Historia De Los Anunnaki Y El Rol De Los ET Reptiles
PARTE 1 En mayo del 2003 escribí un informe a las personas en la Web, en donde describía lo que sospecho en cuanto al poder colonial ET que en la actualidad nos tiene sometidos en la esclavitud y lo ha estado haciendo durante los últimos milenios.
Este documento está todavía sin editar, y no puedo asegurar que todo lo que escribí en el sea 100% certero, pero es lo mejor que tengo por el momento. Todavía me hace falta editarlo y mejorarlo, apoyando las hipótesis con más hechos y evidencias, para convertirlo en un libro.
Esto es lo que tengo hasta el momento:
Para comenzar, me gustaría aclararles que hace cuatro mil años, no habría habido necesidad de escribir todo esto, ya que si hubiéramos vivido en este tiempo nos lo habrían enseñado en las escuelas, pero 4,000 años de campaña de desinformación dirigida y poderosa han pasado su factura, y me tomará algún esfuerzo poner en claro algunos elementos esenciales para usted.
Las gentes antiguas no tenían dioses, en el sentido acostumbrado de esta palabra. Por ejemplo, considere el Cercano Oriente antiguo. A lo largo de los dos milenios que preceden el nacimiento de Cristo, esta área fue dominada políticamente por dos reinos poderosos: Asiria y Babilonia. El idioma hablado a lo largo del área era el Acadio. Sin embargo, las nociones populares de esas personas sobre los dioses y la religión son erróneas.
Estas nociones incorrectas simplemente provienen de un error en la traducción de una palabra Acadia. El Acadio de las lápidas cuneiformes habla extensivamente sobre asuntos de los ilu. La palabra “el ilu” normalmente ha sido traducida erróneamente como “los dioses”, y esto es lo que da lugar a las nociones populares sobre la religión del Cercano Oriente Antiguo.
La hipótesis entera de que el Cercano Oriente antiguo tenía restos de su religión apoyándose en una falsa traducción, y ésa es la interpretación de “los ilu” como “los dioses.” Si este apoyo demuestra ser falso, como les mostraré a continuación, la hipótesis entera de la religión del Cercano Oriente Antiguo se derrumba y debe desecharse.
La premisa que “los ilu” significa “los dioses” simplemente es falsa, porque esto no es lo que la palabra en Acadio antiguo significa. Su significado literal en Acadio es “los tipos altos.” Este significado literal es aceptado por los lingüistas principales, y sin embargo continúan aseverando que, aunque el significado literal de la palabra sea “los tipos altos”, lo que los Acadios, los Assyrios y los babilonios realmente quisieron decir era “los dioses.”
¿Por qué tal insistencia, me pregunto?
¿En qué evidencia se basa esta demanda?
Toda la evidencia apunta al hecho que el significado literal de “los ilu” es “los tipos altos” , y que es era, de hecho, el significado intencional. Los ilu eran los seres claramente antropomórficos muy más altos que los humanos ordinarios. En cada pintura donde se muestran ilu lado a lado con personas ordinarias, el ilu es muy más alto. Tomando evidencia antigua y alguna evidencia moderna para ser discutida, he estimado la altura del ilu como de 4.5 m o de 14 a 15 pies
¿Pero quienes eran estos ilu?
¿Cómo es que existieron tales personas?
¿Eran miembros de un rama evolutiva ahora extinta de las especies humanas, el supuesto Homo Gigantus?
¿Eran producto de aberraciones genéticas?
¿Habían en antigüedad plantas que producían naturalmente potentes hormonas de crecimiento para crear tales gigantes?
El problema con todas las hipótesis anteriores es que ninguna de ellas explica de que manera influenciaron los supuestos productos de mutación o el efecto extremo de la hormona de crecimiento para que se llegase a pensar en ellos como dioses. Claramente los ilu deben de haber tenido algunas otras características notables además de su altura, puesto que llevó a las personas a pensar en ellos como seres divinos.
La respuesta nos la da otra civilización antigua que precedió a los Akadios, Asirios, y babilónicos. Esta civilización antigua llamó a su tierra SHU.MER (“La Tierra de los Vigilantes”). Los estudiosos Occidentales han decidido llamarla Sumer, por ser simplemente más fácil de escribir y pronunciar. La civilización Sumeria es la civilización humana conocida más antigua en la Tierra.
Floreció casi de la noche a la mañana alrededor de 3800 A.C. en Mesopotamia, la tierra entre los dos ríos Tigris y Eufrates; y desapareció en 2024 A.C. cuando fue destruida por una nube mortalmente radiactiva traída por los vientos orientales desde la península de Sinai, dónde según algunos archivos antiguos, tuvo lugar una guerra nuclear. Después de transcurridos un par de siglos, necesarios para que disminuyeran los niveles de radiación, Sumer fue seguida por Babilonia, cuyo poder fue desafiado, entonces, por Asiria.
Akkad era la extensión norteña de Sumer, y se desarrolló totalmente poco antes la caída de Sumer. La cultura y el idioma evolucionaron a partir de Sumer, y los ilu Akadios, babilónicos, y Asirios también provienen de Sumer. Sin embargo, Los sumerios eran más específicamente descriptivos al referirse a ellos. Ellos los llamaron Anunnaki que en el idioma Sumerio significa “Aquéllos que vinieron del Cielo a la Tierra.” Esto nos da una respuesta clara acerca de quienes eran éstos “los tipos altos”:
No eran alguna casualidad de la naturaleza causada por mutaciones genéticas humanas o de poderosas hormonas de crecimiento, sino que visitantes del espacio exterior.
Como si para convencernos que ellos sabían sobre lo que hablaban, los sumerios antiguos dejaron para nosotros innumerables pinturas de aviones, cohetes, y otros vehículos para volar a través de la atmósfera y del espacio. Las pinturas van acompañadas por descripciones técnicas detalladas de su funcionamiento, así como información astronómica detallada correcta sobre el sistema solar, y todos los nueve planetas conocidos a nosotros hoy en día (el más lejano, que es totalmente invisible sin los poderosos telescopios), asteroides, cometas, y estrellas distantes, incluyendo muchos que no son visibles desde Sumer.
El conocimiento astronómico pasado a nosotros por los sumerios incluye la descripción del décimo planeta del sistema solar que era el planeta-hogar de los Anunnaki. Dado la exactitud del conocimiento Sumerio sobre los nueve planetas, asteroides, cometas, y estrellas distantes que nosotros conocemos, no hay razón para creer que estaban equivocados acerca del décimo planeta del sistema solar.
Los relatos Sumerios de los Anunnaki no dejan duda alguna que estos seres estaban tecnológicamente muy avanzados. Poseían equipo eléctrico y electrónico, incluso tubos electrónicos al vacío, semiconductores, y láser. Eran muy adelantado en sistemas de comunicación de radio, computadoras, robots, avión, cohetes, y satélites artificiales. Tenían plantas de energía nuclear y armas; y estaban comenzando a experimentar con dispositivos de antigravedad (el resultado fueron sus muchas construcciones megalíticas).
También habían avanzado altamente en tecnología biomédica. Claro esto es de esperarse, ya que es necesario tal nivel avanzado de tecnología para los viajes interplanetarios. No es, entonces, de extrañarse que, al descubrir las tablas Sumerias de arcilla a mediados del siglo 19, los hechos descritos en ellas parecían magia, por eso, estos textos fueron etiquetados como mitológicos, y las referencias a los Anunnaki, DIN.GIR, ilu, y otros nombres por los que los visitantes espaciales eran conocidos, se interpretaron como teológicos.
Pero si las escrituras Sumerias eran mitos,
¿Cómo es que han venido a contener detalles correctos sobre ciencias y tecnologías que nosotros hemos recién, con mucho esfuerzo redescubierto sólo muy recientemente, y otros que todavía no hemos conseguido echar a andar hasta el momento?
¿Cómo es que ellos pudieron pintar y describir dispositivos los cuales el dogma conocido no acepta que pudieran haber tenido, como son los tubos electrónicos al vacío electrónicos, aviones, y cohetes?
¿Cómo podrían ellos saber detalles de Urano y Neptuno que nosotros hemos redescubierto recientemente con la misión del Voyager 2?
El dogma conocido como historia aceptada no proporciona ninguna respuesta, y ya es tiempo para irlo desechando. En ausencia de evidencia contrario, sería bueno comenzar a creer a los sumerios y lo que ellos dejaron escrito sobre los Anunnaki.
Existe otra razón del porqué se pensaba en los Anunnaki como dioses: ellos fueron nuestros creadores. Según los archivos Sumerios, los Anunnaki aterrizaron primero en la Tierra hace aproximadamente 450.000 años, en un tiempo en que la evolución de la Tierra estaba en el punto de los homínidos. Los Anunnaki vinieron a la Tierra, no para jugar a ser Dios, sino por una razón más práctica: para recolectar minerales para el uso en su planeta-hogar. La dificultad de minar pronto se hizo demasiado duro para ellos, y entonces tuvieron la idea crear un trabajador esclavo.
El gobernante de su planeta-hogar, Anu le dio la orden a su hijo Enki quien trabajaba en la misión de la Tierra como principal científico genético, crear, a través de la ingeniería genética, a un nuevo ser, el obrero- esclavo. Este ser tenía que ser lo suficientemente adelantado como para que pudiese realizar trabajos complejos, es decir, más adelantado que cualquiera de los animales disponibles, pero también menos adelantado que los propios Anunnaki, para que éstos pudieran justificar el no tratar a los nuevos seres como personas morales y poder usarlos como esclavos.
Los líderes Anunnaki encontraron que estos nuevos seres llenaban sus expectativas, y los pusieron a trabajar en las minas y en otras partes de sus colonias, que incluyeron la Antigua Mesopotamia. Los primeros hombres trabajaron para sus dioses. La palabra Semítica “avod ” que se interpreta hoy como “el culto”, literalmente significa “trabajan para.” Ése fue el principio de la relación entre hombres y dioses. Los primeros hombres no rindieron culto a sus dioses, ellos trabajaron para ellos.
¿Cómo, entonces evolucionaron los humanos de una raza esclava a una civilización? Esto pasó gracias a Enki. Mientras la asignación de Anu fue crear una raza de esclavos, en su corazón, Enki quiso más. Él quiso jugar a ser Dios, y crear a un ser a su imagen y semejanza, similar a él, no sólo físicamente, sino también mental, intelectual, emocional, y espiritualmente, incluyendo todas las habilidades psíquicas. Y esto fue lo que hizo.
Los otros líderes Anunnaki estaban, al principio enfurecidos y trataron de destruir la creación de Enki. Sucedió que la última edad de hielo estaba por acabar en ese momento, y un gran diluvio barrió la Tierra. Fue un evento completamente natural, pero el líder Anunnaki Enlil decidió usarlo para librarse de la creación de Enki. Enki, sin embargo, frustró su plan salvando a un grupo de humanos guiados por uno que vino a ser conocido como Noé.
La transformación del animal-esclavo en la Persona Moral inteligente y emocional que nosotros llamamos el ser humano se activó por Enki quien concede un regalo de amor a sus criaturas. Esta casualidad se recuenta, con mucha distorsión, como de costumbre, en la Biblia. “La serpiente” (“nahash” en el hebreo original que tiene muchos otros significados) quién sedujo Adán y Eva al “pecado” fue Enki. La “fruta” que ellos “comieron” no fue una manzana, ni cualquier otra fruta física en absoluto. La palabra “la fruta” usada allí tiene un significado sexual.
Adán y Eva no comieron fruta, ellos hicieron el amor. El amor específicamente hecho, en lugar de meramente comprometido en la reproducción. Como todos sabe, la conducta sexual humana es notablemente diferente de eso de cualquier otra especie. Los animales procrean meramente, los humanos hacen el amor. Esta diferencia es el resultado de lo que Señor Enki hizo a una pareja humana ese día en el E.DIN (el nombre Sumerio original del que el Edén Bíblico fue derivado).
Precisamente como Enki predijo y planeó, concediéndoles a los humanos el hacer el amor (“sabiendo” en el lenguaje del Antiguo Cercano Oriente) a los humanos fue un disparador que abrió el potencial espiritual más alto y una de las formas psíquicas de la emoción humana más alta llamado amor. Un hombre y una mujer ya no son animales, son ahora Seres Morales dotados de la capacidad más alta por conocer y amar.
Todo esto fue gracias al Señor Enki, a su hermanastra y compañera de amor ocasional, y compañera, también en la creación del ser humano, la Científico Anunnaki de la Vida, Lady Ninmah, llamada también Mami, por los sumerios, la madre de todos los hombres. La palabra para madre es “mamá”, “mami”, o algo similar en cada idioma en la Tierra.
Mientras inicialmente enfureció a los otros Anunnaki, incluyendo a Enlil, eventualmente aceptaron la hazaña de Enki. Les concedieron a los humanos los elementos esenciales de civilización y les permitieron vivir lado a lado con ellos. Los humanos se repartieron en tres regiones:
Mesopotamia
Egipto
El Valle Indo
Éstas fueron las tres civilizaciones humanas mas antiguas. Los Anunnaki mantuvieron la cuarta región, TIL.MUN, para ellos como su puerto espacial. Esta región lleva, hasta la fecha, el nombre de un líder Anunnaki: nosotros lo llamamos la península de Sinai, pero lleva el nombre de un dios Semítico antiguo, Sin. Sin reinó sobre la región en semi-jubilación mientras su hijo Shamash (o Shemesh, proviniendo de de las palabras de Akadio “shem” y “esh” significando “cohete” y “ fuego”, respectivamente), vistió su uniforme de Águila y un objeto como reloj con alas en cada muñeca (imagen izquierda), comandando los funcionamientos diarios del puerto espacial.
Esto era lo que nuestros antepasados conocieron como sus dioses. Ellos no eran dioses en el sentido religioso, y no existía religión como a tal. Los dioses no eran una cuestión de creencia: las personas vivieron lado a lado con ellos en ciudades construidas por los obreros humanos bajo la dirección de arquitectos e ingenieros Anunnaki. Las personas podían ver y oír a sus dioses, y si eran privilegiados podían hasta tocarlos.
