AnaCris, tiene la particularidad de que para canalizar utiliza el sexto chacra, por lo tanto ella "ve" donde pocos ven. Eso me llamó poderosamente la atención la primera vez que la conocí. Le pregunté a mi Maestro de qué forma podía ayudar a alguien así y me dijo, "simplemente déjalos ser José, porque ellos vienen a ser los ojos del mundo y ayudarán más de lo que supones, pues en el estado en que estarán las conciencias, muy pocos podrán ver realmente lo que realmente hay que ver, pues nada será lo que parece ser"...
El agua de los
cristales de 7 colores
Hoy vamos a ir por una
senda de luz. Para ello, nuestros seres, van a recibir al ser cristal
índigo, que viene a guiarnos en este nuevo recorrido.
Para ello, debemos
dejar a un lado nuestras cargas emocionales, mentales, racionales, todo aquello
que afecta nuestros cuerpos sutiles. Es como si quitáramos
capas, una tras otra, grises, pesadas, densas, opacas. Y nos quedamos
solo con nuestro ser, limpio, puro, y radiante.
Este bello ser de
cristal, es hermoso, sus alas son de un azul índigo muy brillante, su aspecto
parece dibujado con los rayos de la luna llena, sutiles, gráciles,
amorosos.
Nos invita a seguirle,
y comenzamos a andar, nos lleva a la entrada de una puerta enorme, de madera,
tallada finamente a mano, una celosía que parece un encaje por los detalles tan
minuciosos. Tiene dos aldabones de metal forjado, con dos cabezas
de león magníficas. Este portón está enmarcado entre enormes
piedras, perfectamente adosadas entre sí, e incrustadas en una enorme muralla
sin fin, no se ve a los lados ni hacia arriba, donde concluya.
Al tocar Durh, que así
se llama nuestro guía, los aldabones, los leones asienten saludándole con una
ligera reverencia y la puerta se abre sin hacer el menor ruido. Nos
invita a pasar. El lugar, es un bellísimo jardín, rebosante de
jolgorio proveniente de muchas avecillas que revolotean trinando alegremente
entre las flores, campanillas, azucenas, lirios, agapantos, doncenones, rosas,
y tantas más, que es imposible describirlas a todas. El día está
radiante, el sol en su cenit alumbra y nos brinda una suave caricia, cálida,
amorosa; la brisa, nos envuelve con grácil toque y nos conduce tan suavemente,
hasta una fuente que mana de la roca desnuda en algún lujar de este paraíso.
El agua que brota, es
transparente, pero es de colores, el arco iris se refleja en ella?
Pregunto a Durh, y él me dice – No, es el arco iris mismo. Nos
sentamos a la orilla del pequeño remanso que se forma en su lugar, y vemos
maravillados, como el agua hace pequeños remolinos, de diferentes tonos, antes
de entrar a la tierra. Durh nos explica, que esta agua, pura, natural,
sin contaminación alguna, ya que proviene del mismo corazón de nuestra madre
tierra, es el alimento de todo el jardín, corre bajo el suelo, alimentando la
grama donde yacemos descansando, las plantas, los bosques, los ríos, los
lagos, y todos los seres vivientes de este lugar, viven por ese pequeño
nacimiento de agua. Por ello, nadie lo corrompe, nadie le ensucia, ni le
altera.
Nos dice, que
recibiremos un obsequio: los 7 cristales de colores, para que tengamos la misma
pureza de la luz que emana de esta agua. Frente a nosotros, nos pide que
nos sentemos en posición de loto, y pongamos nuestros dedos medio y pulgar en
contacto, con las palmas hacia arriba, apoyando las manos sobre las
rodillas. Debemos centrarnos en nuestra respiración, despejar la mente,
no pensar en nada que nos aleje mental y emocionalmente de este mágico
momento. Seguir el ritmo de nuestros latidos del corazón, marcará el
compás del tiempo en el que haremos este ejercicio donde Durh nos entregará
estos cristales.
Nos pondrá a través
del canal que se abre en nuestra corona y atraviesa toda nuestra columna, estas
pequeñas pero poderosas gemas de luz.
Toma con sus manos,
del agua, un cristal rojo. Su forma, una flor de cuatro pétalos, y nos
explica que es el que va a ir a nuestro Chacra base. Al irnos incrustando
este precioso cristal, suenan ligeras notas en do, en el más puro tono.
