Nueva Orleans ha sido azotada por el huracán 'Katrina', aunque lo peor del desastre le ha venido de forma indirecta, por la rotura de las presas que protegen a la ciudad, situada a varios metros bajo el nivel del mar.
La inundación presentará un problema que hará a la ciudad inhabitable durante meses.
Esta ciudad ha sido durante décadas la capital mundial del Jazz, cuyas figuras clave, como Duke Ellington, Louis Armstrong, Dizzy Gillespie, y tantos otros dejaron en ella una huella imborrable de tradición musical.
Una gran parte de la población ha vivido siempre en extrema pobreza, y tanto ellos como otros mejor acomodados lo han perdido todo.
El coste en dólares y en dolor humano es inmenso.
Tomará tiempo, pero renacerá.
1 de septiembre de 2005
Nueva Orleáns
Una vez más estalla la cólera de Dios; aguas y vientos abren un nuevo frente y dan batalla, sacudiendo la tierra en sus cimientos. Una vez más el hombre se retira, vencido y cabizbajo, silenciadas las cuerdas de su lira, malogrado el sudor de su trabajo. Una vez más el niño, el indigente, miseria o muerte su arrabal mezquino, víctima siempre y sin razón, se siente peón inútil de ajedrez divino. ¿Por qué esta furia paternal alzada tan contraria a sus propios atributos de amor y de justicia? ¿Por qué airada su mano arranca sin granar los frutos?
Ay, capital del jazz, enmudecida, Nueva Orleans vivaz y bulliciosa, hoy sangrando lamentos de una herida que nunca mereciste. Temblorosa la sombra de Duke Ellington camina sobre las aguas; suena la trompeta de Louis Armstrong, solemne, en cada esquina, grito de apocalíptico profeta. Flotan banjos, guitarras y timbales, y se ahogan al sol los saxofones, y vas, Nueva Orleans, de carnavales a ruina, expolios y crucifixiones.
La melodía ha muerto. Sólo hay gritos de desesperación, desvalimiento, de tantos, cuyos únicos delitos fueron adversidad y vientre hambriento.
Yo sé que esta Pasión, este Calvario, llevan consigo tumba y agonía, mas, arrancando pronto tu sudario, has de resucitar al tercer día. Ascenderás de nuevo hacia la gloria, que quien la tuvo ayer, la recupera; y esta catástrofe será en tu historia un peldaño no más de tu escalera.
Renacerán también tus melodías, y a las guitarras volverá el rasgueo, y rodará, con los demás tranvías, el que un teatro bautizó 'Deseo'.
Hoy es la hora difícil, la tristeza de tu Barrio Francés; pero alzarás mañana la cabeza, y volverás a estar sobre tus pies.