Hay que abordar las emociones desagradables que generan las
circunstancias de la vida real, y que están siendo rechazadas,
para poder afrontar con serenidad los problemas y darles solución,
tanto si son circunstancias reales del presente como si son
temores hacia el futuro.
Psicológicamente hablando, todo tiene solución, si se aprende cómo.
El futuro es la consecuencia, el efecto del presente, así como
el presente es el resultado del pasado. Si ponemos nuestro interés en
resolver lo que anda mal en el presente, nuestro futuro será mucho
más satisfactorio, para nosotros y para los demás.
Jesús Jiménez
y
María Ibáñez