Algunos humanos particularmente privilegiados consiguieron tener sexo con ellos. No había necesidad ciertamente a “creer” en ellos. Los dioses eran para los antiguos como son a nosotros hoy nuestros presidentes, parlamentarios, dictadores, u otras formas de gobierno. Ellos hacen leyes que nos dicen qué hacer, y puede, ya sea gustarnos o bien podemos detestarlos, pero no dudamos de su existencia.
Podemos ver y oír al presidente en la TELEVISIÓN (los Anunnaki tenían ciertamente también radio y televisión), algunas personas consiguen el privilegio de estrechar su mano, e incluso una interna logró intimar con el presidente. Esto es lo que los dioses eran a nuestros antepasados. Los llamados templos eran literalmente casas de dioses, llenas de artefactos tecnológicos como son nuestras casas hoy, y que, ciertamente, parecían mágicos a nuestros antepasados, y siempre que los dioses volaban, siempre usaban avión, no magias o palos de escoba.
La último clarificación que necesitamos hacer sobre los dioses Anunnaki es considerando su inmortalidad. Los antiguos, de hecho, pensaban en sus dioses como inmortales. Sin embargo, no eran inmortales en sentido sobrenatural. Ellos podían morir en un accidente o un a guerra, y la radiación era también mortal para ellos como lo es para nosotros. Cuando la nube radiactiva de la explosión nuclear en la península de Sinai flotó encima de Sumer, los dioses corrieron por sus vidas.
Su llamada inmortalidad era, para nosotros su sumamente largo e indefinido período de vida. Por ejemplo, Enki llevó el primer grupo de Anunnaki que aterrizó hace aproximadamente 450.000 años en la Tierra, y todavía todavía estaba por acá en el año 2024 A.C. después de que Sumer fue envenenada por la radiación, cuando, arriesgando su propia vida Enki atravesó la tierra envenenada en un intento de salvar a las personas que quedaron allí.
El investigador Zecharia Sitchincree que la duración del período de vida de los Anunnaki era el resultado de cómo evolucionó la vida en su planeta – hogar, el cual completa su órbita alrededor del sol en 3600 años terrestres, lo cual hace que 3600 años terrestres sean apenas un año del suyo. Neil Freer defiende, sin embargo, que los Anunnaki probablemente extendían sus vidas a través de una tecnología biomédica avanzada.
Los textos antiguos también relatan que los Anunnaki reavivaron, en algún momento, personas muertas. Esto suena a sobrenatural, pero hay que tomar en cuenta que era difícil para los Antiguos establecer cuándo exactamente estaba muerta una persona. Quizás aquéllos que fueron reavivados con éxito reavivados por los Anunnaki no estaban verdaderamente muertos.
La relación entre dioses y hombres era como lo he descrito anteriormente, no solo en Mesopotamia, sino que a través de todo el mundo antiguo. Muchas personas piensan en el mundo hoy como un pueblo global. Esto era aún mas en la antigüedad. Los Anunnaki podían volar un avión hacia cualquier parte del mundo fácilmente, tal y como nosotros lo hacemos en la actualidad. Ellos tenían la ventaja de que tenían al mundo entero bajo un solo mando (el suyo), lo contrario al mundo de hoy, que está amargamente dividido por la política y religión.
Los dioses de todas las otras tierras eran los muy mismos Anunnaki, sólo que a veces eran conocidos por nombres diferentes en los idiomas diferentes. El Ra egipcio era Marduk, su padre Ptah era Enki, su hermano Thoth era Ningishzidda. Los Anunnaki tenían, a veces también sus propias riñas políticas, y las divisiones o separaciones ocasionales ayudaron a expandir la civilización a lo largo del mundo. La civilización antigua de Mesoamérica a fue comenzada después de que Thoth fuese derrocado por Marduk/Ra. Toth dejó Egipto con sus seguidores fieles y atravesó el océano de Pacífico hacia Mesoamerica dónde se convirtió en el dios Quetzalcoatl.
Después de que los líderes de Anunnaki aniquilaran su propio puerto espacial en la península de Sinai con armas nucleares, Enlil fue a América del Sur a buscar nuevos metales, minando, construyendo y operando, refinando, y construyendo nuevos medios del embarque espaciales junto con su hijo conocido en el antiguo Medio Oriente como Ishkur, Adad, o Teshub volviéndose allí conocido como Viracocha.
¿Cómo he venido a poseer tal conocimiento increíble sobre el mundo antiguo estando en contraste total con los dogmas enseñados en las escuelas a lo largo del mundo? Para dar el justo crédito dónde es debido, el asombroso trabajo de recuperar este conocimiento olvidado y suprimido por la censura y las instituciones de poder de hoy lo hizo el gran estudioso Zecharia Sitchin quien nació en Rusia, se crió en Palestina, fue educado en la Escuela de Economía de Londres, y vive ahora en Nueva York.
Construyendo y recopilando información durante 60 años de investigación, escribió nueve libros en los que ha perfilado su mirada fresca en las antiguas escrituras de alrededor de todo el mundo en su forma original, sin la interpretación dogmática de las instituciones Establecidas, y escribió las crónicas de la historia de la Tierra y civilización humana como los Antiguos lo grabaron. Su trabajo ha servido como una pilar para el trabajo de muchos otros investigadores, incluso Alan Alford, Neil Freer, Jim Marrs, y yo.
Armado con lógica apropiada de quién los dioses antiguos realmente eran, ahora podemos hacernos directamente la pregunta de porqué no los vemos a ellos ni a sus avanzadas tecnologías entre nosotros, y porqué no los hemos visto durante los últimos siglos. ¿Dónde se fueron?
Zecharia Sitchin no contesta ni se hace esta pregunta, y termina el relato de sus Crónicas de Tierra en el año 2024 A.C.. Neil Freer y Jim Marrs han intentado contestar esta pregunta, pero su investigación en esta área era muy superficial. Encontrar la respuesta a esta pregunta ha sido una de mis tareas primarias de investigación el último año y un medio.
En el transcurso de mi investigación he encontrado que toda la evidencia apunta a que los dioses Anunnaki fueron vencidos y forzados fuera de la Tierra por el Dios Yahweh/Jehovah de la Judeo-cristiandad en el periodo alrededor de 2000 A.C. al 1000 DC. El problema empezó alrededor del 2000 A.C. cuando los Anunnaki estaban luchando entre ellos sobre si el hijo de Enki, Marduk conseguiría su deseo de tomar el mando sobre los asentamientos humanos de los otros dioses Anunnaki.
En ese tiempo, algo muy extraño le estaba sucediendo a un hombre de descendencia Sumeria llamado AB.RAM. Él recibió las instrucciones de algún dios de mutilar su genital y hacer el mismo a todos los varones en su casa y todos sus descendientes.
Desafortunadamente, el único documento conocido hasta ahora que relata este evento directamente es la Biblia hebrea que, como les demostraré en un momento, ha sido editada de una manera muy perjudicial: se atribuyeron los hechos de muchos dioses diferentes al presunto Dios, haciendo muy difícil de determinar hoy en día realmente qué dioses hicieron a menos que hubiera otro documento aparte de la Biblia que relacione este evento, ya que todos los otros documentos antiguos son muy más claros identificando a los individuos involucrados, ya sean dioses u hombres.
Las instrucciones de la mutilación corporal hacen muy improbable el hecho de que el dios que las dio fuera uno de los Anunnaki, ya que no existe evidencia alguna de que cualquiera de los Anunnaki haya actuado alguna vez con tanta crueldad insensata.
No podría nombrar a ningún líder Anunnaki que hubiese deseado que cada hombre, generación tras generación, aun cuando no sea generalizado en la Tierra, sólo en una nación, el sufrir esa mutilación y tortura insoportable que, indudablemente dejará cicatrices para toda y lo priven para siempre de la habilidad de disfrutar el sexo plenamente.
(El prepucio del pene es el tejido erógeno primario en los hombres, y su levantamiento reduce grandemente el placer sexual para ambos compañeros, haciendo incluso en algunas ocasiones que resulte hasta doloroso tener sexo.)
La circuncisión es una atrocidad contra la humanidad y contra la naturaleza. Los varones de todas las especies en Tierra que tienen penes tienen prepucios. Está allí por una razón, y el único motivo posible para pedir su mutilación, para la cual no existe absolutamente ningún beneficio, es un deseo de causar daño, dolor y sufrimiento a las personas. El dios que dio tales instrucciones a Abram debe de haber sido uno muy malo.
La lógica sugiere que este dios era el Dios Yahweh del Judaísmo, pero hay prueba directa de esto hasta ahora. Una de las direcciones principales en mi investigación actual es determinar con certeza la identidad del institutor de la mutilación del pene hebrea, pero todavía no la he completado. En cualquier caso, la primera aparición de Yahweh en la Tierra de la que tengo certeza es en el tiempo del Éxodo y la creación del Estado de Israel en 1433 A.C. Fue para entonces que la historia de humanidad fue re-escrita creando la versión falsificada de ella, y lamentablemente continúa enseñándose hasta el presente día.
Esta versión falsificada de la de historia es el libro del Génesis, y la Biblia en general. Promulga el dogma de un Dios que creó el Universo, después, el hombre fue creado (intencionalmente lo creó imperfecto puesto que requiere corrección quirúrgica de cada individuo), y luego después juzgó a la mayoría de sus criaturas como inferiores y los puso en subordinación a sus personas escogidas, la Raza Maestra judía.
Los primeros cinco libros de la Biblia, incluso Génesis, estaban compuestos por Moisés bajo la dirección de Yahweh. En su mayor parte consiste de versiones revisadas y distorsionadas de documentos históricos Sumerios mucho más exactos y detallados. La historia Bíblica de la creación de la Tierra y los cielos es una versión revisada y distorsionada del texto Sumerio que describe la formación del sistema solar tal y como era enseñada a los sumerios por los Anunnaki. La historia de la creación de Adán y Eva es una versión revisada y distorsionada la versión detallada y técnicamente exacta de cómo y porqué los Anunnaki crearon a la humanidad a través de la ingeniería genética.
En ambos, la creación de la Tierra y del sistema solar, y en la creación, mucho más tarde, de la Humanidad, el Dios Judeo-cristiano es culpable de plagio: Está tomando créditos por algo que el no hizo. Él no creó el Universo, eso fue hace alrededor de unos 15 mil millones años, mucho antes de él. El sol y los planetas del sistema solar se condensaron de una nube de gas y polvo por procesos naturales hace 4.6 mil millones años, y Dios no tuvo nada que ver en ello.
Los primeros humanos fueron creados por Lord Enki y Lady Ninti del décimo planeta del sistema solar, y no por Yahweh. La primera aparición del Dios Judeo-cristiano en la fase fue cuando él vino a la Tierra en 1433 A.C. para establecer una nación que le rendiría culto (el significado de la palabra original es “trabajar para” él), o quizás 600 años antes, cuando instituyó la bárbara práctica de mutilación genital masculina.
Pero, respecto a la creación de humanidad, Yahweh hizo más que sólo tomar el crédito para él. En su versión falsificada de la historia que se le ha enseñado a las personas los pasados tres mil años y medio, ha reducido al Señor Enki, nuestro verdadero creador y benefactor mas grande que ha existido, a un diablo. Enki aparece en la Biblia como el nahash, “la serpiente”, quién sedujo Adán y Eva a “pecar”.
Con esto, no sólo ha denigrando a nuestro creador y bienhechor, sino que ha etiquetado el “pecado” aplicándolo al acto de expresar la emoción humana más alta, que es el amor, esa misma emoción que nos ha hecho humanos, es un indicador del verdadero propósito del Dios Yahweh Judeo-cristiano: la represión y destrucción de humanidad.
¿Entonces, quién era Yahweh realmente? Era un dios en el mismo sentido en que los Anunnaki son dioses: él era un gobernante, un cabecilla de estado. La diferencia principal es qué tipo de gobernante era. Si uno deja todas sus descripciones de lado, como el creador y el Dios benévolo del Universo y lo ve como lo que realmente era, era un prototipo de Hitler con su Raza Superior.
Para crear su propia nación para gobernar, necesitó un lugar para ser poblado por él y por gentes. Escogiendo para ello un linaje de personas con órganos genitales mutilados que trabajaban en Egipto, él los llevó fuera de Egipto hacia la tierra Palestina que había escogido para hacer su Estado de Israel. Claro, la tierra no estaba vacía, ya que había personas viviendo allí.
¿Qué hicieron bajo la guía de Dios Yahweh estas Personas Escogidas a las personas oriundas de ese lugar? Lo mismo que hicieron de nuevo en el 20 siglo: cambiarlos de sitio, a puntapiés fuera de sus casas, tomar algunos como los esclavos y matar al resto.
Como los Anunnaki, él era también una fuerza física real, no un mito en las mentes de las personas. Algunos pensadores se preguntan cómo es que pudieron los judíos escapar tan fácilmente de las tropas del Faraón y derrotar a todas las personas originarias de Canaan, quienes pusieron resistencia contra la invasión, a pesar de que los judíos nunca fueron guerreros particularmente buenos.
Camino a su “tierra prometida”, ellos saquearon bárbaramente la gran ciudad de Jericó. Ésta fue ciertamente una indecible atrocidad: Jericó era la ciudad más vieja de la Tierra, construida alrededor de 8500 A.C., en un tiempo en que las personas todavía no habían aprendido a vivir una vida de pueblo, mucho menos construir una ciudad totalmente desarrollada. Jericó fue construida obviamente por los Anunnaki, no por humanos, aunque en esos días, los humanos ya vivían lado a lado con los Anunnaki, y algunos vivían en Jericó.
Como la ciudad más vieja en la Tierra y una importante fortaleza Anunnaki, era una fuente de valores culturales por miles de años. Los judíos la destruyeron. Esto fue una atrocidad, pero la pregunta más grande es, cómo pudieron hacerlo? Jericó era un fuerte Anunnaki importante y ciertamente muy bien protegido. ¿Cómo pudo una chusma armada con armas no más avanzadas que hachas, lanzas y flechas vencer a una ciudad Anunnaki fortificada con guardias armados con armas láser?
