Un oasis, un oasis en
el desierto, es un lugar de calma y retiro, y es un lugar que también existe en
ti a donde debes trasladarte, cada vez que quieras ver y oír desde el corazón.
Fuera de todo lo que te perturba. Si no, puede ocurrir que veas espejismos
y oigas y sientas lo que no es..........
Recurre a él, está en
ti… y solo en tu mano utilizarlo para lograr la quietud necesaria para esto.
Mira. Todos sienten
fácil dejarse llevar por los manjares y lo colorido. Abandonarse a ello. Pero
el aquí y el ahora es la vivencia que ahora nos ocupa.
El buen fondo a veces
se enturbia, cuando andamos por las aguas sin cuidado y tarda un tiempo el agua
en volver a su virtud cristalina… a calmarse…
si pero tengo miedo....... se revolvió todo y
ahora dudo...
No hay dudas en el corazón,
solo en tu ego. Por eso has de buscar ahí la respuesta, y moverte a ese oasis.
Donde no pueda entrar nada que mueva esa quietud. Cuando dudes entra en tu corazón,
siempre hacia adentro, ¡siéntelo!
Desde ahí, es desde
donde debes sentir. Porque ahí está lo que sientes verdaderamente, lo que eres
verdaderamente.
Ahora alguien
perdido, pero que comienza a levantarse humildemente, si pides con el corazón,
verás todo lo que hay en ti, por aprender, por sanar, por mejorar, día a día,
con esfuerzo, con humildad.
Recuerda, siente con
el corazón, pide con el corazón, pregunta con el corazón.
Ahí está todo
reflejado, el amor más puro. Es el refugio desde donde hablarte, desde donde
encontrarte sin perder el camino.
GRACIAS