A simple vista, el número 3970 de la calle spencer de las vegas (nevada, eeuu) es una casa normal. Una de esas viviendas unifamiliares clónicas que durante la década de los 70 crecieron en los barrios residenciales situados a las afueras de las grandes urbes estadounidenses. Sin embargo, esconde un secreto: un enorme refugio atómico subterráneo de lo más excéntrico equipado con tres habitaciones, piscina, barbacoa e incluso un campo de minigolf y dos jacuzzi
Enterrado a ocho metros bajo el suelo de la ciudad del juego, y situado a poco más de dos kilómetros de los principales casinos de la ciudad, se encuentra este sótano de más de 1.400 metros cuadrados diseñado durante la guerra fría y pensado para que la familia que allí viviera no tuviera necesidad de salir a la superficie durante al menos un año en caso de ataque con armas nucleares
La propiedad salió a la venta a principios de este verano por un precio inicial de 1,7 millones de dólares –aunque ya ha sido rebajado a 1,6 millones, según se aprecia en la web inmobiliaria realtor.com–, un 25% menos de lo que los anteriores propietarios pagaron por ella cuando la adquirieron en 2005. La casa se encuentra embargada desde que hace un año sus dueños se declararon en bancarrota
De momento, una docena de posibles compradores ya se han mostrado interesados en el refugio y en la vivienda que le sirve de coartada, según ha confirmado al diario local las vegas review journal wiston king, propietario de la agencia kingly properties, encargada de la venta del inmueble
Todo el que visita el sótano alucina con la piscina, los suelos de moqueta verde a modo de hierba artificial, las paredes decoradas con paisajes naturales o los techos estrellados, iluminados con decenas de peñas bombillas. Eso en el ‘exterior’
El interior de la vivienda del refugio subterráneo parece sacado de una revista de decoración pasada de moda, lleno de espejos, adornos dorados y una cocina decorada con azulejos de color rosa. Todo muy de lo más setentero y hortera
Esperando el armagedón
Originalmente la casa fue construida en 1971 por el empresario jerry henderson, que temía una catástrofe nuclear durante los años de la guerra fría y que se obsesionó hasta el punto de vivir bajo tierra hasta su fallecimiento en 1983
Amante de la naturaleza, henderson hizo instalar en su búnker árboles, rocas y flores falsas, además de un sistema de iluminación que permitía cambiar la luz del sótano entre día, atardecer y noche a su gusto
El refugio cuenta también con puerta acorazada, dos ascensores, un generador eléctrico, detectores de humo y un sistema de intercomunicadores que le permitía ponerse en contacto con la superficie
Convencido de la necesidad de prepararse para el armagedón, llegó a fundar su propia empresa de construcción de bunkers, la underground World home corp, que llegó a editar una guía para demostrar las bondades de la vida bajo tierra asegurando que era “más sana, limpia, tranquila y económica, además de ser la única manera de lograr verdadera privacidad”