…Y LEVANTÓ CASTILLOS EN EL AIRE…
“He descubierto los secretos de las pirámides, de los egipcios y de los antigüos en Perú, Yucatán y Asia, No es realmente difícil, el secreto está en saber cómo hacerlo. Yo puedo ver las gotas de luz sobre los objetos que son la prueba de la presencia física del magnetismo en la naturaleza. Los científicos tienen un conocimiento incorrecto de la estructura atómica y de la electricidad.Yo he re-descubierto las leyes de peso, medida y apalancamiento terrestres, que son apenas unas de las tantas leyes participantes en las alineaciones celestes.Todo lo que existe tiene su polo magnético y es susceptible de ser atraído o repelido por otros cuerpos.Generando la energía necesaria para cada caso, todo se puede poner en movimiento.”
Estas declaraciones profundas y tan científica y matemáticamente filosóficas fueron pronunciadas por uno de los seres más enigmáticos de los que se tenga conocimiento, y que además no se quedó sólo en palabras, sinó que -sin ser arquitecto ni tener ningún conocimiento moderno sobre arquitectura – para demostrar todo lo que enunciaba ( evidenciando a la vez lo ciegos que estaban sus contemporáneos ante la verdadera ciencia Madre ), construyó una maravilla geomántica que se considera uno de los logros más misteriosos del mundo.
El enigmático Edward Leedskalnin nació el 12 de enero de 1887 en Letonia y poco se conoce de su vida antes de emigrar a América del Norte, donde trabajó en campamentos madereros en Canadá, California y Texas, pero debido a que contrajo tuberculosis decidió mudarse a la Florida buscando un clima más cálido, y allí compró en 1920 un pequeño terreno.
Leedskalnin trajo desde su tierra natal una educación de hasta sólo cuarto grado y una historia de amor no correspondido: con 26 años en su haber, se había comprometido con Agnes, una joven de 16 años, quien derrotada por sus dudas y tal vez por los típicos “consejos” de ciertas “amigas” ( los familiares obviamente habían consentido la boda ya que la niña era menor ), alguna encrucijada amorosa o simplemente el “factor femenino”, rompió el compromiso ( y el corazón de Ed ) la noche anterior a la boda. El letón, pese a todo, llamó desde entonces a la mujer que amaba “Dulces 16′, y la historia y el apodo han sido fuente de inspiración y nombre de temas y grupos de rock de todo el mundo.
En su terreno adquirido en Florida City, y durante los siguientes 16 años ( nuevamente presente el número 16 en su vida ), Leedskalnin comenzó a dar señales de conocimientos científicos y poderes nada convencionales al construír un monumental castillo de coral al cual bautizó como “Rock Gate Park”, dedicado a “Sweet Sixteen”, la traicionera chica de sus desvelos, ya que según su creencia, ella llegaría un día para ver el monumento amoroso que le había levantado, cosa que, por supuesto, nunca ocurrió.
El hecho es que este castillo estaba hecho con 997.903 kilogramos de coral ( extraído de la misma propiedad ) utilizando una engimática metodología de construcción que le permitió levantarlo completamente solo, sin la ayuda de ninguna otra persona, lo cual pone su obra automáticamente alineada con las construcciones megalíticas “imposibles” existentes a lo largo y a lo ancho del planeta y que son el legado de antigüas y evolucionadas civilizaciones que lo habitaban cuando el hombre aún no había comenzado su caída.
Era evidente que Ed, tal cual lo pregonaba abiertamente y sin vanidad sinó más bien con un entusiasmo infantil, dominaba principios de
magnetismo al “estilo Tesla”, y de la dinámica de la ley telúrica y el sonido, al “estilo ancestral”.
En 1936 compró un terreno en las afueras de Homestead, a unos 15 kilómetros de su castillo: había decidido mudarse, trasladando toda su obra piedra por piedra. Sobre las razones de esta decisión, se especuló que fue debido a un ataque que tuvo que soportar en su residencia por parte de un grupo de matones que creyó que Edward escondía un tesoro y que lo golpearon dejándolo malherido, pero la verdad es que la razón debe haber pasado por fundamentos técnicos: al igual que todas las construcciones megalíticas existentes en el planeta, el castillo de Leedskalnin estaba asentado en un lugar específicamente elegido ( 20 puntos Vortex de inversión magnética ) donde las fuerzas telúricas que corrían allí ayudaban a redirigir la fuerza de la gravedad a través de la física hiperdimensional.
