Somos un reflejo de la divinidad. La fidelidad de este reflejo dependerá de la mansedumbre de las aguas que lo proyecten.
A mayor movimiento en la superficie, mayor será la distorsión de este reflejo.
Pero por más que nos empecinemos en agitar y revolver las aguas siempre, por más alejada de la imagen real que se vea esta proyección, estará allí el tenue reflejo divino.
Simplemente debemos aquietar nuestras aguas para que el Dios que mora en nuestro interior pueda mostrarse en su plenitud.
Si prestamos debida atención a nuestros actos, podremos descubrir por detrás de ellos, esos destellos luminosos de la divinidad.
Si fuéramos capaces de distinguir la divinidad pulsando por manifestarse, por detrás de todos nuestros actos, rápidamente sabríamos cómo corregir los errores y promover y atesorar las acciones perfectas.
Actos simples y complejos encierran en su interior intenciones positivas. Muy por detrás del resultado final, existe el impulso divino, la perfecta intención.
A modo de ejemplo, el intenso deseo que surge en algunas personas por poseerlo todo, ¿no será el reflejo distorsionado de nuestra naturaleza divina, donde somos el Todo y nada nos es ajeno?
La clave para discernir si nuestro reflejo es el correcto o tan sólo una imagen borrosa del mismo, está en el sentir.
¿Te sientes como un lago de aguas calmas o como un río de aguas turbulentas?
Solamente cuando las aguas se serenan somos capaces de rever correctamente nuestras decisiones, cuestionar nuestras respuestas y proyectarnos hacia el futuro impulsados por lo divino.
Nuestro trabajo, como seres humanos que buscamos el despertar, es aquietar nuestras emociones para que nuestro Ser real pueda manifestarse. Y mientras nos abocamos a dicha tarea, debemos estar alertas a las decisiones que tomamos cuando el sentir no es sereno, corriendo el riesgo de alejarnos del Camino que hemos trazado.
Es por esta razón que compartiremos contigo, a lo largo de ésta y de próximas ediciones, técnicas de meditación, respiración y armonización para ayudarnos en el trabajo de conectarnos con nuestro Ser.