El libro del Masaje
Manual de las técnicas de Oriente y Occidente
Lucinda Lidell
con la colaboración de Sara Thomas, Carola Beresford Cooke y Anthony Porter
192 pág - PDF - 19.1 MB
Todos necesitamos relajarnos y escapar de la tiranía del tiempo. Serenar nuestro espíritu y recobrar el sentido de nuestra propia integridad. Sin embargo cuando crecemos y nos hacemos adultos, pasamos cada vez más tiempo en actividades estrictamente intelectuales.
El masaje nos proporciona el medio de hacer frente a la continua oleada de trabajo y presiones cotidianas.
Para la gran mayoría de nosotros, la rigidez y el dolor son una forma de vida a la que nos hemos habituado, y con frecuencia no nos damos cuenta que nuestros músculos están tensos, ni llegamos a ver cuánta energía se consume por la tensión hasta el momento en que damos o recibimos un masaje.
El masaje puede significar un viaje hacia la comprensión de nuestro interior, en el que se nos revelará el sentimiento de estar relajados y en armonía con nosotros mismos, al tiempo que experimentamos el placer de sentir que nuestro cuerpo puede respirar y moverse con libertad.
En este libro pretendemos demostrar que las técnicas del contacto pueden emplearse no sólo para relajar y aumentar el bienestar de nuestros familiares y amigos, sino también para comprenderse mejor a uno mismo y a los demás.
Las terapias de contacto que presentamos - masaje, shiatsu y reflexología - son muy distintas en cuanto a los efectos y formas de aplicación. Sin embargo, las tres se basan en la capacidad regenerativa del cuerpo, favoreciendo las facultades de autocuración de cada individuo
- En el masaje se friccionan, amasan y presionan los tejidos blandos de todo el cuerpo con el objeto de fomentar un estado de relajación total.
- El shiatsu es un método japonés de terapia física que se aplica con los dedos pulgares, codos, rodillas y pies, concentrándose en los puntos de presión (o tsubos) con el fin de equilibrar la energía vital (o Chi) de los meridianos.
- En la reflexología se emplean técnicas especiales con los pulgares y con los otros dedos para trabajar sobre zonas reducidas, o reflejos, de los pies. estas zonas reflejas están conectadas con distintas partes del cuerpo, por lo que al actuar sobre los reflejos del pie, se está actuando sobre todo el cuerpo.
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