Varios estudiosos postulan que el área del sur de Florida, considerado parte del Triángulo de Las Bermudas, es un levitador dimagnético de gran alcance,y se ha comprobado que la distancia entre el lugar del actual asentamiento del Castillo de Coral y el Polo Norte tenían la posición y los armónicos ideales para la manipulación de la anti-gravedad.
Tal vez descubrió que había cometido un error de cálculo en el emplazamiento original, o más probablemente registró un desplazamiento del Punto Vortex debido a cambios electromagnéticos planetarios ( por ejemplo, actualmente dicho punto ya no está ubicado en el lugar donde se levanta el castillo, sinó que se ha desplazado hacia el interior de la Base Aérea del Ejército en Homestad, a pocos kilómetros de distancia ).
Sea como fuere, lo cierto es que Ed lo volvió a hacer: contrató un viejo camión de un amigo para mudar sus gigantescos megalitos y puso dos condiciones: que el transporte se hiciera siempre de noche, y que el conductor debía dejar el camión estacionado, retirarse en el momento de la carga, y retornar luego a un horario preestablecido.Cómo se las arregló para mover su millón de kilogramos de coral hasta hoy sigue siendo un misterio sin solución para los científicos “tradicionales”.
Lo primero que levantó en la nueva ubicación fue un paredón ( que precisamente serviría para guardar su intimidad ) rodeando todo el recinto.Cada sección de la muralla tenía bloques de 2,5 metros de altura por tres de ancho y de lado que pesaban unas 60 toneladas cada una. Fiel a su metodología, trabajó siempre de noche en la reconstrucción del castillo y un aire de misterio rodeó siempre el monolito de dos pisos conocido como la torre, que albergaba su taller y vivienda.Las obras más increíbles de su castillo son:
Un obelisco que pesa unas 30 toneladas ( el doble que cualquier piedra de la Gran Pirámide ) y que tiene 12 metros de altura ( más alto que el monolito de Stonehenge.)
Una mecedora de 3 toneladas que podía ser puesta en movimiento con un sólo dedo.
Una escalera caracol de una sola pieza, que conducía a un refrigerador suberráneo.
Una mesa gigantesca de coral de roca en forma de corazón ( la “Mesa de San Valentín”considerada la mesa más grande del mundo según Ripley ) con flores ixora color rojo en su centro , las preferidas de su amada Agnes, donde Edward cenaba todas las noches.
Tres piezas de 18 toneladas cada una de coral tallado mostrando la luna en su primer y segundo trimestre y luego en su totalidad.
Fuentes y jardines que adornan cada rincón del castillo.
Una prueba empírica de esto se produjo cuando hace algunos años los rodamientos de la rueda se atascaron por desgaste: para alzar la puerta se necesitó llevar al complejo una gigantesca grúa hidráulica ( 600 caballos de fuerza ) y poder cambiar los rodamientos. Pero allí no terminó todo: al levantar la roca, se descubrió una segunda roca en forma de tarta sobre la cual descansaba el bloque principal y cuya existencia se desconocía.
Esta segunda piedra estaba tan perfectamente encastrada que fue imposible extraerla sin romper el corte horizontal de la misma. Intrigados, los investigadores la hicieron analizar y los resultados arrojaron que era de una composición totalmente desconocida y que no era originaria del planeta Tierra, probablemente obtenida de un meteorito.Probablemente…
Todas las piedras encajan entre sí con precisión exacta, y sin el uso de ningún tipo de cemento.
Algunos han bautizado la construcción como “La Octava Maravilla del Mundo” o”El Stonehenge Moderno” por estar igualmente alineada astronómicamente, por integrar un gran plano arquitectónico basado en datos astronómicos y matemáticos, por sus proporciones megalíticas y por emular su sistema de construcción basado en la combinación de fuerzas telúricas y magnéticas y la condensación de las vibraciones del sonido para anular el poder de la gravedad.
Edward tenía una personalidad solitaria. Era de un espíritu amable y sociable con sus vecinos, a quienes mostraba todos sus equipos ( otra prueba de su dominio del electromagnetismo es que se generaba su propia electricidad ), pero a la vez totalmente críptico al ser preguntado cómo lograba esas cosas. Igualmente crípticas resultaron sus escuetas obras escritas, que contienen “explicaciones” de las leyes que le permitieron construir el Castillo de Coral.