Los judíos mismos dicen, por supuesto, que su Dios Yahweh les ayudó a hacerlo. Y de hecho así fue. Una cuidadosa lectura de la Biblia revela que cuando los judíos estaban marchando de Egipto hacia su tierra prometida, había un UFO volando sobre sus cabezas. Los relatos del otro lado del conflicto confirman esto. Yahweh fue, de hecho, responsable de las atrocidades que dirigió, y fue su nave la que venció las defensas puestas por los pobladores originales de Canaan y sus líderes Anunnaki. Eso es cómo el Dios Judeo-cristiano forzó a los Anunnaki y sus fieles seguidores humanos fuera de Palestina, en un reguero sangriento.
Sin embargo, controlar a Israel solamente, no fue suficiente para Yahweh. Él quiso tomar el mando de la Tierra entera de los Anunnaki, los creadores y protectores de la humanidad, para pisotear a la indefensa humanidad hacia la esclavitud y declive. Un milenio y medio antes del nacimiento de Cristo, se lucharon largas y amargas guerras en Israel, encabezadas por Yahweh y los líderes Anunnaki del resto del antiguo Medio Oriente (Marduk de Babilonia, Ashur de Asiria, y Sin de Harran).
Los siglos de amarga guerra desgastaron y cansaron al antiguo Medio Oriente, y los Anunnaki perdieron la partida. Los griegos consiguieron ver a los Anunnaki quienes también era sus dioses, cara a cara, solamente en su mas temprana edad Homérica. Para el tiempo de los grandes filósofos griegos ya los Anunnaki se habían ido del escenario político del antiguo Medio Oriente, y los griegos retuvieron sólo memorias distorsionadas y descoloridas de sus dioses.
Forzados por Yahweh fuera del antiguo Medio Oriente, hacia dónde se fueron, entonces, los Anunnaki? Se establecieron en Europa. Se volvieron los dioses de los antiguos europeos quienes no eran bárbaros, como popularmente se ha creído, sino que fueron guiados por los Anunnaki para establecer una alta civilización.
Pero Yahweh codició también Europa , y lo consiguió, haciendo fluir ríos de sangre humana, tal como era su costumbre. De cómo, exactamente, hizo esto, es un área de mi investigación actual que todavía está inconclusa. Roma fue un plan hábilmente creado. Al principio parece que existió otra cultura bajo el amparo de los Anunnaki: los dioses romanos que fueron copiados de los griegos, y los últimos eran Anunnakis. Sin embargo, existe una duda .
Mientras que la cabeza del panteón romano generalmente se piensa que fue Júpiter, un paralelo del Zeus griego, quien he determinado que viene a ser la misma persona de Hittite Baal y el Shamash Semítico, el comandante de funcionamientos espaciales de los Anunnaki, la cabeza del panteón romano también era conocido como Júpiter, he encontrado que la sugerencia que nos da Sitchin es muy creíble, de que Júpiter es un juego de palabras significando Jehovah, el nombre en latín para Yahweh.
Si la cabeza del supuestamente panteón pagano (es decir, de guía Anunnaki) romano era realmente Yawheh disfrazado, muchos misterios se vuelven menos misteriosos. El papel histórico de Roma se pone más claro, transformando al Judaísmo en Cristianismo, extendiendo así el poder de Yahweh desde Palestina hasta Europa.
Ésta es ciertamente una pregunta muy difícil de contestar, sin embargo, existen algunas pistas. Un documento filtrado del estado del gobierno americano afirma que un extraterrestre que fue recuperado vivo de un OVNI chocado en 1949 (dos años después de los choques de Roswell en el cual se recuperaron sólo cuerpos de extraterrestres) les dijo a sus interrogantes militares que,
"hace 2,000 años sus antepasados plantaron una criatura humana en la Tierra para ayudar a los habitantes de Tierra a desarrollar una civilización. Esta información sólo era vaga y no se obtuvo la identidad exacta o información de trasfondo sobre este homo-sapiens. Indudablemente, si esta información fuese liberada al público, causaría pánico mundial.”
Probablemente nunca sabremos si esta información es auténtica o no, y la verdad sobre Cristo será difícil de excavar. Sin embargo, mientras la verdadera identidad y misión de Cristo son un interrogante difícil, el asunto está mucho más claro con respecto a la iglesia cristiana. Esta era claramente un instrumento de la tiranía de Yawheh, extendida por toda Europa, y fue la razón por la cual los últimos Anunnaki fueron forzaros fuera de la Tierra, y por lo que el gran conocimiento científico y tecnológico que nos legaron fue eliminado, razón por la cual Europa y el mundo fueron arrojados a la Edad Oscura durante casi dos milenios.
La iglesia sostiene la versión falsificada de la historia mundial, conocida como la Biblia hebrea y la renombró el Antiguo Testamento. La verdadera historia, así como todas las otras ciencias, fueron suprimidas de la manera más atroz, quemando la Biblioteca de Alejandría y torturando y matando a todos sus estudiosos. Y, de nuevo, había algo real, y no meramente una fuerza imaginaria, detrás de todos estos eventos.
¿Cómo pudo San Pablo, él solo, someter a casi toda Europa y al mundo civilizado de ese entonces, a esta dogmática religión?
¿Cómo pudo un solo e insignificante grupo de personas, como lo eran los primeros Cristianos, llegar a darle a la iglesia tanto poder en la edad media?
Solamente veo una explicación: que fue Yahweh quien tomó el mundo.
Esta hipótesis se apoya en una sangrienta evidencia. En cada lugar en donde estaba teniendo lugar la conversión a la Cristiandad, se podía ver todo siempre de esta misma manera: un ejército de fanáticos cristianos matando gente en masa, incendiando ciudades y pueblos, siendo siempre el mismo adversario: “los paganos”, es decir, los seguidores fieles de los Anunnaki.
Ahora sabemos que los dioses paganos no eran mitos, sino que visitantes de carne y hueso de otro planeta, quienes crearon a la humanidad. Y si bien a veces molestaban seriamente, generalmente eran nuestros bienhechores. Se pone claro, entonces, que los blancos reales de la celosa destrucción cristiana no eran los “creyentes” en los dioses paganos (seguidores sería la palabra correcta, ya que no se puede hablar seriamente sobre creer o no creer en la existencia de alguien a quien se le puede dar un apretón de manos), sino que los propios dioses.
También está claro que una chusma de fanáticos armados con arcos, flechas y lanzas, no podrían haber representado una seria amenaza para viajeros espaciales que poseían cohetes, rayos láser, y maquinaria pesada. Por consiguiente, de nuevo se vuelve creíble que la iglesia cristiana fue ayudada por el Dios Judeo-cristiano en sus despreciables actos.
Esto vierte mucha luz acerca de quién debió ser este Dios. El veredicto está claro: Dios es el más grande delincuente que este planeta ha visto alguna vez, una gran fuerza cósmica apoyada en la destrucción y decaimiento que propone un grave peligro a la humanidad.
Y lo que es el más ominoso es que en estos momentos lleva la delantera, y el mundo entero está ahora sumergido bajo su oscura nube.
Tenemos la respuesta a la pregunta de Mencken acerca de lo que pasó con los grandes dioses antiguos. Primero, ellos fueron forzados fuera del Medio Oriente antiguo, y luego después fuera de Europa. Su último hogar en la Tierra fue la antigua Rusia, y cuando esta también fue cristianizada a fuego y espada, los dioses tuvieron que dejar la Tierra y partir en sus cohetes. Muchos de ellos probablemente regresaron a su planeta de origen, pero otros pudieran estar mas cerca, es decir no mas lejos que la luna.
Sí, la Luna. Allí existe suficiente evidencia de la existencia de bases pertenecientes a agentes no-humanos inteligentes, y los recuerdos antiguos de los dioses proporcionan fuertes pistas acerca de quienes son estos agentes. Un dios Anunnaki muy conocido es el Sin Semítico cuyo nombre Sumerio original era Nannar. Él siempre fue considerado el dios de la luna.
Dadas las prácticas y absolutamente no-sobrenaturales que han resultado ser las características de los viejos dioses antiguos bajo un cuidadoso escrutinio, existen buenas razones buenas para creer que el título de Nannar/Sin “el dios de la luna” tenía un significado literal: él era el comandante de la base en la luna. ¡Y el hecho más fascinante es que hay evidencia que él todavía se encuentra allí en la actualidad!
Para los Hititas, Nannar/Sin era conocido como El. Él era la cabeza de su panteón, cuyos otros miembros prominentes eran su esposa Asherah (Ningal) y sus hijos Baal (Utu/Shamash) y Anat (Inanna/Ishtar). La palabra El también existe en hebreo dónde significa “dios”, viniendo del Acadio “ilu.” Aparece en la Biblia, y una de mis áreas de investigación actual es la de indagar si en algunos de los casos, esta palabra, en la Biblia supuestamente monoteísta, realmente pudiera referirse al dios Anunnaki Nannar/Sin.
Hay más todavía. La historia registra que un hijo del alto sacerdote Sin/El de su ciudad de Harran bajó a la península árabe para comenzar un culto a su dios allí, y estaba allí y fue allí y entonces que el nombre de El fue metamorfoseado a Alá. Nannar, Sin, El, y Alá son toda una misma persona: el hijo del primogénito de carne-y-hueso de Enlil, un Anunnaki quien fue puesto a cargo de la base en la luna.
Por supuesto que esto no es lo que los musulmanes piensan de Alá. Aunque lo reconocen como el dios de la luna, y hay suficiente simbolismo de la luna en el Islam, Mahoma convirtió a Alá básicamente en otro Yahweh. Y es mi creencia que esto no sucedió sin el sucio involucramiento de Yahweh. La evidencia habla por sí misma: mientras Europa es obviamente muy importante en el mundo actual, el Medio y Cercano Oriente es también es una región vital y sumamente importante. Es, después de todo, la cuna de civilización.
Para tener el dominio mundial, no es suficiente controlar sólo una parte del mundo, aunque sea una parte importante. Uno debe controlar el mundo entero. No es suficiente para Yahweh controlar Europa e Israel a través de la Judeo-cristiandad, sino que también necesita controlar el Medio y Cercano Oriente a través de Islam. Tomó provecho de la situación.
Después de que los Anunnaki dejaron el Cercano y Medio Oriente, las personas que vivían allí continuaron rindiéndoles culto. El jefe de ellos en ciertas tierras era Sin/El el aka Alá. Y así, las cartas se jugaron hacia las manos de Yahweh: él simplemente asumió la identidad de Alá, y envió a Mahoma para crear una nueva religión en la cual Alá se volvió otro Yahweh.
El verdadero Nannar/Sin/El/Allah no andaba cerca para protestar el robo de su identidad. El cronometraje confirma mi hipótesis: todo esto estaba sucediendo exactamente al mismo momento que Europa y Rusia caían en el oscurantismo de la Cristiandad.
¿Qué evidencia tengo de que Nannar/Sin/El/Allah está actualmente en la luna con su compañía entera?
Además de la evidencia general para una base activa no-humana en la luna, se rumora ampliamente en ciertos círculos que los astronautas americanos no fueron muy bienvenidos por los operadores de esta base. Simplemente, los yanquis fueron informados de que no eran bienvenidos en la luna y que debían regresar de donde llegaron. Como resultado de esto, el programa de la luna fue apresuradamente abandonado. Yo también sospecho que los soviéticos nunca fueron allí, no porque ellos no pudieran, sino porque ellos ya sabían de esto.
Si la base de la luna está bajo comando Anunnaki como sospecho, su falta de hospitalidad hacia los embajadores del Tío Sam es bastante comprensible. El imperialismo americano actual, odiado por el resto del mundo, está etiquetada como “conspiración judía” por muchos, y que es casi ciertamente un tentáculo de Yahweh.
La meta a la que sirve es la meta de Yahweh:
la destrucción de humanidad a través de la esclavitud y el deterioro de las cualidades que nos hacen humanos, las cualidades que Señor Enki nos dio al hacernos Seres Morales.
Yahweh realmente debe de estar muy agradecido con el sistema americano, ya que ha elevado su sucio trabajo a nuevas alturas con sofisticadas técnicas como son las mutilaciones de pechos y mutilaciones gastrointestinales y químicas. Y la estadística en la tasa de circuncisión y el nivel de influencia Judeo-cristiana en la vida cotidiana en el EE.UU. y el resto del mundo Occidental nos revelan mucho.
Y sin embargo, todavía podemos ganar. Podemos derrocar a Yahweh y liberar la Tierra de su oscuro reinado. La batalla se termina hasta que no esté muerto el último soldado. A pesar de que él está sosteniendo la actualmente la batuta sobre los Anunnaki, nosotros todavía podemos recobrar nuestro planeta. Hitler tuvo a toda Europa y una gran parte de la URSS bajo su mando, y aun así fue derrotado. Fue derrotado por el heroísmo de los soviéticos, quienes dieron sus vidas para liberar al mundo del Tercer Reich, otra de las venturas de Yahweh.
Y todavía no ha muerto el último soldado en la batalla para salvar al mundo del dios de oscuridad. Ningún tirano es invencible. No importa cuánto clama dios ser omnipotente, no lo es. La Madre Tierra ha sacado adelante a grandes guerreros y grandes mentes, y sacará adelante a más. Nada es imposible para la mente humana, y nosotros podemos crear armas y tecnologías no menos que aquellas de los Anunnaki y luchar con ellos contra nuestro enemigo.
¡Nuestros aliados en este forcejeo, los Anunnaki, no están muertos!
La base de la luna todavía se sostiene muy bien, y su personal no está, ciertamente, perdiendo tiempo. No hay duda que ellos están trabajando en modos de lucha contra Yahweh tanto como nosotros somos. Y como la órbita del décimo planeta, el planeta hogar de los Anunnaki, lo trae cerca de la Tierra cada 3600 años en el pasado, lo hará de nuevo, ya que Yahweh no es el legislador del Universo y no puede repeler la ley universal de gravedad. Juntos, nosotros podemos ganar.
¡Las personas de luz de todos los planetas, únanse!
“Quién era el “Dios” de Israel (a quien ellos llamaron Yahweh, YHWH, Jehovah en latín e inglés) quien es el responsable de todas esas atrocidades? Todos la evidencia apunta a que este dios no pudo ser ninguno de los Anunnaki. Es más, esta evidencia señala que este dios era muy diferente de los seres humanoides (es decir, nosotros, los Anunnaki, los Sirianos, los ARI-AN, y otros), en cambio era algo sumamente feo y malvado, un monstruo parecido a lo que intentamos pintar en las películas de horror.
