Estando como estoy totalmente de acuerdo con vuestro artículo Sonia y Pablo, poco puedo añadir yo a lo ya dicho por vuestros Maestros...
Quizás, podría aportar una cosa que nunca parecemos tener en cuenta, porque no lo entendemos demasiado, pero que siempre nos hacen saber los Maestros y que no parecemos poner en práctica.
A ver, por muy adelantados que parezcamos algunos con respecto a los otros, no podemos evitar que tarde o temprano asome nuestra "torpeza" que es fruto de nuestra propia distorsión.
¿Y por qué sale a la superficie si se supone que estamos trabajando en todo ello?
Pues muy sencillo, nos falta HUMILDAD, para aceptando que aún no somos ni nos aproximamos a lo que debemos ser y sin embargo nos amamos tan poco, no nos cuidamos y protegemos a nosotros mismos de esa parte de ira que lo estropea todo...
Por eso dicen los sabios, "antes de juzgar lo que hacen los demás, date una vuelta por tu propia casa y observa"...
Cuando le pregunto a mi Maestro por ejemplo, ¿por qué cuando vibro bien todo va sobre ruedas y sin embargo en un momento dado, lo estropeo todo y retrocedo en mi camino?
Y Él siempre me responde lo mismo: "uno de los grandes problemas de la densidad, es la falta de amor y de respeto por vosotros mismos...
Si realmente practicarais la benevolencia y la comprensión por vuestras caídas y no os juzgarais tan severamente (lo mencionas tú también en tu escrito querida Sonia), posiblemente cimentaríais la tolerancia con vuestra torpeza y acabaríais admitiendo que si estáis aquí, es porque la conocéis, la habéis descubierto, la habéis contemplado y estudiado durante largo tiempo y queréis enseñarla como energía de distorsión que es, a que se transmute y regrese a la fuente"... Y añade:
"Para poder hacer eso, primero hay que tener humildad para saber reconocerla y en vez de actuar con ira contra ella, hay que amarse lo suficiente como para convivir con eso, pero no abandonarse en la tristeza, el desahogo y la culpabilidad.
Hay que aceptar que estáis distorsionados y energéticamente debéis ayudaros a vosotros mismos a vibrar como debéis.
Pero claro, os olvidáis enseguida. Vuestro gran problema insisto es la falta de consideración por vosotros mismos. Pocos hombres hay que sabiendo que no están bien, saquen el valor suficiente como para humildemente ponerse a trabajar desde que se levantan, cada día, cada hora, cada minuto en ellos mismos y en la energía que despiden.
Cuando tú tienes respeto a alguien y amor por él, tratas siempre de que aquello que le das y le aportas, sea lo mejor de ti... ¿cierto?
Pero entonces, ¿por qué no lo haces contigo primero? ¿Acaso puedes amar y respetar a otros, pero no a ti mismo?
No hagas a los demás, lo que no quisieras que te hicieran a ti, es una frase muy conocida, pero muy poco puesta en práctica, porque para vosotros los humanos lo más sencillo y rápido siempre es ofender.
Y no os dais cuenta de que a quien primero ofendéis y maltratáis es a vosotros mismos.
Esa es vuestra gran cuenta pendiente a lo largo del tiempo que estáis transitando como almas en proceso de aprendizaje.
En realidad, no es por el daño que les procuráis a los demás que optáis por reencarnar y repetir curso; no queridos, normalmente soléis bajar aquí de nuevo por la falta de consideración y de respeto a vosotros mismos. Nunca estáis atentos a lo que sale de vosotros. No estáis alertas a vuestra distorsión, simplemente la dejáis salir libremente y cuando ya es demasiado tarde, os llenáis de ira y de tristeza porque no habéis sabido controlar esa parte.
Así que HUMILDAD, para reconocer tu proceso y a lo que has venido, aceptar que no tienen culpa los demás y admitir que todo aquello que sale de ti es por la falta de atención y alerta sobre ti mismo...
Así que si te olvidas de ti y apenas te tienes en cuenta, ¿cómo crees que podrás hacerlo con los demás?
Un ser que se cuida y que tiene cuidado con lo que emana de él, normalmente acaba siendo justo y amoroso con los demás, sin que por ello tenga que trabajar el doble. Es justo al contrario, el verdadero trabajo que tenéis aquí es con vosotros mismos. Los demás están ahí como meros colaboradores que interactúan y que tienen sus propios procesos. Culparles a ellos de que no te respetas a ti mismo es lo más patético que se puede hacer. Siempre que preguntáis cuál es vuestra misión aquí, casi nunca aceptáis que vosotros sois vuestra propia misión. Y cuando eso se descubre y se trabaja de lleno, es entonces cuando sin darte cuenta, liberas a los demás y por resonancia les muestras la luz que tienen y que pueden utilizar para amarse a sí mismos y trabajar en su propia distorsión como has hecho tú.
Ocúpate de ti primero y cuando hayas equilibrado tu energía, entonces sin darte cuenta "contagiarás" a los demás. Pero no te centres en los demás, hasta que no hayas culminado y esculpido al ser que en realidad eres y por falta de amor por ti mismo, no dejas salir cada día".
Así que en resumen, nuestras torpezas vienen por la intolerancia que tenemos hacia nuestras propias limitaciones y la falta de compromiso con nosotros mismos para erradicarla. Centrarse en todo lo que te rodea y focalizar en otros es la eterna excusa que hace que la rueda kármica se repita una y otra vez.
Ese agobio del que hablas no es por culpa de los demás. Ese agobio sale de tu interior y te presiona y te ahoga porque no sabes qué hacer con lo que sientes. La primera batalla ganada, es la que te concedes a ti mismo. Si eres lo suficientemente humilde como para ocuparte de ti con amor y ternura, ganarás la guerra final, porque cada conflicto que te envuelve con los demás, ha comenzado en ti mismo...
Mas cuando puedes y quieres controlar eso que sale de ti, entonces ya no necesitas esos conflictos y ellos no salen a tu encuentro, ¿para qué si ya has aprendido de ello?
Recuerdo un día que tenía miedo de perder mi trabajo. Entonces ese sentimiento vivía en mi de forma permanente y no lo dejaba expresarse con naturalidad. Sentía miedo pero no sabía qué hacer con ese sentimiento. Trataba de buscar culpables en los jefes, en los políticos, en la propia sociedad...
Y entonces alguien me dijo: "José, destierra de ti el fantasma del paro. Si lo alimentas crecerá y te agobiará y luego para poder liberarte tú mismo crearás esa falta de trabajo para justificar lo que sentías.
¿Acaso nos has estado algún tiempo sin trabajar? ¿Y no sabes lo que siente y has aprendido de ello? ¿ Para qué necesitas ahora volver a pasar por lo mismo, es que quieres atrasarte de nuevo? ¿No sería mejor que cambiaras esa energía de miedo por otra de amor por tu proceso y por todo lo que haces y te toca vivir? De ti mismo depende, no de los demás. Eres tú quien ha dejado nacer eso en ti y en tu mente"...
Creo que está suficientemente entendido y no es necesario que me extienda más. El dolor empieza a ser creado por nosotros mismos y nos acostumbramos a funcionar con él, somos así...
Un abrazo Sonia y Pablo