Canalizaciones con y sin ego - El Refugio Azul

La recepción de datos por canalización no depende de los canales emisores extra dimensionales, sea cual sea la dimensión desde donde se expresan, pero sí de los canales receptores humanos. Tal vez su tendencia, caro oyente o lector, sea para considerar que ese fenómeno, en que uno emite y el otro recibe, ocurre como si alguien fuera al encuentro de una “entidad” para recibir informaciones.

Es difícil disuadirle de esta creencia, porque usted no logra comprender como se da el contacto con quien está más allá del mundo físico. En verdad, ciertos canales receptores humanos cuando piensan en una determinada “entidad”, todavía creen que ella anda por ahí, ocupada con sus quehaceres, y que solo se acerca cuando percibe que uno empezó a evocarla, con el fin de establecer contacto. Pero no es así cómo pasan las cosas. Para haber contacto, no es necesario evocar a nadie. Desde el punto de vista del canal receptor humano, la cosa ocurre.

En realidad, las “entidades” son como la corriente eléctrica que constantemente recorre una determinada instalación. Así, para “encender la luz” no es preciso llamar a la energía; ¡basta conectar el interruptor!

Por tanto, la experiencia de recibir datos a través de canalización, no depende de las “entidades”. ¡Quién nos diera qué usted estuviese preparado para recibir nuestras informaciones!

Pero su grado vibratorio, la contaminación del planeta y todo lo más que le condiciona, no ha facilitado esa preparación. Esa fue, además, una de las razones del por qué, en el pasado, los llamados “maestros” tuvieron que encarnar. En esos tiempos, venir al planeta físicamente era la única forma de suministrar informaciones relevantes, para ayudar a la humanidad a alterar su modo de actuar, de pensar y de sentir. Sin embargo, pocos fueron, sin los que se propusieron a hacer esas alteraciones. Es por ello que la humanidad hace mucho se arrastra, penosamente, por un camino pedregoso, al punto de estar ahora en estado lamentable en el que se encuentra.

No fue Dios quien proporcionó las asperezas del camino; fueron los seres humanos que las crearon a lo largo del tiempo, haciendo elecciones poco saludables con base en una conciencia de bajo nivel. Si ese nivel de conciencia no se amplió - como sería deseable -, fue porque casi siempre fueron incapaces de resistir a las tentaciones, a las seducciones, a los deseos más primitivos.

No obstante, a través del trabajo dedicado de ciertos individuos, muchos de los que se sacrificaron, fue posible llegar a un punto en el que los “maestros” no necesitan encarnar para dejar en la Tierra la información que la humanidad necesita. Esa información, ahora, puede ser dada a través de la canalización.

De cualquier manera, la mente nublada de los canales receptores humanos y la energía densa que aún contamina el planeta, no permiten canalizaciones claras. Usted no tiene noción, pero está envuelto por un enmarañado de líneas vibratorias negativas, que dificulta el pasaje rectilíneo de la energía que transporta los datos informativos.

Así, después de pasar por esa turbulencia, lo que llega a la mente del canal receptor humano, listo para ser traducido para su idioma, es solamente una parte de lo que fue emitido: una pequeña chispa, casi imperceptible. Sea como sea, esa pequeña porción todavía guarda la fuerza suficiente para producir algunos efectos, quiere se trate de información bajo la forma vibratoria, visando la purificación celular, quiere de información traducida a la forma verbal o escrita. Esta situación, sin embargo, está siendo corregida a medida que la metamorfosis planetaria va ocurriendo. Cuando esté concluida, será muy distinta.

Presentemente, los canales receptores humanos son una minoría. Pero llegará un tiempo en el que será lo inverso. A las tantas, será tan común canalizar que ya nadie hablará en canalización, así como nadie habla en respiración, porque todos respiran. Ya vio el absurdo de apuntar a una persona y decir: «¡Ojo! ¡Aquél es un "respirador"!» Pero es lo que ocurre ahora si usted dice: «¡Ojo! ¡Aquél es un "canalizador"!»

Delante de estas condiciones, para que los canales emisores lleguen, clara e inequívocamente, a las conciencias de los seres humanos, van a tener que esperar que la turbulencia sea removida. Un día, puede estar seguro, todo el mundo tendrá la noción de lo qué es recibir informaciones, a cada segundo, en la medida que vaya necesitando de ellas.

Ya fue recordado que la información llega en el momento en que es necesaria, y no antes. Y es verdad. Lamentablemente, en este momento, muy pocos son capaces de traer el Espíritu a la Tierra -- que es el objetivo de la humanidad --, usando las instrucciones que surgen en su conciencia, sin que tengan la noción de que están canalizando.

En muchos casos hay orgullo y vanidad, más o menos disfrazado, como si la capacidad de canalizar les diera un estatuto especial. Pero, cuando el ego deje de ser punzante, eso acabará.

Todos los canales emisores comprenden la situación. Y lamentan que sea así. Pero ni por ello dejan de dar las informaciones que ayudarán a sanar la situación de la humanidad. Ellos saben que los canales receptores humanos están en condiciones de traducir al lenguaje común, lo que surge en su conciencia, aunque observen que, en algunos casos, los egos se regocijan por creerse diferentes de los demás. Todos ellos saben que el ego está allí. Y estando allí, ¡está claro qué va a hacer de las suyas!

No obstante, si los canales emisores aguardaran que los humanos trascendieran la dimensión egoica, la espera sería larga. Así, mientras el ego se alboroza por ser un canal, ¡no se percata de qué la información que recibe contiene lo que lo aniquila!

Estoy aquí hablando del ego como si él fuera una entidad autónoma. Pero él es solo lo que impide la expresión de la magnificencia de la raza humana. Es lo que torna las personas en criaturas menospreciables, si le dan oídos. Pero, más allá de esa zona oscura, los seres humanos también tienen una parte luminosa, llámela como quiera. Cabe a cada uno optar por uno de éstos dos decisores. Sí, porque ambos están relacionados con las decisiones que tienen que tomar a diario.

Solo que uno propone calmadamente y el otro fuerza desasosegadamente. Considerando las decisiones que usted, por ejemplo, tiene que tomar durante un día, queda por saber cuántas son tomadas con base en el soplo divino y cuántas son tomadas con base en el aliento fétido del ego. La respuesta a esta pregunta, definirá las condiciones en las que tiene que vivir su vida.

Muchas gracias.

Traduzido al español por Suelen_Vini