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General: LOS PODERES OCULTOS DE JESUCRISTO
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: incorregiblejose  (Mensaje original) Enviado: 28/07/2015 12:58
Ya estamos... ¡no aprendemos eeeh!
¿Tan difícil de entender es que Jesús lo único que ha hecho ha sido permitir que su Ser Superior se manifestara en él? ¿Es que no entendemos que no hay "poderes", sino que los Seres Superiores es lógico como energía pura que son, sepan y puedan manejar y asociarse con otras energías se encuentren donde se encuentren?
Parcerisa habla en el minuto 0:45 de que Jesús era capaz de manipular los elementos y modificar las cosas con el poder del verbo jajajaja...
Que nooooo, no seamos cansinos por favor. Los Seres Superiores son energía pura que forma parte de los elementos. No solo de los elementos que conocemos, sino también de los que no conocemos. Hay elementos que no forman parte de la física que nos envuelven. Son elementos que provienen directamente del Gran Padre Creador y por ende ayudan a crear, a expandirse, a experimentar, a formar parte de todo lo demás.
Creemos que los elementos son ajenos a nosotros y no nos damos cuenta de que son parte nuestra. Lo que Jesús aprendió es esto que estoy explicando. Y supo que como humano que era, lo único que tenía que lograr es que su parte divina, su Energía Crística cooperara con las otras energías que también son parte de Él. Y cuando se logra eso, no ocurre otra cosa que practicar la interactuación; el amor incondicional, el intercambio sagrado, la retroalimentación. (Tú me ayudas a crear y yo te ayudo a Ser en mí y a manifestarte). ¿Cuándo entenderemos que no existe la adivinación, ni la sanación, ni la magia, sino que todo eso es la manifestación de la energía del Ser Superior en nosotros y que nos muestra cómo interactuar con otras energías? ¿Es tan complicado?
Bueno, pues yo seguiré intentando explicarlo a ver si hay alguien que lo consiga captar y deje de exagerar y lo tome como lo que Es, una manifestación divina asociada en TODO, no importando el plano donde se encuentre, ni las energías o elementos que presidan o estén en dicho plano.
Jesús aprendió a dar paso a toda manifestación interactuando con cada energía en cuestión. Pondré un ejemplo: cuando él pretendía "sanar" a alguien, en realidad lo que hacía era quedarse callado durante unos instantes. ¿Qué hacía? pues simplemente estaba comunicando con la energía del Ser Superior de esa persona. Y pedía permiso para permitir manifestarse a otras energías cósmicas que equilibraban y producían lo que hoy hablando en términos informáticos llamaríamos "reiniciar sistema". Es decir, que pediría al Ser Superior de dicha persona, que enviara información vibratoria a través de la energía de Jesús, para que utilizando la resonancia, Jesús reiniciara sistema en la energía de ese enfermo y volviera a un estado de equilibrio guardado en la memoria del Ser, que fuera equilibrado...
No hay más poder que la información. No hay más sanación que reintegrar la información sana al sitio donde debe estar. No hay magia en eso. Hay unificación, hay cooperación, hay entendimiento.
¿Tan difícil de entender es?
Algún día, dejaremos de complicar tantos las cosas y quienes tomen la palabra y sean portavoces de otros, sabrán de lo que están hablando y no liarán tanto la madeja... dicho esto con todo el respeto para el señor Parcerisa claro...
Los "poderes ocultos" de Jesús... aisssshhh!...en fin...

