casa y doy gracias por mi hogar de calidez, seguridad y amor. Recuerdo con gratitud la gente que me animó y apoyó y las muchas oportunidades que he tenido.

Además de darle las gracias a la gente que me ayudó, tomo un momento para apreciar sus esfuerzos plenamente. Al tomar tiempo para sentir gratitud, comienzo a experimentar un cambio de energía, y mi cuerpo responde. Me siento más ligero, y con nueva energía y esperanza. Decido iniciar cada día sintiéndome agradecido por lo que es, por lo que fue y por lo que traerá cada día. Ahora empiezo y termino cada día con una oración de gratitud.