LOS ABOGADOS CONSOLADORES
Nuestra Misión es que, gracias a nuestra humilde intervención, la gente que siente predisposición, abra los ojos cerrados hacia Dios, y, una vez en su caminar, darle ánimos, y en la duda, consejo y certeza. Ellos son los labradores en la Viña del Señor y no hay uno sólo de los obreros de Dios, del cual Él no tenga guardados hasta la raíz del pelo más pequeño.
LOS CONSOLADORES
El que quiera puede llamarlos según su preferencia, porque el Conocimiento que de Ellos nos ha venido ha salido desde mil bocas o desde una boca que vale por mil, pero con una sola voz: la Voz de Dios. Ellos han tenido la tarea de retransmitirlo gradualmente a los que Ellos han creído más receptivos.
Han venido de diferentes y diversos puntos de esta Galaxia y de otras galaxias. Algunos de estos Seres Superiores proceden de Alfa Centauro, de Orión, de Proción, de Andrómeda, de las Pléyades...
Sus máquinas voladoras, vistas por tantos, que luego han sido desmentidos por otros que aún siguen sin ver, a las que se suele conocer con el nombre de “discos o platillos volantes”, están construidas de una aleación metálica conseguida por un procedimiento de sublimación forzada de metales conocidos incluso en la Tierra, con una cualidad de absoluta pureza. Por medio del procedimiento disociativo de la energía cohesiva de los elementos, consiguen la fusión de esos metales destinados a componer una aleación especial, todavía desconocida en este planeta, consiguiendo un material durísimo, prácticamente indestructible, capaz de resistir temperaturas elevadísimas y presentar una muy notable resistencia a los más tremendos choques.
Con el procedimiento inverso al primero, el asociativo, mediante energía magnética de alto potencial, inyectada, consiguen otras aleaciones metálicas con excepcionales cualidades de dureza, resistencia y transparencia, con las que pueden sustituir el vidrio con entera seguridad.
La fuerza motriz que mueve sus máquinas voladoras y les permite atravesar los espacios cósmicos exteriores o los planetarios interiores, a velocidades increíbles, inverosímiles o simplemente inconcebibles para los actuales seres humanos, es la energía magnética y la energía luz.
Tienen naves de diversos tamaños y formas, las famosas “nubes” de los relatos bíblicos, que utilizan, indistintamente, según la necesidad de la misión a realizar. Porque, Ellos, siempre están cumpliendo una misión, y en estos tiempos, muy importante. Las naves de menor tamaño son las llamadas “de exploración” y operan, exclusivamente, en los espacios internos de los mundos que visitan. Hasta varios centenares de ellas pueden ser transportadas por grandísimas astronaves que pueden alcanzar, fácilmente, varios kilómetros de diámetro, especialmente las de forma fusiforme. Estas cosmonaves siderales suelen permanecer en los espacios externos, y una de ellas, de colosales dimensiones, es la “Nueva Jerusalén”, como una ciudad volante diseñada especialmente parta transportar a los Elegidos del planeta Tierra, en el momento preciso.
Estas explicaciones, de tipo técnico, tienen por objeto hacer comprender a muchos, que estos Seres Superiores tienen la fácil posibilidad de venir a nuestro orbe con una rapidez que los científicos de la Tierra no podrían ni soñar. Como no lo consiguen, ni lo entienden, es por eso que lo niegan. Pero, es aconsejable que los lectores lo sepan, en aras de que ello pueda aclararles otras cosas, relacionadas con “ángeles que vuelan”, y gente que se monta o sube en “nubes” y “caballos blancos”.
Algunos se han preguntado desde cuándo nos visitan los Ángeles Extraterrestres, y aún muchos, hoy, se lo siguen preguntando. Aunque existen aquellos que les cuesta el aceptarlo, Ellos nos visitan desde la noche de los tiempos. Su presencia en este planeta es una verdad irrefutable que todavía niegan, con pueril presunción, aquellos que se obstinan en creerse las únicas criaturas inteligentes del Cosmos que han sido desarrollados a imagen y semejanza del Padre Creador.
Desde el más remoto origen, a este tiempo, han demostrado y demostrarán aún con pruebas cada vez más claras en el futuro, su existencia y su universal fraternidad, inspirada en el indisoluble Amor de Aquél que está en Ellos y también en nosotros: La Inteligencia Cósmica que lo compenetra todo, lo coordina todo y lo programa todo.
La función de los denominados Extraterrestres hoy, es la misma de los llamados Ángeles antiguamente. Lo único que ha cambiado es la metodología, porque la conciencia del hombre de hoy es diferente de la del hombre de ayer. A pesar de ello, triste es decirlo, la mayoría de los hombres de este tiempo no alcanzan a comprenderlo, porque sólo miran el aspecto “humano–material”, olvidando por completo el aspecto “divino–espiritual”.
La misión actual de los que Jesús el Cristo llamó “Abogados Consoladores”, tiene un doble fin, tras unas causas deletéreas que han perseverado por libre voluntad humana, transformando un cambio de Ciclo Planetario, que podía haber sido natural y armonioso, en una permutación traumática, susceptible de acarrear riesgos universales imprevisibles, por el proceder diabólico e irresponsable de seres sin el menor atisbo de conciencia, ni humanidad.
Muchos terrestres, y en particular los gobiernos de muchas naciones, hace tiempo que saben que la presencia de los Ángeles Extraterrestres sobre este planeta tiene por objeto vigilar el desarrollo tecnológico y científico de una ciencia que, cada vez más, se ha ido manifestando con cínica y perversa inconsciencia, poniendo en serio peligro, con sus demoníacos experimentos, el equilibrio dinámico del anillo magneto–esférico de la Tierra, y como consecuencia, la estabilidad orbital de los restantes planetas de nuestro Sistema Solar. El peligro potencial es tan grande, que incluso podría ser extensible a otros sistemas solares, con consecuencias aterradoras.