LOS PODERES OCULTOS DE JESUCRISTO

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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: incorregiblejose Enviado: 28/07/2015 13:33
Me piden que aclare un poco más estos conceptos. Así que vayamos con un ejemplo claro:
Hace más de 50.000 años hubo una civilización ajena a este cuadrante al que pertenece la Vía Láctea. Llegó como una expedición al planeta Tera, Urantia, Gea, Gaia, La Tierra o como lo queráis llamar...
Esta civilización procedía de Lumania. Los lumanios no necesitaban pronunciar palabras; no les era necesario hacerlo porque se comunicaban directamente desde su mente con todas las energías que les rodeaban. Así que cuando llegaron aquí, fueron recabando información de cada elemento de forma directa preguntando a sus moléculas. Dicho de otro modo, charlaban con el agua, con el oxígeno, con las semillas, etc, etc...
En un espacio de tiempo corto, adaptaron su biología personal a la información recabada y decidieron permanecer un tiempo aquí. De repente se dieron cuenta de que había energías disociadas o distorsionadas, cuya información era incoherente. Pongamos un ejemplo:
había especie vivas que para poder seguir adelante no cooperaban, ni interactuaban desde la coherencia y la información de intercambio. Sino que directamente tomaban por la fuerza la energía de otros y se apropiaban de ella. Los Lumanios no conocían emocionalmente lo que era la información de la "violencia". No formaba parte de sus parámetros de vida normales.
Supieron entonces que si querían seguir viviendo aquí, tenían que adaptarse a ese nuevo funcionamiento o de lo contrario partir hacia otros lugares, cosa que muchos de ellos hicieron, ya que no concebían modificar su naturaleza con semejante distorsión.
Los que se quedaron idearon un plan. Había que unirse o mezclarse con esas otras energías distorsionadas y aunque perdieran parte de su naturaleza pura e información original, deberían de intentar "acoplarse" como fuera; sólo así podría sobrevivir. Perder una batalla para ganar una guerra como dice mi Maestro...
Los Lumanios no necesitaban hablar repito, ellos aprendían creando "mandalas". Esas formás, colores, gráficos, eran como libros abiertos para ellos. Cuando los niños lumanios querían obtener una información, "leían" visionando un mandala y según la posición, el estado de las formas y los colores, la colocación de los signos, su tamaño, etc, etc... obtenían una composición de lo que precisaban saber...
A la hora de observar su entorno para ellos era como un gran mandala. Aprendieron que Gaia era como un gran libro y cada elemento o energía les enviaba una información concreta y con ello no les era necesario hablar. ¿Se entiende esta parte?
Pues bien, como digo, el único obstáculo para que fueran felices, es que existían aquí energías vivas que estaban disociadas del resto y por ende funcionaban a su aire, aplicando una total ausencia de empatía hacia todo lo demás. Esta distorsión empleaba violencia. Despojaba. Se apropiaba. Arrasaba en una palabra. Hoy en día los humanos a eso lo llamamos "poder" desgraciadamente...
Pues bien, como decía, esas energías vivas eran plantas dominantes, animales y seres bípedos como ellos, aunque más densos o menos sutiles. Era una de las más de veinte razas humanoides que hubo en esa era.
No tuvieron más remedio que mezclarse con esos "humanos" aun perdiendo parte de su esencia para poder adaptarse y sobrevivir aquí.
Parece un cuento de ciencia ficción chicos, pero no lo es en absoluto. Sus descendientes directos conservan guardada esta sabiduría. Esos descndientes directos eran y lo son aún capaces de hablar con el agua, con la tierra, con el águila, con cada planta...
Hoy los conocemos como los Indios Hopi.  Desde siempre han aprendido que los elementos y ellos eran parte de lo mismo. Solo tenían que comunicarse y asociarse para interactuar.
Os aseguro que el futuro que viene no tardando mucho será recuperar dfe nuevo esa forma de vivir. Y ahora yo digo, ¿dónde están ahí los "poderes" de los que hablan el resto de los humanos si eso era algo cotidiano y natural en su vivir?
¿Qué parte no se entiende de que lo único que ha ocurrido es que hemos olvidado lo que Somos y la capacidad de formar parte del Todo?
Jesús lo que logró fue recuperar esa información que está en nuestro adn y dejarla "Ser" en su modo de vida. ¿Tan difícil de entender es eso?
Un abrazo con amor y respeto para los torpes humanos que seguimos complicándolo todo.


Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Soldeluz Enviado: 31/07/2015 11:32
Gracias José por tu claridad...
 

