ES......
MITAD DE SEMANAAA
SIIIIIII EL OMBLIGUITO DE LA SEMANA.
QUE TENGAS UN.....
ASI QUE TU TAMBIEN
SONRIEEEEEEE
PORKE LA VIDA ES
HERMOSA.
El más saludable masaje de belleza para el rostro. El pasaporte al reino de los Cielos. El ropaje más lindo del alma. El mejor antídoto contra las preocupaciones. La canción de los Ángeles. La seriedad arrepentida. La oración de los sabios. La contraseña entre los amigos. La puerta de la cooperación entre conocidos y desconocidos. Alienta la buena voluntad en los negocios. Acorta el tiempo de la angustia. Crea la felicidad en la pareja y en el hogar. Una clara manifestación de salud mental, emocional y espiritual. Descanso para los fatigados, calor para los tristes y luz para los decepcionados. Como el sol, ilumina, calienta y se irradia.
¿Cuánto cuesta una sonrisa? – Nada.
¿Cuánto beneficio nos puede dar? – Mucho.
¿Qué tiempo dura? – Un instante.
¿Y cuánto perdura en la memoria? – A veces toda la vida.
¿Quién es tan rico que no la necesite? – Nadie.
¿Quién es tan pobre que no pueda regalarla? – Nadie.
¿Se empobrece el que la da? – Al contrario, se enriquece.
¿Se puede comprar, vender o robar? – Sólo se puede ofrecer gratuitamente.
¿Y quién es el que está más necesitado de una sonrisa? – Aquél que no tiene ninguna para dar.
Sonríe siempre, para no dar a los que no te quieren el placer de verte triste, y para dar a los que te aman la certeza de que eres feliz.
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REFLEXION DEL DIA:
El mercader y la bolsa
Una historia que nos enseña a practicar la honradez
Cierto día un mercader ambulante iba caminando hacia un pueblo. Por el camino encontró una bolsa con 800 dólares. El mercader decidió buscar a la persona que había perdido el dinero para entregárselo pues penso que el dinero pertenecía a alguien que llevaba su misma ruta.
Cuando llego a la ciudad, fue a visitar un amigo.
- ¿Sabes quién ha perdido una gran cantidad de dinero? - le pregunto a éste.
- Sí, sí. Lo perdió Juan, nuestro vecino, que vive en la casa del frente.
El mercader fue a la casa indicada y devolvió la bolsa. Juan era una persona avara y apenas terminó de contar el dinero grito:
- Faltan ¡100 dólares! Esa era la cantidad de dinero que yo iba a dar como recompensa. ¿Como lo has agarrado sin mi permiso? Vete de una vez. Ya no tienes nada que hacer aquí.
El honrado mercader se sintió indignado por la falta de agradecimiento. No quiso pasar por ladrón y fue a ver al juez.
El avaro fue llamado a la corte. Insistió ante el Juez que la bolsa contenía 900 dólares. El mercader aseguraba que eran 800. El juez, que tenia fama de sabio y honrado, no tardó en decidir el caso. Le pregunto al avaro:
- Tu dices que la bolsa contenía 900 dólares ¿verdad?
- Si, señor, respondió Juan.
- Tu dices que la bolsa contenía 800 dólares - le preguntó el juez al mercader.
- Si, señor.
- Pues bien - dijo el juez - considero que ambos son personas honradas e incapaces de mentir. A ti porque has devuelto la bolsa con el dinero, pudiéndote quedar con ella. A Juan porque lo conozco desde hace tiempo. Esta bolsa de dinero no es la de Juan; aquella contenía 900 dólares. Esta solo tiene 800. Así pues, quédate tu con ella hasta que aparezca su dueño. Y tú, Juan, espera que alguien te devuelva la tuya.
QUE TENGAS UN...
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