Así es que fueron los Yahwistas quienes reemplazaron a los Anunnaki. La misma fuente que habla sobre AN y ARI-AN los llama lagartijas o pequeños reptiles. Ellos son los que están hoy en el poder. Su mayor poder es eso del disfraz que es la razón por la cual incluso son principalmente desconocidos aun para aquéllos muy involucrados en estos asuntos.”
¿Los “Dioses Antiguos” del Necronomicón, los Oscuros –> yahweistas –> KÁZAROS (de los que hablaba Popov) –> sionístas –> NOM?
El Antiguo Testamento considera a Enóch como al progenitor del linaje humano (un hijo de Set, nieto de Adán) y dice “Fue entoncs cuando se empezó a invocar el nombre de Yahweh”, es decir cuando se inició el culto y sacerdocio entorno a Yahweh. Y realmente, si lees un poco sobre este tema, te darás cuenta de que los ecos de Yahveh son muy reconocibles en la figura de Enlil, el Señor del Mandato de la Tierra, hermanastro de Enki. Dicen las tablillas algo así: el incremento de unión entre jóvenes astronautas (annunaki en las plataformas de Marte y Tierra) y las descendientes del Trabajador Primitivo no era del gusto de Enlil. Los textos sumerios cuentan que “a medida que el País se extendía y la gente se multiplicaba, Enlil se mostraba cada vez más molesto con las declaraciones de la Humanidad” y con su capricho por el sexo y la lujuria. Las uniones entre annunaki y las hijas de los hombres le quitaban el sueño. ” Y el Señor dijo: exterminaré a los que creé de sobre la faz de la Tierra”. De hecho las mismas tablillas hablan de que Enlil vio la ocasión de deshacerse de los terrestres cuando desde una estación científica en la punta de Africa se le empezó a infromar de una peligrosa situación: el crecimiento de la capa de hielo en la Antártida se había hecho inestable, al apoyarse sobre otra capa de hielo medio derretida y deslizante. El problema era que esta inestabilidad se estaba desarrollando justo cuando Nibiru estaba a punto de hacer su aparición en las proximidades de la Tierra; y el campo gravitatorio de Nibiru podía romper el delicado equilibrio de la capa de hielo, haciendo que se deslizara en el Océano Antártico. La immensa marea que se podía originar sería capaz de engullir todo el globo. (¿Es este el problema actual al paso de Nibiru? , digo esto porque queda claro tras la lectura de que no existe una relación directa entre causa y efecto del paso de Nibiru y algún apocalipsis en la Tierra, pero se mencionan casos como este particular) Cuando los igigi (Annunaki en órbita de Marte) confirmaron la certeza de la catástrofe, los annunaki empezaron a reunirse en Sippar en el espaciopuerto. Sin embargo, Enlil insitió en que no se informara a la humanidad de la inminencia del Diluvio y en una reunión especial de la Asamble de Dioses les hizo jurar a todos y en especial a Enki (que como sabemos rompió el juramento salvando a su hijo Noé y su familia), que guardarían el secreto. Para mi es obvio el eco de Yahweh en el retrato de Enlil, el Dios del Antiguo Testamento, el Señor del Mandato y quien tenía en custodia y guarda las Tablillas de los Destinos, ¿podría estar relacionado con el “ordenador” o creador de Matrix robado?
Para mi los dioses sumerios eran reptiles y el dios biblico seria una faccion separada de ellos. Y siguen aqui y no se han movido. Reescribieron la historia a su gusto, nos re-adn-hicieron. Yo veo que se peleaban entre ellos y tenian celos y envidias. Muestras de poca evolucion espiritual. Sigo creyendo basicamente lo que dice el libro “Los dioses de Eden”.
Lo siento, no me trago que los americanos y los rusos trabajaran para diferentes entidades antes y/o despues de la 2 guerra mundial…no. Actuaban igual en todas partes. Basta leer el libro “Azteca” de Gary Jennigs, o Gennings para ver el tipo de organizacion social que promovieron alli.
Hay un pasaje mencionado en los textos sumerios que creo que es de suma importancia. Hablan de una antigua batalla a vida o muerte entre un nieto de Anu (Ninurta) y un “demonio” de una clan diferente; el relato se conoce con el nombre de El Mito de Zu. Su héroe es Ninurta, hijo de Enlil y hay relatos hindúes e hititas que hablan de esto mismo con nombres distintos.
Tras el viaje de Anu a la Tierra (que desata un montón de conflictos originados en la herencia y mandato) bajo la jefatura general de Enlil, los annunaki se habían asentado para sus tareas en el Abzu (Africa sudoriental) y Mesopotamia; transportaban el oro hasta las estaciones orbitales operadas por igigi desde donse se enviaban a Nibiru y todo esto se controlaba desde el Centro de Control de Misiones de Enlil en Nippur. Allí en la parte más elevada estaba la sala DIR.GA, la zona de acceso más prohibida, el “santo de los santos” donde estaban instaladas las “Tablillas de los Destinos”, cartas de navegación celestes y paneles de datos orbitales. A esta cámara sagrada, con ayuda de Enki, consiguió acceder un dios (annunaki) llamado ZU, haciendose con las tablillas de los destinos y poniendo en sus manos el destino de los annunaki de la Tierra y de Nibiru. Zu al que habían enviado los igigi a Enlil para quejarse de que no se les habia concedido ningún lugar de descanso en la Tierra (para aliviar los efectos del espacio y la ingravidez) consigue hacerse con las tablillas, una vez que accedió al santuario y “concibió en su corazón quitarle a Enlil la Enlildad” “Cogeré la celeste Tablilla de los Destinos Los decretos de los dioses gobernaré Estableceré mi trono seré el amo de los Decretos Celestiales ¡A los igigi en su espaico comandaré”
Cuando Enlil se despisto, ZU cogió la Tablilla y en su Ave (¿os suena lo de Ave María Purísma?) huyó a un lugar seguro en las montañas. Y dicen los texto sumerios: “Tan pronto sucedió esto, todo quedó detenido, se suspendieron las fórmulas divinas, se desvaneció la brillantez luminosa, quedó en silencio, en el espacio, los igigi estaban confundidos, el resplandor de santuario había desaparecido”. “Enlil se quedó sin palabras”
Cuando se restablecieron las comunicaciones, “los dioses de la Tierra se reunieron uno a uno con las noticias”- Se decidió que Ninurta el hijo de Enlil recuperara las tablillas de los destinos. Y cuentan las tablas sumerias:
“Zu y Ninurta se encontraron en la ladera de la montaña, cuando Zu lo percibió estalló en furia, con su Brillantez, hizo que la montaña brillara como con la luz del día, soltó los rayos en su furia”.
Zu no podía ver a Ninurta (que estaba oculto en una nube de polvo) y le grita: ¡Me he apropiado de toda Autoridad, los decretos de los dioses los dirijo yo ahora! ¿quién eres tú que vienes a luchar conmigo? ¡Explícate!
Finalmente, tras varias batallas vence Ninurta (algunas perdidas) y finalmente Zu fue capturado y llevado a Enlil en NIppur. Las tablillas de los Destinos se reinstalaron “El Señorío entró de nuevo en el Ekur, las Fórmulas Divinas fueron devueltas” dicen las tablas. Ninurta le cortó la garganta a Zu, al que se ve en varias representaciones vestido de ave, por su relación con los astronautras igigi. Este relato es de lo más misterioso, ¿qué es esto que está en poder de “los dioses” y les permite regir los destinos?
Como colofón interesantísimo a este relato de lucha entre Ninurta y Zu se dice que la derrota de de Zu quedó en la memoria annunaki como una gran liberación y la gran fiesta de su derrota se transmitió a la humanidad de generación en generación en forma de ritual que tenía lugar anualmente. Se elegia un toro, que representaba a Zu, y se le sacrificaba por sus malas acciones. Se han encontrado largas instrucciones para el ritual en versiones babilónicas y asirias, que pasaron del sumerio primitivo.
El ritual era más o menos este y se representaba el juicio de Zu de esta forma.
Se postraba al toro ante Enlil “El Gran Pastor”. El sacerdote acusador recitaba unas retóricas preguntas acusatorias, como si se dirigiera a Enlil, “¿Cómo pudiste darle el tesoro al enemigo? ¿Cómo pudiste dejarle morar en lugar puro? ¿Cómo pudo entrar en tus lugares?”. Más tarde la represnetación invocaba a Ea/Enki y a otros dioses para suplicar a Enlil que se calmar, pues Ninurta tomaba las riendas del asunto “¡Apunta mis manos en la dirección correcta! ¡Dame las órdenes correctas!”
Después de este recital se pronunciaba el fallo y cuando se sacrificaba al toro (siguiendo detalladas instrucciones) los sacerdotes decían el veredicto: “el hígado se hervirá en un cuenco sacrifical, la piel y músculos se quemarán en el interior del templo, pero su malvada lengua quedará en el exterior”
Más tarde los sacerdotes le decían a Ninurta: ¡Lava tus manos, tú eres ahora como Enlil, sobre la Tierra! ¡Que los dioses se regocijen sobre en ti!
(¿Están los ecos de este ritual presentes en el ritual del toreo en una plaza?)
Como premio a esta heroicidad Ninurta obtuvo el mismo rango en la “pirámide” de sucesión que su padre. Anu tenía rango 60, Enlil 50 (como Ninurta), Enki /Ea 40 y así sucesivamente…
Esta historia me genera algunas preguntas.
1) Por qué los babilonios sacrificaban animales y personas una vez que estos “dioses” se fueron, si es que se fueron de la tierra. Y tampoco explica la existencia de demonios incorporeos, lo que si está “explicado” de alguna forma en el Libro de Enoch. Que dice que los demonios son los espiritus de los nefilim o gigantes, hijos de los angeles con las mujeres humanas.
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Capítulo 6 1 Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas; 2 y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: “Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos”. (Gn 6:1-4)
Capitulo 14 3 Vigilantes: yo escribí vuestra petición y en una visión se me reveló que no será concedida nunca y que habrá juicio por decisión y decreto contra vosotros, 4 que a partir de ahora no volveréis al cielo y por todas las épocas no subiréis, 5 porque ha sido decretada la sentencia para encadenaros en las prisiones de la tierra por toda la eternidad.
Capitulo 15 8 “Y ahora, los gigantes que han nacido de los espíritus y de la carne, serán llamados en la tierra espíritus malignos y sobre la tierra estará su morada. 9 “Los espíritus malos proceden de sus cuerpos, porque han nacido de humanos y de los santos Vigilantes es su comienzo y origen primordial. Estarán los espíritus malos sobre la tierra y serán llamados espíritus malos. 10 “Los espíritus del cielo tienen su casa en el cielo y los espíritus de la tierra que fueron engendrados sobre la tierra tienen su casa en la tierra. 11 “Y los espíritus de los gigantes, de los Nefilim, que afligen, oprimen, invaden, combaten y destruyen sobre la tierra y causan penalidades, ellos aunque no comen tienen hambre y sed y causan daños. 12 “estos espíritus se levantarán contra los hijos de los hombre y contra las mujeres porque de ellos proceden.
Buena pregunta estos supuestos Dioses no se han ido, siguen aquí, por eso siguieron los sacrificios, no hay demonios incorpóreos, ellos pueden manipular el actuar de las personas para un propósito, no los ves se pasean tal vez en otro plano, son criaturas espirituales, los nefilines murieron en el diluvio, un espíritu no puede morir, por que no es como nosotros.
Por que les llaman los vigilantes, por que eran los vigilantes del edén y de la creación, se ve que las pirámides tal vez tenían un propósito, supuestamente para regenerar cuerpos, pero Hubo alguien mas poderoso que le hecho a perder todo eso y quedaron obsoletas.
“Las energías arcaicas patriarcales han tenido el control de la fuerza creadora y la creatividad de Gaia durante miles de años. Nuestra Madre Tierra es más poderosa que esas bajas energías, sin embargo si toda la energía femenina se libera en un instante esto conducirá a la disfunción a una apocalipsis masivo y reestablecimiento de otra nueva creación. Olvidar esto y perder nuestra percepción y comprensión de lo que ocurre resultaría en que seremos arrastrados a una agenda que ha estado en marcha, con la intenciòn de volver a plantar una civilización en marte bajo el control egoista de la Elite Global, dejando de esta forma a la tierra en atrofia y autodestrucción. La energía Madre nos ama más allá de nnuestra comprensión y es paciente y está decidida a crar una transformación global, regenerar y reunir todo con el Firmamento, por medio de los ciclos de la naturaleza y la senda de Venus”.
En las crónicas de la familia annunaki (según Sitchin) Ninurta es el heredero de Enlil, hijo de éste con su hermana Ninti (la cual se asocia también a Isis). La crónica que está descrita ahi, en tablillas del 6000 A.C menciona esas guerras y algunas posteriores que tuvieron lugar tras el Diluvio (11.000 A.C). La longevidad de estos personajes puede hacernos confundir sus identidades en distintas épocas. Marduk al parecer es el mismo Ra que quedó encerrado en la Gran Pirámide de Gizeh como castigo por su crimen al estar involucrado en la muerte de Dumuzi, su hermano menor. Enki /Ea está asociado a Ptah y Ningizidha (hijo de Enki) se le relaciona con Thot, de manera que parece que este baile de identidades se produce a lo largo de sus largas vidas tal y como aparecen descritas en distintas culturas e idiomas, y a medida que evolucioan los acontecimientos (ya que los nombres contienen la clave de los “títulos” que ganan y por eso van evolucionando). Sin embargo sobre los personajes anteriores sí existen documentos, sellos sagrados, menciones y tablillas de miles de años de antiguedad.
Pero, ¿cómo terminaron las Guerras de la Pirámide?
Terminaron del mismo modo en que terminaron las grandes guerras de tiempos históricos: con una conferencia de paz; con una reunión de los bandos en conflicto, como en el Congreso de Viena (1814 -1815), que redistribuyó el mapa de Europa después de las Guerras Napoleónicas, o como la Conferencia de Paz de París, que, con el Tratado de Versalles, terminó con la I Guerra Mundial (1914 -1918).