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: incorregiblejose Enviado: 31/07/2015 15:18
De nada querido amigo Pablo. Siempre a vuestro servicio...
Por cierto, me dice mi Maestro que otro ejemplo muy interesante sobre este tema fue el de Francisco de Asís. Él era capaz de conectar telepáticamente con los animales y empatizaba con ellos como hacían los Lumanios. O sea vamos, que se "unificaban" de manera natural y los animales no veían un ser humano en él y por eso no le temían.
En la edad antigua ocurrió lo mismo con el Profeta Daniel; lo echaron a los leones para que lo devoraran, pero éstos lo protegieron porque se habían "unificado" en el Ser con él y ambos, leones y humanos formaron una unidad de información.
Otro ejemplo magnífico de este tema sería mi amado Maestro Ramtha cuando era el Ram y terminó sus incursiones con los Atlantes. Se retiró al monte a meditar sobre la vida llena de sagre que había llevado. Con el tiempo logró "hacerse uno" con el Ser del Viento. ¿Véis? ahí tenéis otro ejemplo precioso de cómo los elementos y nosotros somos "lo mismo"; simplemente hay que aprender a comunicarse y a interactuar juntos.
A día de hoy cualquiera de nosotros diría que estos seres que he citado "tienen poderes" jajajaja... la verdad es que esa palabra me produce mucha intranquilidad porque precisamente "tener poderes" implica robárselos a alguien previamente. Nadie tiene poderes, salvo que use poderes contra alguien. Todos tenemos energía y somos energía. En el futuro aprenderemos algo muy básico en los otros planos más elevados y es lo siguiente: tu energía forma parte de la energía que te rodea. Vibrar en amor significa que cuando llegas a otro plano o realidad distinta, "te acoplas" a ella e interactúas. O sea, recibes información de cómo es y de cómo se crea en ella lo que tú desees. 
¿Quiénes no logran acoplarse a la energía de esos planos que visitan? Pues aquellos que están distorsionados en su forma de vibrar; en sus pensamientos, en sus emociones, en sus miedos, en su proceder.... ¿se entiende chicos?
Hay un dicho humano que reza: "donde fueres, haz lo que vieres"... 
Pues bien, si alguna vez accedes a la quinta, procura no vibrar como ahora. Simplemente déjate llevar de las sensaciones de amor que recibas allá y trata de mimetizarte con ese modo de ser y de vibrar, procurando no volver ni siquiera a pensar como humano. Si lo logras, entonces habrás hallado otra respuesta y dirás: "¡oooh vaya! ¿entonces nunca fui un humano? lo único que hice fue "acoplarme" a esa vibración tan densa y comencé a interactuar como si lo fuera... Ahora lo entiendo todo"
Repito una vez más, nadie es más que nadie; ni aquí ni en los planos elevados. Nadie tiene "el poder" sobre nadie. te lo otorgan quienes desconocen el funcionamiento que estoy explicando de "unificación"...
No hay más poder que la información... Repito: No hay más poder que la información.
Si los humanos hubiéramos sabido unificarnos con todo lo que nos rodea, Jesús no habría tenido que hacer "los malabarismos" que hizo, porque nadie estaría enfermo, ni desubicado, ni distorsionado...
¿Cuál es el gran problema de la humanidad actualmente como seres? LA DESINFORMACIÓN.  No saben quiénes son verdaderamente. No saben lo que pueden o no hacer. No saben que pertenecen al TODO. No saben unificarse...
¿Cual es mi trabajo y el de muchos de vosotros aquí? mentalizar, informar, revelar...
¡Por supuesto que nadie va a creernos! ¿pues qué esperábamos si llevamos eones de tiempo viviendo las mismas épocas de desinformación?... 
Pero desde Atlántida y Lemuria sabemos que los velos del olvido comienzan a caerse y la gente despierta y se interesa por estos temas, ¿por qué será? ¿es que están de moda o es que el ser humano encuentra esa necesidad?
Veamos que dice mi Maestro sobre este tema (ayer mismo charlábamos de ello):

Hablando de las personas que se apuntan a Gabitos, tenía hoy la intención de hablaros del “despertar confusión”.

Hay mucha gente que de repente le está prestando más atención a estos temas que antes; y muchos no entienden el porqué. Entonces buscan y buscan donde sea por la confusión que esto les provoca.