Ya hubo un catastrófico precedente en uno de los planetas que orbitaban alrededor de nuestro Sol, y del cual sólo quedan como testimonio de la locura de sus habitantes, el llamado “Cinturón de Asteroides”. Por ello, la intención precisa de estos Abogados Siderales es evitar la repetición de cuanto ya sucedió, provocando la destrucción de un planeta dos veces mayor que la Tierra, la salida del satélite de su órbita y muchos millones de muertos. Hay una Ley que el ser humano se empeña en no conocer, y el que la conoce, en no querer cumplirla, pero que Ellos harán comprender que es inquebrantable. Y han puesto en marcha todos los medios que son necesarios, los tienen bastante convincentes, para hacer desistir al hombre de esta engreída generación, del bárbaro propósito que tiene en mente llevar a cabo: seguir con la loca aplicación del potencial nuclear y de todo aquello con lo que esta ciencia negativa se propone actuar. Ese es el fin principal de Aquellos que Son, a los que tantos gustan llamar despectivamente “Alienígenas”, cuando deberían llamarles, amorosamente, “Hermanos Mayores”.
A los personajes ciegos y sordos que pueblan este mundo debería interesarles el motivo por el que los Abogados Consoladores están aquí, por qué han venido de nuevo. Así sabrían que ese motivo es el mismo de hace milenios: un deseo fraterno que ha pretendido volver a los hombres, libres de las cosas que les hacen esclavos, igual que de los prejuicios y conceptos preestablecidos que les hacen sufrir u obrar negativamente, en relación consigo mismos o con el mundo que les rodea, y siempre en desacuerdo con las leyes del Universo.
Esos Defensores Espaciales ya han hecho el trabajo para el que Dios, por petición de Cristo, les ha mandado. Han consolado y llevado a la Verdad completa a los Justos, a los Apóstoles, a los discípulos, a los que han sido, son y serán sus hermanos pequeños, sus alumnos, sus amigos... Los que había que preparar, ya están preparados; los que había que marcar, ya están marcados; los que había que elegir, ya están elegidos; los que eran necesarios, ya están disponibles. Ahora, como la cínica ciencia no ha hecho caso de las advertencias del Espíritu de la Verdad, como los gobernantes irresponsables han ignorado lo que les han argüido los Consoladores Crísticos, como los hombres han echado en saco roto las amonestaciones de los Mensajeros del Cielo, sólo cabe, pues, esperar estos prontos acontecimientos futuros:
El Eje magnético de la Tierra se desviará.
La corteza terrestre se comprimirá.
Seísmos descomunales destrozarán vastas regiones.
Los mares se saldrán de su lecho, inundando amplias zonas de la Tierra.
Los volcanes entrarán en erupción.
El vapor de agua producido oscurecerá el Sol por muchos años.
La Tierra, será como un barril dando tumbos por el espacio.
Su atmósfera se incendiará para purificar por el fuego todo lo contaminado.
Y en este nuevo Diluvio, nadie se salvará de los que queden en la Tierra.
Pero, antes de estos acontecimientos, hasta la saciedad repetidos por los sabios, y hasta la saciedad rechazados por los necios, los Abogados Consoladores reunirán a los Elegidos de todos los rincones de la Tierra, los embarcarán en la gran ciudad cosmonave llamada la “Nueva Jerusalén”, y viajarán hacia el Amor Universal, a un lugar donde serán instruidos en la sabiduría cósmica, hasta que la Tierra sea de nuevo un lugar habitable y puro.
Curiosamente, los hombres siguen haciendo las mismas preguntas que hace 2.000 años, y cuando llega el momento de considerar cuál será el tiempo en que sucederán estas cosas, siempre se las ingenian para fechar con muchos años posteriores su consecución, a partir del tiempo en el que ellos viven, con la oculta e ilusa pretensión, de que en esos años todo puede arreglarse y no pasar nada. Pero, esta vez se equivocan y pronto lo comprobarán.
Son muchos los que quieren conocer el tiempo del fin, pero éste hay que saber ubicarlo en la época donde están contenidos los “signos” que lo preanuncian. Estos signos son de dos categorías: la primera, de orden natural, fenómenos celestes, calamidades, cataclismos y catástrofes sobre la tierra. La segunda, de tipo humano, catalogando ciencia, política, sociedad, economía, moral, religión y vida espiritual. Analizando lo actual, el resultado no tiene alternativa: deplorable e irreversible. El fin, ya, es lógico e inaplazable.
A los arrogantes, engreídos y poderosos del planeta, a los hombres hipócritas que se complacen en hacerse los ignorantes, y que han permanecido insensibles a todas las advertencias, no hay nada más que decirles. Ellos verán. Pero, que recuerden que Jesús dijo: “Vendré como ladrón en la noche”. Podría ser mañana.
Acabemos: La obra de los Abogados Consoladores en este planeta Tierra, hace tiempo que tiene preparado el epílogo. Ellos han preparado todo lo que era necesario para activar los “signos” que todos los hombres de todas las tribus, pueblos y naciones han podido ver y sentir. Los Elegidos, ya no temerán por lo que sus ojos verán y sus oídos oirán. Tienen despierta la conciencia para estar atentos a la llamada de sus nombres, en el día y en la hora en que serán puestos al servicio de Jesús, que vendrá a traer la nueva Ley y el nuevo pacto entre Dios y los hombres que deberán heredar su Reino en la Tierra.
JOSÉ GARCÍA ÁLVAREZ
Roquetas de Mar - España