El primer atisbo de que el conflicto de los anunnaki terminó de un modo similar hace unos diez mil años proviene del texto que George A. Barton encontró inscrito en un cilindro de arcilla roto. Era una versión acadia de un texto sumerio mucho más antiguo, y Barton llegó a la conclusión de que aquel cilindro de arcilla lo depositó el soberano Naram-Sin hacia el 2300 a.C, cuando reparaba la plataforma del templo de Enlil en Nippur.
Al comparar este texto mesopotámico con otros textos escritos por los faraones egipcios más o menos en la misma época, Barton notó que estos últimos «se centraban en el rey y se interesaban en sus vicisitudes cuando se presentaba ante los dioses», mientras que el texto mesopotámico «se interesaba en la comunidad de los dioses»; su tema no lo formaban las aspiraciones del rey, sino los asuntos de los dioses en sí.
A pesar de los daños que presenta el texto, especialmente al principio, está claro que los principales dioses se reunieron con posterioridad a una dura y amarga guerra, y se nos dice que se encontraron en el Harsag, la montaña del Sinaí hogar de Ninharsag, y que ella jugó el papel de mediadora. Sin embargo, el autor del texto no la trata como un personaje verdaderamente neutral, pues una y otra vez se refiere a ella con el epíteto de Tsir («Serpiente»), lo que la etiqueta como diosa egipcia/enkita y le transmite con ello una connotación peyorativa.
La antigua crónica prosigue diciendo que Ninharsag fue primero con la idea de detener los combates y convocar una conferencia de paz en el campo de Enlil.
La primera reacción de los enlilitas ante la audaz iniciativa de Ninharsag fue la de acusarla de prestar ayuda y dar consuelo a los «demonios». Pero Ninharsag negó la acusación: «Mi Casa es pura», respondió. Pero un dios del que no queda clara su identidad le dijo sarcásticamente:
«¿Acaso la Casa más noble y brillante de todas» -la Gran Pirámide- «es también pura?».
«De eso no puedo hablar», respondió Ninharsag; «Gibil sigue haciéndola brillar».
Después de que las primeras acusaciones y explicaciones disiparan en parte la acritud, se llevó a cabo una ceremonia simbólica de perdón. En ésta, se utilizaron dos jarras con aguas del Tigris y el Eufrates, una ceremonia de bautismo simbólico que daba la bienvenida de nuevo a Ninharsag en Mesopotamia. Enlil la tocó con su «brillante cetro» y el «poder de ella no se desmoronó».
En el capítulo anterior, ya dimos cuenta de las objeciones de Adad a una conferencia de paz en lugar de una rendición incondicional. Pero, entonces, Enlil accedió, diciéndole a la diosa: «Ve, aplaca a mi hermano». En otro texto, supimos también de qué modo había cruzado Ninharsag el frente de batalla para lograr un alto el fuego. Después de sacar a Enki y a sus hijos, Ninharsag los llevó a su morada en el Harsag. Los dioses enlilitas ya estaban allí, esperando.
Ninharsag, tras anunciar que actuaba en nombre de «el gran señor Anu... Anu el Arbitro», llevó a cabo una ceremonia simbólica. Encendió siete fuegos, uno por cada uno de los dioses reunidos: Enki y sus dos hijos; y Enlil y sus tres hijos (Ninurta, Adad y Sin).
Y pronunció un encantamiento mientras encendía cada fuego:
«Una ofrenda de fuego para Enlil de Nippur... para Ninurta... para Adad... para Enki, que viene del Abzu... para Nergal, que viene de Meslam».
Al caer la noche, el lugar resplandecía con las llamas: «la gran luz que había creado la diosa era como la luz del sol».
Ninharsag apeló entonces a la sabiduría de los dioses y ensalzó las virtudes de la paz:
«Poderosos son los frutos del dios sabio; el gran no divino a su vegetación vendrá... cuando rebose, hará [la tierra] como el jardín de un dios», y habló de la abundancia de plantas y animales, de trigo y otros cereales, de vides y frutales, y las ventajas de una «humanidad con tres ramas» que planta, construye y sirve a los dioses, todo ello para conseguir la paz.
Después de que Ninharsag finalizara su oráculo de paz, Enlil habló.
«Se ha disipado la aflicción de la faz de la Tierra», le dijo a Enki; «se ha levantado la Gran Arma».
Accedió a que Enki recuperara su morada en Sumer «El E.DIN será lugar para tu Santa Casa», con suficientes tierras alrededor que den fruto para el templo y para sembrar campos. Pero Ninurta puso objeciones a esto. «¡No dejes que venga!», gritó el «príncipe de Enlil».
Una vez más, Ninharsag tomó la palabra. Le recordó a Ninurta todo lo que él había trabajado, «día y noche con poder», para conseguir que la tierra se pudiera cultivar y diera pasto para el ganado; le recordó que él «había puesto los cimientos, llenado [la tierra], levantado [diques]». Después, los desastres de la guerra lo habían destruido todo, «todo por completo». «Señor de vida, dios del fruto», apeló la diosa a él, «¡deja que la buena cerveza se vierta en doble medida! ¡Haz que abunde la lana!» -¡acepta los términos de paz!
Abrumado por sus súplicas, Ninurta se ablandó:
«¡Oh madre mía, la brillante! Prosigue; no retendré la harina... en el reino se restaurará el jardín... Para dar fin a la aflicción, yo [también] rogaré con disposición sincera».
Las negociaciones de paz pudieron proseguir; y del texto Canto la Canción de la Madre de los Dioses, recogemos el relato del inaudito encuentro entre los dos dioses guerreros. El primero en dirigirse a los anunnaki reunidos fue Enki:
Enki dirigió a Enlil palabras de elogio:
«Oh, aquél que es el primero entre los hermanos, Toro del Cielo, que el destino de la Humanidad sostiene: en mis tierras se ha extendido la desolación; todos los hogares se han llenado de pesar por tus ataques».
Así pues, el primer punto de la agenda fue el del fin de las hostilidades -paz en la Tierra- a lo que Enlil accedió de buen grado, con la condición de que las disputas territoriales se llevaran a término y los enkitas desocuparan las tierras que, legalmente, pertenecían a los enlilitas y al pueblo del linaje de Sem.
Enki accedió a ceder para siempre estos territorios:
«Te concederé la posición de soberano en la Zona Prohibida de los dioses; ¡el Lugar Radiante, a tu mano confiaré'.».
Pero, para ceder la Zona Prohibida (la península del Sinaí con su espaciopuerto) y el Lugar Radiante (el emplazamiento del Centro de Control de Misiones, la futura Jerusalén), Enki puso una firme condición.
A cambio de garantizar a Enlil y a sus descendientes los derechos eternos sobre aquellas tierras y sitios vitales, ellos tendrían que reconocer para siempre la soberanía de Enki y de sus descendientes sobre el complejo de Gizeh.
Enlil accedió, pero no sin una condición: los hijos de Enki que habían dado lugar a la guerra y habían utilizado la Gran Pirámide con fines bélicos deberían quedar inhabilitados para gobernar Gizeh, o todo el Bajo Egipto, por este motivo.
Tras ponderar la condición, Enki aceptó. Y, en aquel momento, anunció su decisión. El señor de Gizeh y del Bajo Egipto sería uno de sus jóvenes hijos, casado con una de las diosas que nacieron de sus relaciones con Ninharsag:
«Para la formidable Casa Que Se Eleva Como un Montón, designó al príncipe cuya brillante esposa había nacido de la cohabitación con Tsir [Ninharsag]. Al fuerte príncipe que es como un íbice maduro designó, y le ordenó que custodiara el Lugar de la Vida».
Después le concedió al joven dios el exaltado título de NIN.GISH.ZI.DA («Señor del Artefacto de Vida»).
¿Quién era Ningishzidda? Para los expertos, la información relativa a él es escasa y confusa. Se le menciona en los textos mesopotámicos en relación con Enki, Dumuzi y Ninharsag; en la Lista de Grandes Dioses se le incluye entre los dioses de África que siguen a Nergal y Ereshkigal.
Los sumerios lo representaban con el emblema de Enki de las serpientes entrelazadas y con el signo del Ankh egipcio (Fig. 52 a b). Sin embargo, veían favorablemente a Ningishzidda; Ninurta entabló amistad con él y lo invitó a Sumer. En algunos textos se sugiere que su madre era Ereshkigal, la nieta de Enlil; según nuestras conclusiones, en realidad era hijo de Enki, concebido durante el tormentoso viaje de Enki y Ereshkigal al Mundo Inferior. Como tal, resultaba aceptable para ambos bandos como guardián de los secretos de las pirámides.
Fig. 52
En un himno, que Ake W. Sjóberg y E. Bergmann («The Collection of the Sumerian Temple Hymns») creen que compuso la hija de Sargón de Acad en el tercer milenio a.G, se ensalzaba la casa-pirámide de Ningishzidda y se confirmaba su ubicación en Egipto:
Perdurable lugar, montaña luminosa de hábil modo fundada.
Su oscura cámara oculta es un lugar sobrecogedor; en un Campo de Supervisión se encuentra.
Aterrador, nadie puede llegar a comprender sus senderos.
En la Tierra del Escudo tu pedestal está estrechamente tejido, como una red de fina malla... Por la noche te enfrentas a los cielos, tus antiguas medidas son prominentes.
Tu interior conoce el lugar en donde se eleva Utu, la medida de su anchura es excepcional.
Tu príncipe es el príncipe cuya pura mano está extendida, cuyo exuberante y abundante cabello cae sobre su espalda- el señor Ningishzidda.
Los versos finales de este himno remarcan por dos veces la ubicación de esta construcción única: la «Tierra del Escudo». Éste es un término que equivale al significado acadio del nombre mesopotámico de Egipto: la Tierra de Magan, «La Tierra del Escudo».
Y en otro himno, que Sjoberg copió y tradujo (tablilla UET 6/1), se llama a Ningishzidda «el halcón entre los dioses», una designación habitual en los textos egipcios para los dioses egipcios, y que sólo se encuentra en los textos sumerios en una única ocasión, aplicada a Ninurta, conquistador de las pirámides.
¿Y cómo llamaban los egipcios a este hijo de Enki/Ptah? Su «dios de la cuerda que mide la Tierra» era Toth; él era, como se cuenta en los Relatos de los Magos, el que había sido designado para ser guardián de los secretos de las pirámides de Gizeh. Y, según Manetón, fue Toth el que sustituyó a Horus en el trono de Egipto; algo que sucedió hacia el 8670 a.C, justo en el momento en que se terminó la Segunda Guerra de la Pirámide.
Así pues, los grandes anunnaki, zanjadas las disputas entre ellos, pusieron de nuevo su atención en los asuntos de la humanidad.
Cuando se leen estos antiguos textos, queda claro que en esta conferencia de paz no sólo se trató del cese de las hostilidades y de la redistribución de líneas territoriales vinculantes, ¡sino que también se sentaron las bases sobre la forma en que las tierras tendrían que ser pobladas por la humanidad! Aquí vemos que Enki «puso ante los pies del adversario [Enlil] las ciudades que se le asignaron»; Enlil, a su vez, «puso ante los pies de su adversario [Enki] la tierra de Sumer».
Podemos imaginarnos a los dos hermanos frente a frente, Enki, como siempre, el más preocupado de los dos por la humanidad y su destino. Después de tratar de las disputas entre los mismos anunnaki, Enki pasó entonces a tratar del futuro de la humanidad. Con posterioridad al Diluvio, se les había dado la agricultura y la domesticación de los animales; ahora había llegado el momento de prever y planificar, y Enki no desperdició la ocasión.
El antiguo texto bien puede estar describiendo un acto espontáneo: Enki dibujando en el suelo, «ante los pies de Enlil», un plan para el establecimiento de asentamientos humanos en sus tierras; tras aceptar, Enlil responde dibujando «ante los pies de Enki» el plan para la restauración de las ciudades antediluvianas del sur de Mesopotamia (Sumer).
Pero Enki puso una condición a la idea de restaurar las ciudades mesopotámicas de antaño: a él y a sus hijos se les tenía que permitir moverse libremente por Mesopotamia; y a él, a Enki, se le tenía que devolver el sitio de Eridú, el santificado lugar de su primera Estación Tierra. Aceptando sus condiciones, Enlil dijo:
«Que tu morada se haga eterna en mi tierra; a partir del día en que vengas a mi presenta, la mesa estará dispuesta, y exhalará deliciosos aromas para ti».
Enlil expresó la esperanza de que, a cambio de su hospitalidad, Enki ayudaría a llevar la prosperidad también a Mesopotamia: «Derrama abundancia sobre el País, cada año incrementa sus riquezas».
Y con todos estos asuntos zanjados, Enki y sus hijos partieron hacia sus dominios africanos.
Tras la partida de Enki y de sus hijos, Enlil y los suyos pasaron a considerar el futuro de sus territorios, tanto los viejos como los nuevos. La primera crónica, de la que habla Barton, cuenta que, con el fin de reafirmar el estatus de Ninurta como segundo de Enlil y superior a sus hermanos, éste le puso al mando del País de Antaño. Los territorios de Adad en el noroeste se extendieron con un delgado «dedo» (Líbano) hasta abarcar el Lugar de Aterrizaje de Baalbek.
El territorio en disputa -al que podríamos llamar el Gran Canaán, desde la frontera de Egipto por el sur hasta la frontera de Adad por el norte, incluida la actual Siria- se puso bajo la égida de Nannar y sus descendientes. A este efecto, «se estableció un decreto», sellado, y celebrado con una comida a la que asistieron todos los dioses enlilitas.
Podemos encontrar una versión más dramática de estos acontecimientos finales en el texto Canto la Canción de la Madre de los Dioses. Aquí sabemos que, en aquel momento crucial, estalló con toda su virulencia la rivalidad entre Ninurta, el heredero legal, por ser hijo de Enlil y de su hermanastra, y Nannar, el primogénito de Enlil con su esposa oficial Ninlil.
Se nos dice que Enlil consideraba favorablemente los atributos de Nannar:
«Un primogénito... de hermoso aspecto, perfecto de miembros, incomparablemente sabio».