Este tipo de despertar, como bien dice su nombre, es “despertar confusión”, por ello no te extrañes de nada.

Claro está no todo es así, pero sea como fuere, están despertando.

Y otra cosa, se aproximan los tiempos de que aparezca gente del pasado, por lo tanto no os extrañéis de que así sea. 

Y claro, yo le creo, ¿cuándo me ha mentido o engañado en tantos años y para qué? ¿Cómo iba a engañarme si el y yo SOMOS EL MISMO?

¿Se entiende ya todo chicos?


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: incorregiblejose Enviado: 31/07/2015 17:42
Otro ejemplo magnífico de este tema sería mi amado Maestro Ramtha cuando era el Ram y terminó sus incursiones con los Atlantes. Se retiró al monte a meditar sobre la vida llena de sangre que había llevado. Con el tiempo logró "hacerse uno" con el Ser del Viento. ¿Veis? ahí tenéis otro ejemplo precioso de cómo los elementos y nosotros somos "lo mismo"; simplemente hay que aprender a comunicarse y a interactuar juntos. 
He pensado que estaría bien recordar este episodio del Maestro Ramtha con el Ser del Viento, relatado en el libro Blanco de Ramtha;  así que os lo pego...


Fue a través de este entendimiento que, en los años siguientes, yo llegaría a comprender que el hombre es lo más grandioso entre todas las cosas, y que la única razón por la que el sol sigue su curso mientras que el hombre muere, es porque el sol nunca contempla la muerte. Todo lo que él sabe, es ser. Cuando descubrí por medio de la contemplación, quién y qué era el Dios Desconocido, no quise marchitarme y morir como lo hizo la anciana. Debe haber un medio, pensé, de vivir para siempre, como el sol. Una vez me hube repuesto de mi terrible herida, poco tenía que hacer sino sentarme en un altiplano y contemplar cómo mi ejército engordaba y se volvía holgazán. Un día, mientras miraba al horizonte para ver las siluetas vagas de montañas fantasmales y valles aún inexplorados, me pregunté cómo sería ser el Dios Desconocido, el elemento de la vida. ¿Cómo podría yo ser parte de esa esencia que es continua? Fue entonces cuando el viento me jugó una treta y me insultó más de lo que yo podía aceptar. Sopló sobre mi capa, que era grande y majestuosa, y la arrojó sobre mi cabeza. ¡Qué cosa más ridícula! No era una posición muy digna para un conquistador. Luego el viento hizo que un maravilloso remolino de polvo color azafrán creara una columna detrás de mí que subía hasta los cielos. Y en cuanto me distraje, el viento cesó y todo el polvo cayó sobre mí. Y luego el viento se fue soplando por el cañón, río abajo, atravesando los maravillosos huertos de olivos, tornando las hojas de esmeralda a plata. Y levantó las faldas de una hermosa muchacha alrededor de su cintura, con todo el revuelo que ello provocó. Y luego se llevó el sombrero de un niño pequeño, y el niño fue corriendo tras él, riendo sin parar. Le ordené al viento que volviera, pero sólo se rió en el vendaval del cañón. Luego, cuando mi cara se volvió azul de tanto gritar órdenes, me senté en cuclillas... y él vino y sopló en mi cara suavemente. ¡Eso es libertad! Mientras que no había hombre al que yo tuviera como ideal, el viento demostró ser mucho más que un ideal para mí. Al viento no lo puedes ver, pero cuando se echa con furia sobre ti, estás asediado. Y no importa lo grande y poderoso que seas, no puedes declararle la guerra al viento. ¿Qué puedes hacerle? ¿Acuchillarlo con tu espada? ¿Despedazarlo con tu hacha? ¿Escupirlo? Él no hará más que arrojártelo de vuelta en el rostro. ¿Qué otra cosa podría ser el hombre, pensé, que le diera esa libertad de movimiento, ese poder, y que fuera incapaz de dejarse aprisionar por la naturaleza limitada del hombre, que le permitiera estar en todas partes y a todas horas, y que, a diferencia del hombre, nunca muriera?Para mí el viento era la esencia suprema, siempre continuo, libre de movimiento, ocupando todo, sin forma ni fronteras, mágico, explorador y aventurero. Y es ésta, realmente, la semblanza más cercana que existe a la esencia-Dios de la vida. Y el viento nunca juzga al hombre. El viento nunca abandona, y si lo llamas vendrá hasta donde estés, por amorLos ideales tendrían que ser así. Así que yo deseaba convertirme en el viento. Y lo contemplé durante años y años. Ese era mi ideal. Eso es lo que quería ser. Eso era a lo que apuntaban en convertirse todos mis pensamientos. Contemplé el viento y me alineé con su naturaleza escurridiza y su ligereza, con sus contornos indefinibles. Y al contemplar el viento, en la búsqueda de mi realización, en el viento me convertí. El primer acontecimiento no tuvo lugar hasta seis años después de que me atravesaran con la espada. Cada atardecer iba a sentarme en mi altiplano solitario, miraba fijamente a la luna y su fina palidez, y contemplaba el viento. Y llegó un momento en que, para mi sorpresa, me encontré suspendido en los cielos y cuando me volví y miré hacia abajo, no sabía quién era. En un instante me di cuenta de que estaba muy lejos de la simple partícula de mi cuerpo, allí abajo en el altiplano. Cuando miré hacia abajo y me vi por encima de mi cuerpo, sentí miedo por primera vez desde que me atravesaron con la espada. Fue ese miedo lo que me devolvió a mi cuerpo.

