Personalmente no estoy absolutamente nada de acuerdo con lo
que se afirma en esta noticia, por muy científica que diga ser; y mucho menos
cuando se afirma que el hipocampo no interviene. (Ya sabemos que el hipocampo
es responsable de los recuerdos). No interviene porque no considera que sea un
recuerdo de nuestra mente. Y evidentemente claro que no lo es; estos tipos de
recuerdos que trascienden el tiempo y el espacio pertenecen a la Mente Divina
de cada individuo. Da lo mismo que no queramos aceptarlo, pero quienes
recibimos información que sabemos que no nos pertenece, hemos comprobado
sobradamente que proviene de “otro lado” al que tenemos acceso por conexión
telepática. Evidentemente no podemos demostrarlo, pero lo vivimos cada día y
eso no nos lo puede arrebatar nadie. Lo pueden discutir, lo pueden ridiculizar
y hasta pueden alegar que estemos inventando. Pero quienes lo estamos sintiendo
y viviendo cada día, tenemos la certeza de que se nos han adelantado cosas que
luego han ocurrido y que era imposible que supiéramos de antemano.
Y dentro de esa información que se nos da, a veces, se
filtran lo que yo llamaría “Recuerdos del Ser” que somos en divinidad. Y esos
recuerdos se adelantan a nuestro tiempo de la tercera dimensión, porque el
tiempo suyo es “un eterno presente” donde se funden lo que nosotros conocemos
como el pasado y futuro.
Cuando alguien vive un dejá-vu está obteniendo un recuerdo
de su Ser en este instante. Dicho de otro modo, es como si al llegar a ese
punto, nuestro Ser tuviera un pensamiento que le recuerda un momento de su pasado.
(Nosotros somos su comienzo, su pasado; y como ellos son nuestro futuro, a
veces recuerdan cosas que han vivido, aunque nosotros en nuestro tiempo lineal
aún no hemos llegado a ellas). Ese recuerdo a veces no pueden evitar que energéticamente
vibre de un modo especial y como siempre están en contacto con nosotros (pues
somos ellos en su pasado), nuestro cerebro capta esa energía de información,
esos datos, pero sabe que no pertenecen a nuestra mente y entonces no sabe cómo
actuar con semejantes datos. Entonces lo único que se le ocurre es archivarlo
como información nuestra “superpuesta” en el lóbulo temporal sin asignarle un
archivo concreto. El hipocampo no interviene por ende, hasta que no llega el
instante del tiempo en el que sí que lo vivimos nosotros. Es ahí entonces
cuando se produce el fenómeno dejá-vu que no es otra cosa que, dos mismos
sucesos registrados en una misma celda de información, pero en tiempo y espacio
distinto. Que la ciencia se empeñe en que esto es una consecuencia física o psíquica es comprensible; pero que ahora quieran disfrazarlo como una especie de "antivirus" y que sea cosa del lóbulo frontal para poder emitir una alarma, lo siento pero yo por ahí no trago...
Pero sigan, sigan intentando buscar explicación a lo que es divino. Puede que solo la encuentren cuando permitan que sea su parte divina la que se lo cuente. Mientras intenten razonar las cosas de quinta con mentes obtusas de tercera, seguirán tapando el asunto poniéndoles nombre y teorías rocambolescas... ¡qué le vamos a hacer si somos así!
Parece que el déjà vu no es lo que creíamos
Quizá no sepas nada de francés más allá de “bonjour”, pero seguramente has escuchado sobre esta expresión. Déjà vu es esa sensación de que la escena que estás viviendo – un lugar, un hecho o una conversación – ya tuvo lugar en el pasado.
Por ejemplo, quizá tengas la impresión de que ya has leído estas líneas, pues la ciencia ha intentado develar el misterio desde hace bastante tiempo y existe un gran número de teorías para explicarlo. Pero un nuevo estudio presentado en la International Conference on Memory (ICOM) parece haber encontrado una respuesta definitiva a lo que sucede en el cerebro cuando se experimenta esta sensación.
En lo que todos los investigadores convergen es que el déjà vu sucede con mayor frecuencia entre la población joven y, especialmente, en aquellos que suelen viajar. Además, suele aparecer en momentos de mucho estrés.
La mayoría de las investigaciones previas también asocian al déjà vu con el área del cerebro responsable de la memoria. Se trata del lóbulo temporal, donde se sitúa el hipocampo, la región de nuestro cerebro encargada de procesar y almacenar nuestros recuerdos. Una de estas teorías previas apuntaba que la súper-excitación de las neuronas en el hipocampo provocaba recuerdos falsos. Otra arrojaba la culpa en una disfunción del giro dentado.
Pero en este nuevo experimento, conducido por la Universidad de St. Andrews, se concluyó que el hipocampo no participa en el fenómeno y que un déjà vu no es precisamente un recuerdo falso.
El estudio fue pionero en observar el cerebro mediante resonancia magnética en el preciso instante en que tenía lugar el fenómeno. Para lograr hacer el examen, el grupo de científicos provocó déjà vus con un juego de palabras.
Mostraban una serie de palabras sobre un mismo tema – buró, noche, cama. A continuación, hacían preguntas rápidas 1) si el participante había escuchado alguna palabra con S, 2) si había escuchado la palabra “sueño”. El resultado fue que, mientras el voluntario estaba seguro de que no había escuchado ninguna palabra con S, aún sentía que la palabra “sueño” tenía algo en común – en ese momento se producía el déjà vu.
Pero lo realmente sorprendente fue el resultado de la resonancia: mostraba que la región del hipocampo no presentaba señales de estar activa durante el déjà vu. El que más trabajaba era el lóbulo frontal, generalmente asociado con la toma de decisiones.
Los científicos creen que el lóbulo frontal funciona como un antivirus de computadora. Este hace un barrido de los recuerdos, revisando si existe alguna inconsistencia, para evitar que se almacene un “recuerdo corrompido”. Y de la misma forma que un antivirus de computadora nos alerta cuando encuentra un problema, el déjà vu sería una notificación de que el problema fue encontrado, aislado y resuelto.
Akira O’Connor, el principal autor del estudio, cree más plausible que el déjà vu sea una alarma consciente de una discrepancia siendo corregida, que un error en la memoria. Esto explicaría porqué las personas mayores casi no tienen déjà vus, mostrándose cada vez más confusos sobre sus recuerdos.
“Si no es un error, sino la prevención de un error, tiene mucho más sentido”, escribió O’Connor en su sitio web donde divulgó la investigación. Entre más viejos nos hacemos, menos capaz se vuelve nuestro cerebro de ejecutar dicho mantenimiento – ya hay errores y discrepancias demasiado grandes como para que el antivirus pase a solucionarlas.