En su libro "De la Atlántida a la Esfinge", el escritor Colin Wilson recoge indicios de lo que él y otros creen que son rastros de una avanzada cultura anterior al comienzo de la Historia. El filósofo griegoPlatón describió de manera precisa dicha civilización, que según le dijeron los sacerdotes egipcios surcaba los mares miles de años antes hasta que fue destruida por un terrible cataclismo. Platón la llamó Atlántida.
Sabemos de una catástrofe de grandes proporciones por otro mito, el del Diluvio bíblico. Noé y su arca es un mito despreciado por los científicos, pero lo cierto es que hay cientos de mitos de diluvios en todas las culturas, a parte de las narraciones de Mesopotamia y de los hebreos, que dicen lo mismo sobre un desastre planetario que virtualmente borró al género humano antes del comienzo de la historia conocida.
¿Hubo realmente algo parecido a un diluvio? Y si así fue ¿existió una civilización anterior a todas las otras? ¿es realmente neutral la ciencia cuando afirma "limítese a los hechos como punto de partida"? La ciencia ha tendido a centrarse más en teorías que en hechos. Una teoría surge para explicar unos hechos, pero otros se dejan de lado. Nuevas evidencias pueden cuestionar la teoría, pero con frecuencia también son ignoradas. Llamamos a estos hechos anomalías, son evidencias que no encajan en la teoría.
En su polémico libro "Arqueología Prohibida" los científicos Thomson y Cremo muestran lo que ocurre cuando una evidencia contradice las teorías científicas. En México, en 1966, la arqueóloga Jean Steen-Mackintyre amenazó con echar abajo la teoría convencional de que el ser humano es relativamente nuevo en la Tierra. Descubrió herramientas de piedra y huesos humanos y los sometió a una batería de pruebas científicas.
"En 1966 pensamos que era un yacimiento antiguo y creímos que tendría unos 20.000 años. En aquella época se pensó que era demasiado tiempo. Cuando lo datamos mediante una batería de método supimos que tenía 250.000 años. Sinceramente yo me hubiera sentido feliz con los 250.000 años. Fui ingenua y pensé: 'voy a dejar de pensar en las fechas, tenemos la información, hemos conseguido los hechos; tomemos estos hechos y partamos de ahí'. No me di cuenta de que arruinaría mi carrera por completo".
Todas sus oportunidades profesionales se frustraron. El yacimiento fue cerrado, los permisos para investigar denegados sistemáticamente. No obstante, más de 30 años después unos arqueólogos descubrieron en Siberia vestigios de seres humanos de 300.000 años de antigüedad. Una fecha que de repente hizo que la datación de Steen-Mackintyre no pareciese tan improbable después de todo.
No es un engaño deliberado, es algo que ocurre automáticamente en la comunidad científica. Cuando una evidencia difiere de la teoría predominante no se habla de ella, no se da información. Y eso significa que la ciencia deja de progresar de la forma en que sería deseable.