 (¿Veis lo que os decía? la falta de información de quién eres y de lo que puedes hacer, se convierte en miedo y vibras como humano; así es imposible acceder a la quinta),  

Abrí mis ojos y sentí un sudor frío y caliente al comprender que había estado en otro lugar, fuera de la prisión de mi cuerpo. Estaba en el paraíso porque estaba seguro de que me había convertido en el viento. Me arrojé al suelo y alabé a Dios: la Fuente, el Poder, la Causa, el viento. Nunca olvidaré aquel espléndido momento cuando me convertí en la gracia, la belleza y abundante vida del viento. Y llegué a la conclusión de que lo que me permitió convertirme en eso, fue mi completa determinación de transformarme en mi ideal, manteniendo siempre clara en mi pensamiento la visión de lo que quería ser. La siguiente tarde fui a mi lugar de actividad solitaria, contemplé el viento con gozo exuberante y me convertí... en nada. Lo intenté otra vez, y otra y otra. Sabía que mi experiencia no había sido simplemente mi imaginación. Había visto una perspectiva diferente, había estado en el aire como una paloma o un halcón y había visto mi lamentable yo debajo de mí. No quería nada, no deseaba nada, nada, sino el pensamiento de convertirme en esa libertad. Pero sin importar cuán desesperadamente luché, ni cuánto sudor salió de mi cuerpo, ni cuántas maldiciones siguieron, no fui a ninguna parte. Me quedé, y mucho más pesado que antes, porque era más consciente de lo mucho que pesaba. Pero nunca perdí mi ideal, ni olvidé la sensación de aquel momento cuando por primera vez miré por encima de mi cuerpo insignificante. Pasó mucho tiempo antes de convertirme en el viento de nuevo, dos años desde la primera vez, según vuestro cómputo del tiempo. Esta vez sucedió, no tras contemplar el viento, sino a través de un sueño apacible. Había alabado a la Fuente, al sol, a la vida, al polvo de azafrán, a la luna, a las estrellas, al dulce aroma del jazmín; los alabé a todos. Y antes de cerrar mis párpados, estaba en los cielos otra vez: era el viento. Una vez hube perfeccionado la capacidad de abandonar mi cuerpo, me llevó mucho tiempo aprender cómo desplazarme a otros lugares. Sucedió un día que uno de mis hombres se hallaba en una situación muy peligrosa. Se había caído del caballo, pero su pie seguía metido en el estribo. En el momento que puse mi pensamiento en él, estaba con él, y liberé su talónEstuve con él y le deseé que se repusiera, pero él pensó que yo era un sueño. Durante muchos años viajé con el pensamiento a otros reinos y vi otras entidades. Visité civilizaciones en el nacimiento de su futuro, y vidas nunca vistas. Aprendí a viajar en un instante, porque descubrí que donde está el pensamiento, está la entidad. ¿Y cómo conquisté a partir de entonces? Fui un enemigo imponente puesto que conocía la manera de pensar de mis rivales. Por lo tanto, me burlé de todos ellos. Nunca volví a asediar sus reinos, dejé que ellos solos se asediaran. Poco a poco, a lo largo de muchos años, y a medida que el pensamiento de transformarme en mi ideal se convertía en la fuerza vital de las células de mi cuerpo, mi alma, gradualmente, cambió la programación de cada estructura celular, aumentando la frecuencia vibratoria en todas ellas. ¡Tan fuerte era mi deseo! Cuanto más en paz estaba con la vida, más experimentaba esa emoción en toda mi estructura física, hasta que me fui volviendo cada vez más y más ligero. La gente me miraba y decía: «Mirad, hay una luz alrededor el maestro». Y la había, ya