Enlil «lo amaba» porque le había dado a aquellos dos importantísimos nietos, los gemelos Utu/Shamash e Inanna/Ishtar; llamó a Nannar SU.EN -«Señor Multiplicador»-, un simpático epíteto que provenía del nombre acadio/semita de Nannar: Sin. Pero, por mucho que Enlil intentara favorecer a Nannar, lo cierto es que el heredero legal era Ninurta; éste era «el principal guerrero de Enlil», y él había llevado a los enlilitas a la victoria.
Cuando Enlil vaciló entre Sin y Ninurta, Sin buscó la ayuda de su esposa Ningal, que apeló a Enlil, así como a su esposa Ninlil, la madre de Sin:
Él llamó a Ningal al lugar de la decisión, Suen la invitó para que se acercara.
Una decisión favorable ella pidió del padre... Enlil sopesó [las palabras de ella]... Ante la madre ella [rogó]...
«Recuerda la infancia», le dijo [a Ninlil]... La madre le abrazó enseguida... Ella le dijo a Enlil:... «Sigue el deseo de tu corazón»...
¿Acaso alguien podría imaginar el decisivo papel que jugaron las esposas en unas decisiones que afectarían al destino de dioses y hombres durante milenios? Sabemos que Ningal acudió en ayuda de su marido; vemos que obtuvieron el apoyo de Ninlil para persuadir al vacilante Enlil. Pero, entonces, entró en escena otra gran diosa -y por sus palabras se tomó una decisión apresurada....
Cuando Ninlil instó a Enlil a que «siguiera su corazón» en lugar de su cabeza, que prefiriera al primogénito sobre su heredero legal, «Ninurta abrió la boca y dijo...». La protesta de Ninurta se ha perdido por los daños de la tablilla, pero, por lo que dice después, Ninharsag hizo valer su peso en apoyo de su hijo Ninurta:
Ella gritó y se lamentó ante su hermano; se agitaba como una mujer embarazada, [diciendo:]
«Llamé a mi hermano dentro del Ekur, a mi hermano que me dejó embarazada; ¡a mi hermano invoco!».
Pero la llamada de Ninharsag resultó equívoca. Ella estaba apelando a Enlil como hermana suya en nombre del hijo (Ninurta) que ella le había dado; pero su llamada pareció una invocación a Enki. Enfurecido, Enlil le gritó:
«¿A cuál de tus hermanos estás invocando? ¿A qué hermano que te dejó embarazada?».
Y tomó la decisión de favorecer el linaje de Sin. Desde aquel momento, hasta el día de hoy, alPaís del Espaciopuerto se le conoció como tierra de Sin -la península del Sinaí.
Como acto final, Enlil designó a su hijo Sin comandante del Centro de Control de Misiones:
Llamó a Shamash el nieto de Ninlil. Lo tomó [de la mano]; en Shulim lo puso.
Fig. 53
Jerusalén -Ur-Shulim, la «Ciudad de Shulim»- se puso bajo el mando de Shamash. Su nombre, SHULIM, significaba «El Lugar Jerusalén, Supremo de las Cuatro Regiones», y se le aplicó el emblema sumerio de las «Cuatro Regiones» (Fig. 53 a), que posiblemente fuera el precursor del emblema judío: la Estrella de David (Fig. 53 b).
Al suplantar a la Nippur antediluviana como Centro de Control de Misiones postdiluviano, recibió también el antiguo título de Ombligo de la Tierra, punto central de la Rejilla Divina que hacía posible las idas y venidas entre la Tierra y Nibiru. Y, emulando el plano concéntrico antediluviano centrado en Nippur, el lugar seleccionado para ser el «Ombligo de la Tierra» -el Monte Moría- se ubicó en la línea central, la línea de aterrizaje, dentro del corredor de aterrizaje (Fig. 54), equidistante de la plataforma de aterrizaje de Baalbek (BK) y del mismo espaciopuerto (EP).
Fig. 54
Los dos puntos de anclaje del corredor de aterrizaje también tenían que ser equidistantes del Centro de Control de Misiones (JM); pero tuvieron que hacer un cambio en los planos originales, pues Ninurta había inutilizado la montaña artificial -«Casa Que Es Como una Montaña», la Gran Pirámide- al desnudarla de sus cristales y sus equipos. De modo que se tomó la decisión de erigir, todavía con exactitud en la línea noroeste del corredor pero al norte de Gizeh, una nueva Ciudad Baliza.
Los egipcios la llamaron la Ciudad de Anu; su símbolo jeroglífico es una alta torre empinada (Fig. 55) con una superestructura aún más alta que apunta hacia el cielo como una flecha. Milenios más tarde, los griegos llamarían a aquel lugar Heliópolis («Ciudad de Helios», el dios Sol), el mismo nombre que se le había aplicado a Baalbek. En ambos casos, se trataba de una traducción de nombres mas antiguos que relacionaban a los dos lugares con Shamash, «El Que es brillante como el Sol»; de hecho, a Baalbek se le llamó en la Bibna Beth-Shemesh, Casa de Shamash, o Heliópolis en griego.
Fig.55
El cambio de emplazamiento de la baliza, desde Gizeh (GZ) a Heliópolis (HL), en el punto de anclaje noroccidental del corredor de aterrizaje precisó también de un cambio en el punto de anclaje sudoriental, para mantener equidistantes los dos puntos de Monte Moria. Para este propósito, se encontró un monte un poco más bajo que el Monte Santa Catalina, pero aún en la línea del corredor.
Se le llamó Monte Umm-Shumar (Monte de la Madre de Sumer -US en el mapa). Las listas geográficas sumerias citan a las dos montañas adyacentes de Tilmun como KA HARSAG («El Pico de la Puerta») y HARSAG ZALA.ZALAG («Pico Que Emite la Brillantez»).
La construcción, el manejo y las operaciones en las instalaciones aeroespaciales de Tilmun y de Canaán precisaban de nuevas rutas de abastecimiento y de puestos avanzados de protección. La ruta marítima a Tilmun se mejoró con el establecimiento de una ciudad portuaria («Ciudad Tilmun», para distinguirla de la «Tierra de Tilmun») en la costa este del Mar Rojo, probablemente donde se encuentra la ciudad portuaria de el-Tor. También creemos que llevó al establecimiento de la ciudad más antigua del mundo: Jericó, que se consagró a Sin (Yeriho en hebreo) y a su símbolo celeste, la Luna.
La edad de Jericó es un enigma que viene desconcertando a los expertos desde hace tiempo. Éstos dividen a grandes rasgos el progreso del hombre (que se expandió desde Oriente Próximo) en la época del Mesolítico («Edad de Piedra Media»), que vio la introducción de la agricultura y de la domesticación de los animales hacia el 11000 a.C; el Neolítico («Edad de Piedra Nueva»), 3.600 años más tarde, que trajo con ella las poblaciones y la cerámica; y, por último, la civilización urbana de Sumer, una vez más 3.600 años después. Sin embargo, ahí estaba Jericó: un centro urbano ocupado y construido por unos desconocidos en algún momento de los alrededores del 8500 a.C, cuando el hombre no había aprendido siquiera a vivir en un pueblo...
Pero los enigmas que plantea Jericó no tienen que ver sólo con su edad, sino también con lo que los arqueólogos han encontrado allí -las casas, construidas sobre cimientos de piedra, disponían de puertas con jambas de madera; y las paredes estaban pulcramente enyesadas y pintadas de rojo, rosa y otros colores -a veces, incluso cubiertas con murales.
Pulcros hogares y pilas aparecieron incrustados en los blancos suelos enyesados, suelos que se solían decorar con diversos diseños. Los muertos eran enterrados a veces bajo los suelos -enterrados pero no olvidados: al menos se encontraron diez cráneos que se habían rellenado con yeso para recrear los rasgos del fallecido (Fig. 56).
Fig. 56
Según todos, estos rasgos resultan más finos y avanzados que los de los habituales habitantes del Mediterráneo de aquella época. Y todo esto estaba protegido por una imponente muralla que rodeaba la ciudad (¡milenios antes de Jesús!). Se levantó en mitad de una zanja de más de nueve metros de anchura y dos metros de profundidad, excavada en la roca «sin la ayuda de picos ni azadas» (James Mellaart, Earliest Civilizations of the Near East). Hubo «un desarrollo explosivo... un desarrollo espectacular cuyas causas», dice Mellaart, «aún nos resultan desconocidas».
El enigma de la Jericó prehistórica se agrava con las evidencias de sus redondos silos de grano, uno de los cuales se encontró todavía parcialmente en pie. En una cálida depresión cercana al Mar Muerto, a 250 metros bajo el nivel del mar, en un inhóspito lugar inadecuado para el cultivo de los cereales, se encontraron evidencias de la abundancia de provisiones y del almacenaje continuo de trigo y de cebada. ¿Quién pudo construir esta avanzada ciudad en época tan remota? ¿Y quién vivió en este lugar, a quién sirvió como ciudad almacén fortificada?
En nuestra opinión, la solución a este enigma se encuentra en la cronología de los «dioses», no de los hombres. Se encuentra en el hecho de que este increíble primer asentamiento urbano de Jericó (entre el 8500 a.C. y el 7000 a.C.) se corresponde exactamente con el período que, según Manetón, comprendió el reinado de Toth en Egipto (entre el 8670 y el 7100 a.C).
Su ascenso al trono, como ya vimos por los textos mesopotámicos, siguió a la Conferencia de Paz. Los textos egipcios dicen de su ascenso que se pronunció «en presencia de los Determinadores de Anu, después de la noche de la batalla» y después de que él ayudara «a derrotar al Viento Tormentoso» (Adad) «y al Torbellino» (Ninurta), y de ayudar más tarde a «hacer la paz entre los dos combatientes».
El período que los egipcios asociaban con el reinado de Toth fue una época de paz entre los dioses, cuando más poblaciones establecieron los anunnaki en relación con la construcción y la protección de las nuevas instalaciones espaciales.
La ruta marítima a Egipto y Tilmun, a través del Mar Rojo, tenía que ser apoyada por una ruta terrestre que permitiera conectar Mesopotamia con el Centro de Control de Misiones y el Espaciopuerto. Desde tiempo inmemorial, esta ruta terrestre llevaba desde el río Eufrates hasta el importante punto de Harran, en la región del río Balikh. Desde aquí, el viajero tenía que elegir entre proseguir hacia el sur y llegar a la costa mediterránea -el camino al que los romanos llamarían Vía Maris («El Camino del Mar»)- o continuar por la ribera oriental del Jordán, a lo largo de la igualmente famosa Calzada del Rey.
La primera era la ruta más corta a Egipto; la última podía llevar al Golfo de Eilat, al Mar Rojo, Arabia y África, así como a la península del Sinaí; también podía llevar a la ribera occidental del Jordán a través de diversos puntos de cruce. Era la ruta por la cual se traía el oro africano.
El más vital de estos cruces, el que llevaba directamente al Centro de Control de Misiones de Jerusalén, era el punto de cruce de Jericó. Por allí cruzarían los israelitas el Jordán para entrar en la Tierra Prometida, y sugerimos que fue allí donde, milenios antes, los anunnaki establecieron una ciudad que protegiera el punto de cruce y que ofreciera provisiones a los viajeros para que continuaran su viaje. Hasta que el hombre lo convirtió en su hogar, Jericó no fue más que un puesto avanzado de los dioses.
¿Acaso los anunnaki construirían una población sólo en la ribera occidental del Jordán, dejando la ribera oriental, la más importante, la de la Calzada del Rey, desprotegida? Resulta razonable pensar que debió haber otra población en el lado opuesto, en la ribera oriental del Jordán. Y, de hecho, esa población se ha encontrado, aunque no es demasiado conocida fuera de círculos arqueológicos; y lo que se descubrió allí es aún más sorprendente que lo descubierto en Jericó.
Este enigmático lugar fue descubierto en 1929 por una misión arqueológica organizada por el Instituto Bíblico Pontificio del Vaticano. Los arqueólogos, dirigidos por Alexis Mallon, se sorprendieron por el alto nivel de la civilización que se encontraron allí. Hasta el nivel más antiguo de habitación (hacia el 7500 a.C.) estaba pavimentado con ladrillos, y aunque el período en que estuvo poblado iba desde el final de la Edad de Piedra hasta la Edad del Bronce, los arqueólogos se sorprendieron al ver que en todos los niveles se revelaba la misma civilización.
A este lugar se le dio en llamar Tell Ghassul, por el nombre de la colina en la que se halló, dado que su nombre antiguo es aún desconocido. Evidentemente, controlaba, junto con otras poblaciones satélites, el vital punto de cruce y la calzada que llevaba hasta él, una vía que aún hoy en día se sigue utilizando para llegar al Puente Allenby (Fig. 57).
Los arqueólogos ya se percataron de la estratégica ubicación de Tell Ghassul cuando comenzaron a excavar sus ruinas:
«Desde la cima de la colina, se tiene una interesante panorámica de todas las tierras de alrededor: el Jordán al oeste, como una línea oscura; al noroeste, el collado de la antigua Jericó; y más allá de éste, las montañas de Judea, con Beth-El y el Monte de los Olivos de Jerusalén. Belén está tapada por el Monte el-Muntar, pero se pueden ver las alturas de Tekoah y los alrededores de Hebrón»
(A. Mallon, R. Koeppel y R. Neuville, Teleilat Ghassul, Compte Rendu des Fouilles de l'Institut Biblique Pontifical).
Hacia el norte, no hay obstáculos a la vista en unos cincuenta kilómetros; hacia el este, se puede ver el Monte Moab y las estribaciones del Monte Nebo; hacia el sur, «más allá del espejo del Mar Muerto, se puede ver la montaña de sal, Monte Sodoma».
Los principales restos descubiertos en Tell Ghassul cubren un Período durante el cual estuvo ocupada por una avanzada civilización, desde antes del 4000 a.C. hasta los alrededores del 2000 a.C, cuando el lugar fue repentinamente abandonado. Los objetos y el sistema de irrigación, de mayor nivel que el que predominaba en la región, convencieron a los arqueólogos de que sus pobladores habían llegado desde Mesopotamia.
Fig. 57
De los tres collados que forman la colina, dos parece que se utilizaron como zona de viviendas y uno como zona de trabajo. Este último estaba subdividido en segmentos rectangulares, dentro de los cuales había «hoyos» circulares, normalmente por parejas.
