Existen pequeñas y grandes cosas, cosas que llevaremos por el resto de nuestras vidas.
Tal vez sean pocas, quién sabe sean muchas,
depende de cada uno, depende de la vida que cada uno de nosotros lleva.
Llevaremos recuerdos, cosas que siempre serán inolvidables para nosotros,
cosas que marcarán nuestra existencia en algún instante.
Probablemente iremos por la vida coleccionando esas cosas, colocando en orden de grandeza
cada detalle que fue importante, cada momento que interfirió en nuestros días, que dejó marcas,
cada instante que fue grabado en nuestro pecho como un tatuaje.
Marcas, eso... Serán marcas, unas más profundas, otras superficiales,
pero con algún significado también.
Serán detalles que guardaremos dentro de nosotros, y que si se lo contamos a los demás,
tal vez no tenga la menor importancia, pues sólo nosotros sabremos cuán increíble fue vivirlos.
Podrá ser una música, un libro, tal vez una poesía, una carta, un e-mail,
una imagen, una frase que alguien nos haya dicho en el momento justo.
Tal vez sea un sentimiento que fue abandonado,
una decepción, la pérdida de alguien querido, un encuentro casual, un desencuentro.
Por el resto de nuestras vidas llevaremos personas guardadas dentro de nosotros.
Unas porque nos dedicaron un cariño enorme, otras porque fueron el objeto de nuestro amor.
Podremos evaluar si nuestra vida fue hecha de amor o de rencor, de alegría o tristezas,
de victorias o derrotas, de ilusiones o realidades.
Pensemos siempre que hoy es sólo el comienzo de todo, que si hubiera algún error,
todavía estamos a tiempo de enmendarlo. Y que el resto de nuestras vidas, en cierta forma,
está en nuestras manos.
Silvana Duboc