que mi cuerpo estaba vibrando a una velocidad más rápida, pasando de la velocidad de la materia a la velocidad de la luz; eso es lo que hacía que una luz emanara de mi ser. Con el tiempo, mi cuerpo se fue volviendo más ligero y tenue a la luz de la luna. Entonces, una noche, llegué hasta donde estaba la luna. Ya no viajaba solo con el pensamiento, había aumentado las vibraciones de mi cuerpo hasta vibrar como la luz, y me había llevado la totalidad de mi cuerpo conmigo. Estaba lleno de júbilo y alegría, porque aquello que había logrado nunca se había oído antes. Volví sólo para ver si lo podía hacer otra vez. Y lo hice una y otra y otra vez, sesenta y tres veces antes de mi ascensión final. Se convirtió en una expectativa, como el respirar lo es para ti. Cuando me convertí en el viento, me di cuenta de lo limitado que había sido y de lo libres que eran los elementos. Cuando me convertí en el viento, me convertí en un poder invisible y sin forma, que es luz palpitante, indivisible. Así, podía moverme entre los valles y cañadas, a través de montañas, océanos y estratos, y nadie podía verme. Y como el viento, tenía el poder de tornar en plata las hojas esmeralda, de mover árboles inamovibles, de penetrar en los pulmones de un bebé o en la boca de un amante, y regresar a las nubes y empujarlas. Cuando me convertí en el viento, me convertí en la cúspide de un poder en movimiento que nunca puede ser domado, un movimiento salvaje que es libre, libre de peso, libre de medida, libre del tiempo. Cuando me convertí en el viento me di cuenta de lo pequeño e impotente que es el hombre en su ignorancia de sí mismo... y de lo grande que se vuelve cuando se extiende hasta el conocimiento. Aprendí que cualquier cosa que el hombre contemple lo suficiente, meramente por deseo, en ello se convertirá. Si el hombre se dice repetidamente a sí mismo que es un ser miserable, sin alma, impotente, lo creerá y en ello se convertirá. Si se llama a sí mismo señor del viento, será el señor del viento, como yo lo fui. Y si se llama a sí mismo Dios, se convertirá en Dios. Una vez que hube aprendido estas cosas, empecé a enseñar a mis amados hermanos sobre el Dios Desconocido, la Fuente de toda la vida. Llegó un día, cuando yo era ya un anciano, en que todo lo que siempre me había propuesto realizar dentro de mi ser, había sido realizado. Emprendí una marcha sobre el río Indo, y allí, en la ladera del monte llamado Indus, estuve en comunión con mi gente durante ciento veinte días. Les insistí para que supieran que lo que yo había entendido era verdad, que la fuente de su camino hacia la divinidad no venía a través de mí ni de ningún otro hombre, sino del Dios que nos había creado a todos. Para que lo creyeran —y para su sorpresa— me elevé delicadamente por encima de todos ellos. Las mujeres gritaron y se horrorizaron, los soldados arrojaron sus enormes espadas asombrados. Los saludé y me despedí de todos ellos, y los alenté para que aprendieran como yo había aprendido, y llegaran a ser lo que yo había llegado a ser, cada cual a su manera. Aprendiendo a comprender los elementos de la vida, a los que yo encontraba más fuertes e inteligentes que el hombre, y que vivían en coexistencia pacífica al lado del hombre y a pesar de él, descubrí al Dios Desconocido. Si le preguntas a un hombre: «¿Cuál debe ser mi aspecto? ¿En qué debo creer? ¿Cómo debo vivir?», si haces eso, morirás. Eso es una gran verdad. Ve y pregúntale al viento: «Dame el conocimiento, viento. Ábreme y