Un grupo de investigadores estadounidenses han encontrado una manera totalmente segura de alargar los extremos de los cromosomas, los responsables del envejecimiento humano. Potencialmente, este descubrimiento permitiría a la humanidad obtener la vida eterna.
RT 29 Enero 2015
Científicos de la Universidad de Stanford, EE.UU., han desarrollado una nueva técnica para alargar los extremos de los cromosomas, conocidos como ‘telómeros’.
Se cree que hay un límite, vinculado a la reducción del tamaño de los telómeros, a partir del cual las células humanas mueren después de aproximadamente 50 divisiones y cuando se aproximan a este momento comienzan a mostrar signos de envejecimiento.
Según la página Stanford Medicine, la innovadora técnica del equipo estadounidense utiliza un ARN (ácido ribonucleico) modificado que encierra el gen de la telomerasa transcriptasa inversa. La introducción del ARN en el cultivo de las células humanas aumenta en gran medida la actividad de la telomerasa uno o dos días. Durante este periodo, la telomerasa alarga activamente los telómeros, y luego el ARN programado se descompone totalmente. Las células resultantes se comportan como células jóvenes, afirma el estudio.
“Hemos encontrado una manera de extender los telómeros humanos en más de 1.000 nucleótidos, llevando a las células humanas al pasado, lo que equivale a muchos años de vida humana“, explica Helen Blau, una de las autoras del estudio. Y lo que es más importante en el descubrimiento, indica, es su seguridad: a diferencia de los intentos anteriores, dicha tecnología no provoca una división incontrolada de células que pueda producir un cáncer.
Las peculiaridades del metabolismo de las células madre las ayudan a mantener su ADN en el estado 'desbloqueado' necesario para su renovación continua, han revelado científicos estadounidenses de la Universidad Rockefeller. Han demostrado que a través del caldo de cultivo se puede controlar la capacidad de las células madre de ser siempre jóvenes y, potencialmente, inmortales.
En los laboratorios las células madre se cultivan en diversos caldos. El investigador Bryce Carey y sus colegas han descubierto que las células madre embrionarias de ratón crecen mejor en un caldo de cultivo y peor en otro. 'Mejor' en este caso significa que las células conservaban más tiempo sus propiedades (las de poder dar lugar a literalmente cualquier otro tipo de célula) y lograban una mejor autorrenovación, dice el estudio publicado en la revista 'Nature'.
Los científicos han encontrado que las células cultivadas en el caldo 'bueno' no recibían desde su entorno el aminoácido llamado 'glutamina', que sirve para producir el enzima alfa-cetoglutarato. Sin embargo, seguían obteniéndolo de algún modo, y en cantidades bastante grandes. Resultó que en estas células madre se bloqueó la reacción del ciclo de Krebs (la etapa más importante de la respiración celular), en la cual el derivado de glutamina se convertía en algo más (y no en alfa-cetoglutarato).
El alfa-cetoglutarato sobrante estimulaba la activación de ADN. Gracias a esta estrategia metabólica la célula madre puede conservar su 'eterna juventud', al mantener la totalidad de su genoma en el estado 'desbloqueado' necesario para su renovación continua.