QUIEN PODRIA DECIR QUE ALGO FUERA TAN BELLO
Descubrí tu cuerpo entre sabanas blancas,
hechas de seda con bordados de satén,
estaba relajado, tranquilo, sereno.
Aun la cama sin calentar,
en la espera te habías dormido,
yo para no despertarte me deje caer con sigilo,
despacio, me quede en la punta a tu izquierda,
Estabas divina, con tu postura de feto
recién nacido, acurrucada tu sola entre tus brazos,
con tu cuerpo desnudo, apretando tus brazos
sobre tus pechos.
Tu en tu durmided, mirando hacia mi espacio,
como esperando mi llegada,
mi cansancio podía con mis parpados
pero no podía de dejar de mirarte y admirarte
tenia cerca de mi una diosa, divina, hermosa,
Como pasa con todo,
el cansancio pudo conmigo,
y me quede dormido como duende del cuento,
mirándote y observándote,
y con esa sensación me que dormido.
Después del cansancio, y con todo mi cuerpo
relajado, mis sentidos se ponían a trabajar,
notando un sensación algo especial
que ya había notado en otras ocasiones
unos brazos sensibles y adorables
rodeaban mi cuerpo.
Que al notar mi desnudez,
lo recorrían como suyo que era
me hacia retemblar todo mi ser,
se erizaban mis pelos del pecho,
brazos y piernas, y aquellos que no debo de contar.
Abrí los ojos como niño que despierta
de un largo sueño lleno de fantasías.
Y veo unas fauces dignas del ser más
angelical del mundo, con unos ojos
que descubren toda la sinceridad del mundo
Esos ojos me descubren despierto
y dan la orden a tu celebro
para que con tus labios me besen,
tus labios se juntan con mis labios
y abren a los dos una cantidad de nuevos sentimientos
que no son de sueños,
reales como la vida misma,
me encuentro con esa lengua de oro en carne,
que húmeda sensible y fina
me embauca en sus sensaciones
tiembla mi cuerpo.
Y en esa sensación de sentirse seguro,
se abraza a ti, como quien abraza
algo seguro, algo sensible y fuerte a la vez.
Un incesante beso de candidez y locura.
Un beso que si no fuera por saber que lo es,
pensaría que es un cuerpo solo
unidos por la boca de la sensación.
En estas sensaciones de nuestros besos irrefrenables
nuestros cuerpos se desmandan y se enrollan
en ese solo cuerpo creado por un beso,
nuestros brazos son abrazos,
nuestras piernas, ni se donde están,
ya no se si tu pierna es mi pierna,
o si mi pierna es tu pierna.
Me sexo en tu sexo,
quieto parado excitado,
que tu con el juegas y destrozas
en sensaciones infinitas
de dulzura y candidez.
Húmedo por el ajetreado fulgor de la batalla,
labios carnosos que chupan,
de su sabia de manantial
candente de cansancio
y fortalecido por las ganas
de comer de su sabia.
Como esa raíz que se hunde
más y más en la tierra,
que abre agujeros donde nos lo hay,
ellos juegan por su parte.
Como igualmente hacemos nosotros
por la nuestra juntando nuestros labios
y nuestras lenguas húmedas y frescas
y así quedamos durante horas,
entre la tenue luz de nuestra habitación