Vivir sanamente
Junto al Espíritu divino, voy paso a paso hacia mi bienestar.
Soy un ser espiritual en un cuerpo físico en un mundo tridimensional. El orden divino que rige el universo y mantiene a los planetas, las estrellas y el sol en sus órbitas, también obra en mí. Doy gracias por mi cuerpo y determino vivir sanamente. Hago ejercicios con regularidad, consumo alimentos nutritivos y tomo tiempo para descansar.
Bendigo mi cuerpo. Tengo presente que la vida divina se expresa en mí y por medio de mí. Compartir mis dones y talentos también forma parte de vivir sanamente.
Doy y recibo, trabajo y juego, interactúo con otros y guardo tiempo para mí mismo. Acepto conscientemente mi experiencia espiritual —oro, escucho, aprendo y crezco. Doy gracias porque vivo en Dios y Dios en mí.
Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.—1 Corintios 6:20
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