No parece que fueran hogares para la preparación de los alimentos, dada su profusión y el hecho de que vayan emparejados (¿para qué iban a querer seis u ocho de estos hoyos en un solo compartimiento?), sino también porque algunos de ellos eran cilíndricos y profundizaban excesivamente en la tierra.
En combinación con éstos, se encontraron unas enigmáticas «franjas de ceniza» (Fig. 58), restos de algún tipo de material combustible, que se cubría con arena fina y tierra, para formar así el cimiento de otra capa de estas «franjas de ceniza».
Fig. 58
En la superficie, el suelo estaba cubierto de guijarros, restos de rocas despedazadas por una fuerza que también las había oscurecido. Entre los objetos encontrados había un objeto pequeño y circular hecho de arcilla cocida (Fig. 59), modelado con precisión para algún propósito técnico desconocido.
Pero los misterios se acrecentaron en las zonas residenciales. Allí, los muros de las rectangulares casas habían caído como si hubieran sido golpeados por una fuerza repentina a nivel del suelo, a consecuencia de lo cual las partes superiores de las paredes habían caído limpiamente hacia dentro.
Gracias a tan pulcro derrumbe, fue posible recomponer algunos de los sorprendentes murales que fueron pintados y repintados en aquellas paredes. En uno de ellos, una malla con forma de jaula forjaba una ilusión tridimensional sobre el objeto creado en la pared.
En una de las casas, parecía que todas las paredes habían sido pintadas con una u otra escena; en otra, habían construido un diván empotrado de tal forma que el dueño, estando reclinado, podía contemplar el mural que cubría toda la pared de enfrente. En éste, se representó a una hilera de gente -los dos primeros iban sentados en tronos- yendo hacia (o dando la bienvenida a) otra persona, que da la impresión de salir de un objeto que emite rayos.
Los arqueólogos que descubrieron estos murales durante las excavaciones de 1931-32 y 1932-33 llegaron a la conclusión de que el objeto radiante se parecía a una «estrella» de lo más inusual que se había encontrado pintada en otra construcción.
Era una «estrella» de ocho puntas dentro de otra «estrella» de ocho puntas más grande, que culminaba en un estallido de ocho rayos (Fig. 60). El preciso dibujo, compuesto a partir de diversas formas geométricas, fue artísticamente elaborado en negro, rojo, blanco, gris y tonos intermedios; y, según el análisis químico, las pinturas utilizadas no eran sustancias naturales, sino sofisticados compuestos de entre doce y dieciocho minerales.
Fig. 60
Los descubridores del mural supusieron que aquella «estrella» de ocho puntas tenía algún «significado religioso», señalando que la estrella de ocho puntas, que representaba al planeta Venus, era el símbolo celeste de Ishtar. Sin embargo, lo cierto es que no existen evidencias de culto religioso alguno, ni tampoco se han encontrado en Tell Ghassul «objetos de culto», estatuillas de dioses ni nada por el estilo, lo que constituye otra anomalía del lugar.
Esto indicaría, según nos parece, que no estuvo habitado por adoradores, sino por aquéllos que eran objeto de adoración: los «dioses» de la antigüedad, los anunnaki.
De hecho, nos podemos encontrar con un dibujo similar en el mismo Washington D.C. Se puede contemplar en el vestíbulo de la sede de la National Geographic Society; es un mosaico en el suelo que representa la rosa de los vientos y que denota el interés de esta sociedad en los cuatro puntos cardinales de la Tierra y en sus puntos intermedios (este, noreste; norte, noroeste; oeste, sudoeste; sur, sureste). Y creemos que fue esto también lo que los antiguos pintores tenían en mente: indicar su relación, y la del lugar, con las cuatro regiones de la Tierra.
La idea de que la «estrella» radiante no tenía un significado sagrado viene reforzada también por la falta de devoción que denotan los graffitis que la circundan. En éstos (Fig. 60), se representan construcciones de gruesos muros, aletas de peces, pájaros, alas, un barco e, incluso (según sugieren algunos), un dragón marino (en la esquina superior izquierda); en estos graffitis, se observan distintos tonos de amarillos y marrones, además de los colores ya mencionados.
Una atención especial merecen dos figuras en las que se ven unos grandes «ojos». De esto sabemos algo más, pues estas figuras se encontraron pintadas también, a mayor escala y con mayor detalle, en las paredes de otras casas. Estos objetos tenían un aspecto esférico u oval, con diversas capas en la parte superior, pintadas en blanco y negro. En el centro había dos grandes «ojos», unos perfectos discos negros dentro de círculos blancos. En la base, se veían dos (¿o cuatro?) soportes extendidos en rojo; por entre estas patas mecánicas, sobresalía un artilugio bulboso (Fig. 61).
Fig. 61
¿Qué eran estos objetos? ¿No serían los «Torbellinos» de los textos de Oriente Próximo (incluido el Antiguo Testamento), los «Platillos Volantes» de los anunnaki? Los murales, los hoyos circulares, las franjas de cenizas, los ennegrecidos guijarros, la ubicación del lugar, todo lo que se ha descubierto y, probablemente, lo mucho que queda, hablan de Tell Ghassul como de un bastión y base de suministros de las aeronaves de patrulla de los anunnaki.
El punto de cruce entre Tell Ghassul y Jericó jugó un papel importante y milagroso en diversos acontecimientos bíblicos, un hecho que pudo potenciar el interés del Vaticano por aquel lugar. Fue allí donde el profeta Elias atravesó el río (hacia la ribera oriental) con el fin de concertar una cita -¿en Tell Ghassul?- para que «un carro de fuego... en un Torbellino» lo elevara a las alturas.
Fue en aquella zona en la que, al término del éxodo israelita desde Egipto, Moisés, al haberle denegado el Señor la entrada en Canaán,
«subió desde la llanura de Moab» -la zona de Tell Ghassul- «al Monte Nebo, hasta su cumbre más alta, que domina Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: desde Gilead hasta Dan, y la tierra de Neftalí, y el país de Efraín y Manases, y toda la tierra de Judea hasta el Mediterráneo; y el Negeb y el valle de Jericó, la ciudad de las palmeras datileras».
Es la descripción de una visión que se corresponde con la que vieron los arqueólogos desde la cumbre de Tell Ghassul.
El mismo cruce del río, bajo la dirección de Josué, supuso el milagroso retroceso de las aguas del Jordán, bajo el influjo del Arca Sagrada y su contenido. Fue entonces,
«cuando Josué estaba cerca de Jericó, que elevó los ojos y he aquí que había un hombre frente a él con una espada en la mano; y Josué fue a él y le dijo: '¿Estás con nosotros o con nuestros enemigos?', y éste dijo: 'Nada de eso; soy un capitán de las huestes del Señor'. Y Josué cayó sobre su rostro en el suelo y se postró, y le dijo: '¿Qué le dice mi señor a su sirviente?', y el capitán de las huestes de Yahveh le dijo a Josué: 'Descálzate, pues el lugar en el que te encuentras está prohibido'».
Después, el capitán de las tropas de Yahveh le informó de los planes del Señor para la conquista de Jericó. Le dijo que no intentara asaltar sus murallas por la fuerza, sino que diera siete vueltas a las murallas con el Arca de la Alianza, y que, al séptimo día, los sacerdotes hicieran sonar las trompetas y el pueblo levantara un gran griterío, cuando se les ordenara.
«Y las murallas de Jericó cayeron».
También Jacob, al cruzar el Jordán de noche a su regreso a Canaán desde Harran, se tropezó con «un hombre», y ambos lucharon hasta el amanecer, momento en el cual Jacob se dio cuenta de que su contrincante era una deidad;
«y Jacob le llamó al lugar Peni-El ('El Rostro de Dios'), pues he visto a dios cara a cara y he sobrevivido».
De hecho, el Antiguo Testamento dice con toda claridad que en tiempos antiguos hubo poblaciones de los anunnaki en los accesos más importantes a la península del Sinaí y a Jerusalén. A Hebrón, la ciudad que custodiaba la ruta entre Jerusalén y el Sinaí,
«se le llamaba antiguamente Kiryat Arba («Fortaleza de Arba»); fue un Gran Hombre («rey») entre los Anakim»
(Josué, 14:15).
Los descendientes de los Anakim, se nos diría más adelante, todavía moraban en la región durante la conquista israelita de Canaán; y existen multitud de referencias bíblicas a las moradas de los Anakim en la ribera oriental del Jordán.
¿Quiénes eran estos Anakim? Este término se traduce habitualmente como «gigantes», la misma traducción que se le daba al término bíblico Nefilim. Pero ya hemos demostrado sin lugar a dudas que, por Nefilim («Aquéllos Que Bajaron»), el Antiguo Testamento se refería al «Pueblo de las Naves Voladoras».
Nos atrevemos a sugerir que los Anakim no eran otros que los Anunnaki.
Hasta ahora, nadie se ha percatado de que los 3.650 años que Manetón le asignó al reinado de los «semidioses» que pertenecieron a la dinastía de Toth resulta una cifra altamente significativa, pues solo se diferencia en 50 años de los 3.600 de la órbita de Nibiru, el Planeta materno de los anunnaki.
Venimos sosteniendo que no fue accidental que el progreso de la humanidad desde la Edad de Piedra hasta la elevada civilización de Sumer tuviera lugar a intervalos de 3.600 años -hacia el 11000, el 7400 y el 3800 a.C. Fue como si, en cada ocasión, «una mano misteriosa tomara al Hombre de su declive y lo elevara a un nivel superior de cultura, conocimientos y civilización», escribimos en El Duodécimo Planeta; y sostenemos que cada uno de estos casos coincidió con los momentos en que los anunnaki podían ir y venir entre la Tierra y Nibiru.
Estos avances se difundieron desde el núcleo mesopotámico a todo el mundo antiguo; y la egipcia «Era de los semidioses» (descendientes de la cohabitación de dioses y humanos) -entre el 7100 y el 3450 a.C, según Manetón- coincide incuestionablemente con el período Neolítico en Egipto.
Podemos suponer que el destino de la humanidad y las relaciones de los dioses con ésta eran temas de discusión entre los Grandes Anunnaki, los «siete que decretan». Sabemos con certeza que tales deliberaciones tuvieron lugar antes del repentino, y por otra parte inexplicable, florecimiento de la civilización sumeria, ¡pues los sumerios nos han dejado anotaciones de estas discusiones!
Cuando comenzó la reconstrucción de Sumer, lo primero en volverse a construir fueron las Ciudades de Antaño, pero ya no sólo como Ciudades de los Dioses, pues a la humanidad se le permitió estar a partir de entonces en estos centros urbanos para cuidar, en representación de los dioses, de los campos, las huertas y los ganados de los alrededores, y para estar al servicio de los dioses de todas las formas imaginables: no sólo como cocineros u horneros, artesanos y tejedores, sino también como sacerdotes, músicos, artistas y prostitutas del templo.
La primera ciudad que se reestableció fue Eridú. Como había sido la primera población en la Tierra de Enki, se le dio de nuevo a perpetuidad. Su santuario inicial allí (Fig. 62) -una maravilla de la arquitectura en aquellos primitivos días- se elevaría y crecería con el tiempo hasta convertirse en un magnífico templo-morada, el E.EN.GUR.RA («Casa del Señor Cuyo Retorno Es Triunfante»), adornado con oro, plata y metales preciosos del Mundo Inferior, y protegido por el «Toro del Cielo».
Nippur se reestableció para Enlil y Ninlil; allí se elevó un nuevo Ekur («Casa Montaña» -Fig. 63), equipada esta vez no como Centro de Control de Misiones, sino con terroríficas armas -«el Elevado Ojo que explora la tierra»; y «el Elevado Rayo», que penetra todo. En su zona sagrada también se albergaba el «Pájaro de rápido paso» de Enlil, de cuya «garra nadie podía escapar».
Fig. 62
En un «Himno a Eridú», recogido y traducido por A. Falkenstein (Sumer, vol. VII), se describe el viaje que realizó Enki para asistir a una reunión de todos los grandes dioses, con ocasión de una visita de Anu a la Tierra, para una de aquellas deliberaciones que determinaban el destino de dioses y hombres cada 3.600 años.
Después de algunas celebraciones, cuando «los dioses habían degustado la intoxicante bebida, el vino preparado por los hombres», llegó el momento de las solemnes decisiones.
«Anu se sentó en el sitio de honor; cerca de él, se sentó Enlil; Ninharsag se sentó sobre el brazo de un sillón».
Anu llamó al orden a la reunión, «y les dijo así a los anunnaki»:
¡Grandes dioses que habéis venido hasta aquí, Annuna-dioses, que al Tribunal de la Asamblea habéis venido! Mi hijo se ha construido una Casa; el señor Enki Eridú como la montaña sobre la Tierra ha levantado; su Casa, en un hermoso lugar ha construido.
Al lugar, Eridú, no puede entrar nadie sin ser invitado... En su santuario, desde el Abzu las Fórmulas Divinas ha depositado Enki.
Fig. 63
Esto llevó las deliberaciones hasta el punto clave de la agenda: las quejas de Enlil de que Enki estaba negando a los otros dioses las «Fórmulas Divinas» -el conocimiento de más de un centenar de aspectos de la civilización-, confinando el progreso a Eridú y a su pueblo nada más.
(Es un hecho arqueológicamente confirmado que Eridú fue la ciudad postdiluviana más antigua de Sumer, el origen de la civilización sumeria.)
Fue entonces cuando se decidió que Enki debía compartir las Fórmulas Divinas con el resto de dioses, para que también ellos pudieran establecer y reestablecer sus centros urbanos: la civilización se tenía que conceder a la totalidad de Sumer.
Cuando terminó la parte oficial de las deliberaciones, los dioses que estaban en la Tierra les dieron una sorpresa a sus visitantes celestes. Mitad de camino entre Nippur y Eridú habían construido un recinto sagrado en honor a Anu; una morada que había recibido el nombre de E.ANNA -«Casa de Anu».
