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Se perdió en sus ojos, esa madrugada, profundos como el desvelo, y con el brillo del alba, el tiempo se congeló, y fue suya su mirada, cautivado por sus labios, y esa carita aniñada, mujer madura y sensual, como fruta perfumada, donde el paso de los años, tan solo dejó elegancia, un bar con la luces tenues, ya la noche agonizaba, el encuentro estaba escrito, la magia garantizada, dos solitarios sin rumbo, que sin querer se buscaban, la seducción y el deseo, no necesitan palabras, la noche los vio partir, sus pasos se apresuraban. tal vez, promesas de amor, o pasión de una velada, cuando el se perdió en sus ojos, y fue suya su mirada.
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