La gran mayoría de familias ucranianas huyen de la guerra tirando
de la correa de un perro o aguantando el trasportín de un gato,
lo que ha llevado a vecinos y ONG en Polonia a donar pienso,
juguetes, correas y arneses para mascotas, mientras otras organizaciones
tratan de cuidar o rescatar animales atrapados en zoológicos de Ucrania.
Además de 3,1 millones de madres, niños y abuelos, cientos de
miles de mascotas pusieron rumbo a ciudades fronterizas con
Ucrania para ponerse a salvo: los refugiados han dejado claro
que sus amigos de cuatro patas son parte de la familia y
no los dejan atrás.
En las estaciones, los refugiados suelen recibir productos
de primera necesidad y las mascotas tienen bolsas de pienso
para el viaje, arena para gatos, correas y arneses, bozales,
y pequeñas mantas para los trasportines.
Los países europeos han flexibilizado la burocracia para
la entrada de mascotas desde Ucrania, a petición de
la Comisión Europea.
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