Estábamos medio preparados para la llegada del hombre ciborg pero el advenimiento de la planta biónica quizá te pille un tanto descolocado. Pues acaba de pasar: ha nacido la rosa robótica. Y no, su objetivo no es llamarte para recordarte el cumpleaños de tu pareja. Sus planes van mucho más allá.
Vayamos a los hechos; un equipo de investigadores del Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad de Linköpin (Suecia) ha logrado integrar un circuito electrónico en el sistema vascular de rosas vivas. ¿Qué para qué han hecho tal cosa? El grupo, dirigido por Magnus Berggren ve diferentes posibilidades en el proyecto: la vigilancia y regulación del crecimiento de las plantas o la posibilidad de aprovechar la fotosíntesis como medio de generar energía. ¿A que ya no te parece una tontería?
Por ahora, los investigadores, que han publicado el estudio en la revista Science Advances han sido capaces de introducir dentro de la rosa un circuito electrónico para usarlo como medio influir en la concentración de varias sustancias que regulan su crecimiento y desarrollo. De hecho, han sido capaces de oscurecer y aclarar las rosas a su antojo, mediante la aplicación de impulsos eléctricos.
Para llegar a este punto la cosa no ha sido tan fácil como meter unos cables dentro de los tallos de las plantas. Los científicos han usado su propia arquitectura biológica para convertirla en un ciborg, introduciendo distintos polímeros conductores en su sistema. Estos fueron primero disueltos en agua y absorbidos por el xilema, que es tejido vegetal que transporta líquidos de una parte a otra de los vegetales. Después, el polímero crearon una fina película en el interior, formando un hilo sólido pero flexible, de hasta 10 centímetros de longitud, que el equipo usó para crear un transistor básico. Y todo ello sin dañar la los componentes orgánicos de la planta.
Se trata de la primera vez en la historia que un equipo de investigadores fusiona una planta y un circuito electrónico, lo que abre un verdadero campo de posibles aplicaciones en el futuro. Según Berggren, en unos años se podría “regular y medir cualquier componente en el crecimiento de la planta para controlar su crecimiento, colocar sensores de todo tipo, crear antenas verdes, usar la energía formada en la clorofila o producir nuevos materiales. Todo ello ocurre de forma natural y usamos el propio y superdesarrollado sistema vascular de las plantas”.
A nosotros se nos ocurre otra aplicación que puede cambiar la vida de mucha gente. Por fin losgeeks no tendrán excusa para ser un poquito románticos.
Imágenes: Linköping University