Este buscará darnos estabilidad
a todo nivel, arraigo a la tierra, apreciar y querer llevar una vida
confortable, trabajar por nuestra prosperidad y salud física, tener seguridad
en nuestros actos y poseer un sentido de auto conservación claro y
estable. Con una inclinación de su cabeza, procede a tomar el
segundo cristal.
De color naranja, con seis pétalos, y un tono musical en Re,
igual que el anterior, una nota perfecta. Este va a nuestro chacra
sacral. Nos aportará calidad en el amor que sintamos hacia nosotros mismos y
hacia los demás, fluidez de nuestros movimientos, movimientos, sentir placer
sexual en forma sana y armoniosa, disfrutar en las relaciones con los demás,
potenciar el don de la paciencia, resistencia ante las dificultades.
Nuevamente, con una ligera venia, toma el siguiente color.
De un amarillo puro, casi como el sol, la flor de 10 pétalos, en
tono Mi, es dirigida a nuestros plexos solares. Este es quizás uno de los
más apreciados, ya que nos reforzará la voluntad, intensificará la
perseverancia, potenciará la eficacia, nos permitirá tener nuestro propio
poder personal, y la auto motivación para nuestras actividades. Recalca
el valor de tener el control de este punto energético, ya que cuando perdemos
el control de nuestras situaciones, el poder personal sobre nuestras decisiones
se diluye, haciéndonos presa fácil de aquellos que son más fuertes en
apariencia, y al dominarnos, perdemos la capacidad de autocontrol.
Seguimos con el cardiaco, con 12 pétalos de un verde esmeralda y
vibra en tono Fa. En este chacra, tenemos nuestro equilibrio en las
relaciones con los demás y con uno mismo, podernos sentir de forma consciente
la compasión, la piedad, aceptación de nosotros mismos y de los demás, y el
amor hacia los demás y hacia nosotros mismos. Es fundamental para nuestra
autoestima, estar en equilibrio.
Ahora, el turno para nuestra garganta. Allí, la flor de 16
pétalos, azul turquesa y tono en Sol, se acomoda para potenciar nuestra
expresión verbal, fomentar la armonía con los demás, creatividad y la
buena comunicación. Con nuestra voz, podremos construir y crear todo
aquello que con nuestra imaginación y capacidad de trabajo queremos
tener. Nos recuerda, que del mismo modo que podemos hablar amorosamente,
al unir nuestra voz con nuestro corazón, podemos destruir al dirigirnos a los
demás desconectando estos dos centros, y dejando que sean los sentimientos
basales los que dirijan nuestra creatividad.
Llega a nuestras frentes, con una bella flor de dos pétalos
visibles, pero pareciera que tiene otros tan pequeños y sutiles que no
les vemos. Su color, un azul casi violeta, muy intenso, suena en
una suave nota de La. Este poderoso cristal, ampliará, abrirá
y despertará nuestra aptitud para distinguir las pautas de comportamiento, la
visión o clarividencia, nos permitirá aprovechar nuestras habilidades
intelectuales y psíquicas de la mejor manera posible.
Podremos ver más allá de lo que es perceptible a nuestros sentidos
físicos. Es nuestra visión interna y nos ayudará a vislumbrar
los sueños a los que queremos llegar.
Finalmente, pone en nuestra corona, una hermosa flor de muchos
pétalos, tantos, que parece una flor de loto multiplicada, con un magnífico
tono violeta, y remata con la nota Si. A través de este punto, recibimos
la energía universal y abrimos nuestra consciencia cósmica, tomamos
conciencia del amor cósmico, y de la inspiración divina, para proyectar y
crear, todo aquello que conduzca a mantener el equilibrio y la armonía en el
universo.
Al finalizar, Durh, pasa sus manos por toda nuestra columna para
verificar que cada cristal está en su lugar y estabilizando todo aquello que
sienta que no está bien. Cierra nuestro canal y nos abraza
emocionado.
Las avecillas nos traen de obsequio muchas flores, con las que
nos adornan, y nos llevan de regreso a las puertas de la entrada.
Cada vez que necesitemos recargar nuestros cristales, lo podremos hacer
mediante la meditación, beber agua fresca, pensar, sentir y actuar en forma
amorosa y equilibrada.
Nos despedimos de Durh y regresamos a nuestros cuerpos físicos,
siguiendo el compás de la respiración y seguros de que hemos recibido un bello
y maravilloso regalo de amor para nuestras vidas.