permíteme saber», y él te transformará de verde oliva a plata, y te llevará por los recovecos de los cañones, riendo contigo, descaradamente libre. Yo fui muy afortunado al aprender de los elementos de la vida. El sol nunca me maldijo, ni la luna me dijo que yo debía ser de una determinada manera. Y los elementos nunca me reflejaron el fracaso. La escarcha y el rocío, el olor de la hierba, el ir y venir de los insectos, el grito del pájaro nocturno, son todas cosas infalibles cuya esencia es simple. Y lo maravilloso de ellos es que en su simplicidad y constancia nunca pidieron nada de mí. El sol nunca me miró y dijo: «Ramtha, debes adorarme para conocerme». La luna nunca me miró y dijo: «Ramtha, ¡despierta! ¡Es hora de que admires mi belleza!» Ellos estaban ahí en cualquier momento en que yo alzara la vista para contemplarlos. Aprendí de algo que es constante, que no juzga, y que es fácilmente inteligible si el hombre pone su mente en ello. Por eso yo no estuve en manos del pensamiento alterado del hombre con su hipocresía, creencias supersticiosas, dogmas, y los dioses de muchas caras que debes tratar de apaciguar. Por eso fue fácil para mí aprender en una sola existencia sobre este plano, lo que la mayoría de la gente aún tiene que entender, porque ellos buscan a Dios en el entendimiento de otros hombres. Buscan a Dios en las leyes del gobierno, de la iglesia, en una historia de la que aún les queda cuestionarse quién la escribió y por qué se escribió. El hombre ha basado sus creencias, su entendimiento, sus procesos de pensamiento, su vida misma, en algo que vida tras vida ha demostrado ser un fracaso. Y todavía el hombre, tropezando con su pensamiento alterado, prisionero de su arrogancia, continúa con esa hipocresía inquebrantable que sólo conduce a la muerte. Después de ascender fue cuando supe todo lo que quería saber, porque salí de la densidad de la carne y entré en la fluidez del pensamiento; y al hacer esto ya nada me inhibía. Supe entonces que el hombre era verdaderamente, en su esencia, Dios. Antes de ascender no sabía que existiera algo semejante al alma, tampoco entendía los mecanismos de ascensión del cuerpo. Sólo sabía que estaba en paz con todo lo que había hecho y con la vida misma. Ya no era un bárbaro ignorante, ansioso de batalla. Ya no me sentía rendido y fatigado. Abracé la vida y las maravillas que veía en los cielos, día tras día y noche tras noche. Esa fue mi vida. Aprendí a amarme a mí mismo cuando me comparé con algo grande y majestuoso. Mi vida se completó cuando tomé todo mi conocimiento y lo enfoqué sobre mí mismo. Fue entonces cuando la paz llegó, cuando comencé a saber más. Fue entonces cuando fui uno con el Dios Desconocido. No fue en el viento en lo que me convertí, sino en el ideal que el viento representaba para mí. Ahora soy su señor, porque me transformé en el principio invisible que es libre, omnipresente y uno con toda la vida. Fue al convertirme en este principio cuando entendí al Dios Desconocido, todo lo que él es —y todo lo que no es— porque eso es lo que yo quería entender. Encontré dentro de mí las respuestas que me permitieron expandirme hacia un entendimiento mayor. Yo fui Ram el Conquistador. Ahora soy Ram el Dios. Fui un bárbaro que se convirtió en Dios a través de las cosas más simples y sin embargo las más profundas. Lo que yo te enseño es lo que aprendí.



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Un abrazo chicos



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