Por siglos y siglos tu cerebro ha sido amaestrado, condicionado por otros, que te ha dicho en qué puedes creer y en qué no creer; como tienes que pensar y como no debes de pensar. Incluso en alguna vida te han matado, ridiculizado, quemado y torturado porque osaste poner en duda lo que te han expresado como verdad absoluta; y así…, poco a poco has ido cercenando tu imaginación y frenado tu curiosidad por descubrir los misterios de tu verdadero “Ser”.
Claro, en apariencia es más fácil y cómodo que te digan qué es lo correcto y qué no lo es, en qué debes de creer y en qué no creer; mejor aún si te dicen quién debes ser y quién no debes ser, como debes comportarte para ser grato a los ojos de un iracundo Dios, porque así pareciera que el viaje de la vida es más tranquilo y certero.
Naces y…, y si vives como te han dicho que debes de vivir, entonces…, cuando te mueras, piensas…, lo más seguro es que te vayas al Cielo. Hermoso modelo de la vida que se te presenta, sin complicaciones…, que parece explicarlo todo. Entonces… ¿Por qué no logra calmar esta idea tu desasosiego interno?
Porque estás en el grupo de seres valientes que se atreven a dudar; te has atrevido a cuestionar, a poner en tela de juicio todo lo que te han enseñado y…, por lo mismo, quizás hasta te hayan discriminado y criticado por osar ir más allá de lo que la gran mayoría se atreve a mirar. Lo hiciste y…, sin duda, eres un valiente, pero…, habiendo soltado viejas creencias, asustado como aún lo estás, corres presuroso a refugiarte en nuevas creencias que te permitan liberarte de las anteriores que tanta confusión y dolor te causaron; esas que intentaron engañarte y convencerte que algo malo había en ti y que por lo mismo, tenías que ser salvado, iluminado o perdonado.
El viaje a tu interior es vertiginoso y lleno de sorpresas, pero debes ser muy valiente para no dejarte atrapar por nuevas creencias. Quieres encontrar seguridad y por eso te abrazas desesperado, como alguien que se ahoga, a un leño, sintiéndote aliviado de haber encontrado algo que te ayude a soportar la angustiante sensación de falta de apoyo. Ahora…, por fin, crees saber cómo es el Universo, la vida y tú mismo.
Aprendes nuevas respuestas para las viejas preguntas y antes que te des cuenta…, ya te encuentras evangelizando, convenciendo a otros de tus nuevas ideas, separando a quienes consideras están en el camino correcto y quienes según tu…, no lo están. Sin darte cuenta que estas poniéndote nuevamente límites, engañándote a ti mismo y a otros…, una vez más. Pero es tan fuerte tu temor de soltar ese tronco que al fin parece protegerte, que te olvidas de los tesoros que podrías encontrar si te atrevieras a lanzarte a seguir buscando, sin afianzarte a nada, la “Verdad” de tu “Ser”.
Si sientes que por fin tienes respuestas a las grandes verdades de la existencia…, preocúpate.
Si sientes que por fin has llegado al puerto de la verdad absoluta…, preocúpate.
Si crees tener sólidos argumentos para defender tus nuevas creencias…, preocúpate.
Si crees que estás escuchando la voz pura de tu verdadero “Ser”…, preocúpate.
Si piensas que “tu verdad” es más certera y valiosa que la de tu hermano…, preocúpate.
Si consideras que lo que te convence, no son creencias sino verdades…, preocúpate.
Porque de3ntro de ti…, hay tantas y tantas voces hablándote al mismo tiempo, argumentándote, convenciéndote, criticándote, alentándote y a la vez…, asustándote. Esas voces tienen tantos orígenes como estrellas el firmamento. El camino hacia tu “Ser” esta tan nublado de esas estridentes voces que te alientan a detenerte…, que debes aprender a desconfiar de lo que oyes dentro de tu cabeza. Cuando creas tener algo claro, sacúdete y cuestiónalo. Sólo el pensamiento más sublime, la emoción más excelsa que surgiendo en tu interior, te hagan olvidar de ti mismo…, pueden provenir de MI, para tu realización mas plena.
Sé que estás cansado y que te gustaría exclamar que has encontrado por fin esas verdades, pero créeme…, el sendero a tu interior…, no tiene ruta establecida; tu eres el pionero, el caminante que forja su propio camino al andar. Podrás encontrar compañeros de ruta, incluso amorosos guías dispuestos a aconsejarte y ayudarte y que incluso alumbrarán tu sendero, pero tarde o temprano, te darás cuenta que vuestros destinos se separan y que nuevamente caminas solo, pero ahora con más claridad mental…, sintiéndote emocionado, experimentando una nueva y desconocida fuerza en tu interior que te impele a avanzar con nuevos bríos…, al encuentro de ti mismo.
Soy la intuición, la “Voz silenciosa” que…, en alguna vida o vidas, en tus momentos de mayor zozobra y oscuridad…, como una débil esperanza, te ha mantenido a flote y finalmente…, guiado.
Llegará el día que descubras que no hay metas…, sino sólo senderos; y…, liberado de la presión interna de tener que llegar a algún lugar, aprendas por fin a disfrutar la aventura que implica, vida tras vida, recorrer ese espacio hacia el encuentro de tu maravilloso “Ser”. Espacio…, un Universo pletórico de amor, que humanamente no te puede ser descrito, pues sólo tú, bello ser, tienes la llave para abrir la última puerta que te permitirá llegar a descubrir la perfección del SER DIVINO que en realidad…, ERES.
FUENTE.- Libro… “Conversaciones con mi Ser Superior” por Jacha, y otros escritos.
Por cierto, he encontrado ese libro, así que podéis descargarlo aquí:
http://despertardivino.cl/old/Web/Conversaciones.pdf
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