Antes de dejar la Tierra para volver a su planeta madre, Anu y Antu, su esposa, pasaron la noche en su templo terrestre; fue una ocasión marcada por la pompa y el boato. Cuando llegaron a la nueva ciudad -que después se conocería como Uruk (la bíblica Erek)- los dioses les acompañaron en procesión hasta el templo. Mientras se preparaba una suntuosa cena, Anu, sentado en un trono, conversaba con los dioses varones; Antu, acompañada por las diosas, se cambiaba de ropa en la sección del templo llamada «Casa del Lecho Dorado».
Los sacerdotes y otros asistentes del templo servían «vino y buen aceite», mientras se sacrificaba «un toro y un carnero para Anu, Antu y todos los dioses». Pero el banquete se retrasó hasta que estuvo lo suficientemente oscuro como para ver los planetas:
«Júpiter, Venus, Mercurio, Saturno, Marte y la Luna -tan pronto como aparecieran».
Con esto, y tras el ceremonial lavado de manos, se sirvió la primera parte de la cena:
«Carne de toro, carne de carnero, pollo... así como una excelente cerveza y un buen vino».
Después, se hizo una pausa para el punto culminante de la noche. Mientras un grupo de sacerdotes se ponía a cantar el himno «Kakkab Anu etellu shamame», «El Planeta de Anu se Eleva en los Cielos», un sacerdote subía hasta «lo más alto de la torre del templo» para observar en los cielos la aparición del Planeta de Anu, Nibiru. En el momento esperado, y en el lugar de los cielos previsto, apareció el planeta.
Acto seguido, los sacerdotes se pusieron a cantar las composiciones «Al Que Gana Brillo, el Planeta Celestial del Señor Anu» y «La Imagen del Creador Ha Surgido». Se encendía una hoguera como señal, y mientras las noticias se difundían de un puesto de observación a otro, se iban encendiendo hogueras en un puesto tras otro. Antes de terminar la noche, todo el país estaba iluminado.
Por la mañana, se ofrecieron oraciones de agradecimiento en la capilla del templo, y en una secuencia llena de ceremonia y simbolismo, los visitantes celestes iniciaron su partida. «Anu se va», cantaban los sacerdotes; «Anu, gran rey del Cielo y la Tierra, te pedimos tu bendición». Después de que Anu diera las solicitadas bendiciones, la procesión bajó por la «Calle de los Dioses» hasta el «Lugar de la barca de Anu». Allí hubo más oraciones, y se entonó un himno en una capilla llamada «Construye la Vida en la Tierra».
Entonces llegó el momento en que los que se quedaban bendijeran a la pareja que partía, y se recitaron los siguientes versos:
¡Gran Anu, que el Cielo y la Tierra te bendigan! ¡Que los dioses Enlil, Ea y Ninmah te bendigan! ¡Que los dioses Sin y Shamash te bendigan... ¡Que los dioses Nergal y Ninurta te bendigan... ¡Que los igigi que están en el cielo
y los anunnaki que están en la Tierra
te bendigan! ¡Que los dioses del Abzu y los dioses de la tierra santa te bendigan!
Y, después, Anu y Antu partieron hacia el espaciopuerto, en el día decimoséptimo de su visita a la Tierra, según afirma una tablilla encontrada en los archivos de Uruk. La trascendental visita había terminado. Sus decisiones abrieron el camino para el establecimiento de nuevas ciudades, además de las de Antaño. La primera y principal de ellas fue Kis.
Se puso bajo el control de Ninurta, el «Hijo Principal de Enlil», que la convirtió en la primera capital administrativa de Sumer. Para Nannar/Sin, el «Primogénito de Enlil», se estableció el nuevo centro urbano de Ur («La Ciudad»); un lugar que se convertiría en el corazón económico de Sumer.
Se tomaron otras decisiones en lo relativo a la nueva era de desarrollo de la humanidad y de sus relaciones con los anunnaki. En los textos sumerios podemos leer, en lo concerniente al trascendental cónclave que lanzó la gran civilización de Sumer, que «los grandes anunnaki que decretan el destino» decidieron que los dioses «eran demasiado elevados para la Humanidad».
El término utilizado -elu en acadio- significa exactamente eso: «Elevados»; de él procede el babilonio, asirio, hebreo y ugarítico El, el término al cual los griegos dieron la connotación de «dios».
Los anunnaki consideraron necesario dar a la humanidad la «Realeza» como intermediaria entre ellos y la ciudadanía humana. Todos los registros sumerios atestiguan que esta importante decisión se tomó durante la visita de Anu, en el Consejo de los Grandes Dioses.
En un texto acadio (la Fábula del Tamarisco y la Palmera Datilera) se describe la reunión que había tenido lugar «en días muy lejanos, en tiempos pasados»:
Los dioses del país, Anu, Enlil y Enki, convocaron una asamblea.
Enlil y los dioses hicieron consejo; entre ellos estaba sentado Shamash; entre ellos estaba también Ninmah.
En aquella época, «aún no había realeza en la tierra; los dioses eran los que gobernaban». Pero el Gran Consejo decidió cambiar aquello y conceder la realeza a la humanidad. Todas las fuentes sumerias coinciden en que la primera ciudad real fue Kis.
Los hombres a los que designó Enlil como reyes recibieron el nombre de LU.GAL, «Hombre Poderoso». Nos encontramos con el mismo registro en el Antiguo Testamento (Génesis 10): cuando la humanidad estaba estableciendo sus reinos:
Kis engendró a Nemrod; él fue el primero en ser un Hombre Poderoso en el País... y los comienzos de su reino: Babel, Erek y Acad, todas ellas en la tierra de Senaar [Sumer].
Mientras el texto bíblico dice que las tres primeras capitales fueron Kis, Babilonia y Erek, las Listas de los Reyes Sumerios afirman que la Realeza se trasladó de Kis a Erek y, luego, a Ur, omitiendo cualquier mención a Babilonia. Esta aparente discrepancia tiene un motivo: creemos que tiene que ver con el incidente de la Torre de Babel (Babilonia), que el Antiguo Testamento registra con no poco detalle.
Creemos que fue un incidente que tuvo que ver con la insistencia de Marduk en que debía ser él, en vez de Nannar, el que debía poseer la siguiente capital de Sumer. Está claro que sucedió durante el reasentamiento en la llanura de Sumer (la bíblica Senaar), cuando se estaban construyendo nuevos centros urbanos:
Y mientras viajaban desde el este, encontraron un valle en el País de Senaar y se asentaron allí.
Y se dijeron unos a otros:
«Hagamos ladrillos, y cozámoslos al fuego»; y los ladrillos les sirvieron como piedra, y el betún les sirvió de argamasa.
Fue entonces cuando un instigador anónimo propuso el proyecto provocó el incidente:
«Venid, construyámonos una ciudad, y una torre cuya cúspide alcance los cielos».
«Y Yahveh bajó a ver la ciudad y la torre que los humanos estaban construyendo»;
Y dijo a sus anónimos colegas: «Esto no es más que el comienzo de sus empresas; de ahora en adelante, nada de lo que se propongan hacer les será imposible».
Y Yahveh les dijo a sus colegas: «Venid, bajemos y confundamos su lenguaje, para que no se entiendan entre ellos».
Y el Señor «los desperdigó desde allí por toda la faz de la Tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad».
Es un dogma de los recuerdos históricos sumerios que hubo un tiempo en que la humanidad «hablaba al unísono». Y también afirman que la confusión de lenguajes, junto con la dispersión de la humanidad, fue una decisión deliberada de los dioses. Al igual que el Antiguo Testamento, los escritos de Beroso daban cuenta de que,
«los dioses introdujeron gran diversidad de lenguas entre los hombres, que hasta aquel momento habían hablado todos el mismo lenguaje».
Al igual que en el relato bíblico, las historias de Beroso relacionan la diversificación de lenguas y la dispersión de la humanidad con el incidente de la Torre de Babel:
«Cuando todos los hombres hablaban la misma lengua, algunos entre ellos se propusieron erigir una grande y elevada torre que les permitiera trepar hasta el cielo. Pero el Señor, enviando un torbellino, confundió sus intenciones, y le dio a cada tribu un lenguaje propio».
La conformidad de los relatos sugiere la existencia de una fuente común más antigua de la que obtuvieron su información tanto los compiladores del Antiguo Testamento como Beroso. Aunque se acepta en términos generales que este texto original no se ha encontrado todavía, lo cierto es que George Smith, en su primera publicación de 1876, dio cuenta del descubrimiento, en la biblioteca de Assurbanipal en Nínive, de «un mutilado relato de parte de la historia de la Torre»; y llegó a la conclusión de que el relato se escribió originalmente en dos tablillas; en la que él encontró (K-3657), había seis columnas de texto cuneiforme; pero sólo pudo recomponer fragmentos de cuatro columnas.
Indudablemente, es una versión acadia del relato sumerio de la Torre de Babel; y queda claro allí que el incidente no lo provocaron los seres humanos sino los mismos dioses. Los seres humanos no fueron más que unas marionetas en el forcejeo.
Recompuesto por George Smith, y retraducido por W. S. C. Boscawen en las Transactions of the Society of Biblical Archaeology (vol. ' V), el relato comienza con la identificación del instigador; no obstante, los daños en las líneas borraron el nombre.
«Los pensamientos» del corazón de este dios «eran malvados; contra el Padre de los Dioses [Enlil] estaba enfrentado».
Para lograr sus malvados propósitos, «corrompió a la gente de Babilonia para que pecara», induciendo a «grandes y pequeños para que se mezclaran en el montículo».
Cuando la pecaminosa obra llamó la atención de «el señor del Montículo Puro» -ya identificado como Enlil en el cuento del Ganado y el Cereal-, Enlil,
«al Cielo y sobre la Tierra habló... Elevó su corazón al Señor de los Dioses, Anu, su padre; su corazón solicitaba una orden. También elevó en aquel momento [¿su corazón? ¿su voz?] a Damkina».
Sabemos bien que ésta era la madre de Marduk, por lo que todas las pistas le señalan a él como el instigador. Pero Damkina permaneció a su lado: «Con mi hijo asciendo...», dijo ésta. En el incompleto versículo que sigue, Damkina afirma que «su número» -¿su rango numérico?- estaba por tratar.
Más tarde, la porción legible de la columna III trata de los esfuerzos de Enlil por hacer desistir al grupo rebelde de sus planes. Elevándose en un Torbellino, «Nunamnir [Enlil] del cielo a la tierra habló; [pero] por su sendero no fueron; se enfrentaron violentamente contra él». Cuando Enlil «vio esto, descendió a la tierra». Pero ni siquiera su presencia en el lugar cambió nada. En la última columna, leemos que «al no conseguir un alto de los dioses», no tuvo más elección que recurrir a la fuerza:
A su torre fortaleza, en la noche, dio absoluto fin.
En su furia, una orden dio también: una gran dispersión fue su decisión.
Dio la orden de que se confundieran sus designios. ...la carrera de ellos detuvo.
El antiguo escriba mesopotámico terminó el relato de la Torre de Babel con un amargo recuerdo: debido a que ellos «contra los dioses se rebelaron con violencia, violentamente lloraron por Babilonia; mucho lloraron».
La versión bíblica también cita a Babel (Babilonia en hebreo) como el lugar donde tuvo lugar el incidente. El nombre es significativo, pues en el original acadio -Bab-Ili- significa «Puerta de los Dioses», el lugar por el cual los dioses entraban y salían de Sumer.
Fue allí, según la narración bíblica, donde los conspiradores planearon construir «una torre cuya cúspide alcance los cielos». Las palabras son idénticas a las que componen el nombre del zigurat (una pirámide de siete niveles) que fue el rasgo dominante de la antigua Babilonia (Fig. 64): E.SAG.ILA, «Casa Cuya Cúspide esta Elevada».
Fig. 64
Los textos bíblicos y mesopotámicos, basados indudablemente en una crónica original sumeria, nos cuentan así el mismo incidente: el intento frustrado de Marduk por evitar la transferencia de la realeza desde Kis a Erek y Ur, ciudades destinadas a ser centros de poder de Nannar/Sin y sus hijos, y por hacerse con la soberanía para su propia ciudad, Babilonia.
Sin embargo, en su intento, Marduk puso en marcha una cadena de acontecimientos repletos de tragedias.
No creo que haya sólo un enemigo de la humanidad, sino más de uno, pero la figura de Yahweh, tan conocida y tan denostada por muchos la encuentro en muchas caras de Enlil,que como sabemos por las Tablillas fue quien al menos tuvo la decisión en su mano de salvar o no salvar a la Humanidad y no lo hizo y ordenó a todo el mundo que no se hiciera, luego desde luego, alguna influencia muy seria ha tenido en nuestro desarrollo. Lo que no tengo tan claro es la visión de una “archienemigo” en la figura de un Ser en particular. Entiendo que pueda haber alguna civilización que nos detesta y desprecia porque concibe que nuestro nivel de desarrollo y de inteligencia es bastante justita y sencillamente nos observa con desprecio. Esta impresión he tenido leyendo a (la lagarta) Lacerta y algunas crónicas sobre reptiles. Creo que es una cuestión de facciones y de intereses también; la arquitectura cultural de los annunaki se basa en la pirámide donde uno predomina sobre los demás, hay niveles inamovibles y esto (ya lo hemos observado a lo largo de cientos de años de monarquías y papados) llama directamente a las luchas intestinas por el poder, el incesto, la violación, el crimen, el fraticidio, el parricidio y mil cosas (espantosas) más. Lo que ocurre es que en las guerras (sus guerras) probablemente alguna facción vea a los humanos como victímas en medio de esa guerra sin querer mover un solo dedo por evitar que se derrame sangre.
Todo empezó en Sumeria
Reptilianos
Alex Collier - Reptilianos, y Seres Humanos
Alex Collier - Perspectiva Andromedana Sobre la Historia Galáctica
La Historia de los Anunnaki
Especial Rastreadores: Civilizaciones perdidas
MESOPOTAMIA 1: Sumeria - El Origen de la Civilización (Documental Historia)
despues de tanto video y tanta lectura hay una cosa que me quedo CLARISIMO... y es que .,,,,,NO TENGO LA MENOR IDEA DE DONDE PROVENMOS LOS SUPUESTAMENTE HUMANOS
somos humanos??? nos creo dios?? a su IMAGEN Y SEMEJANZA?... a quien creo primero y a semejanza de que o quien somos....me hice un guisooooo