Un ciego en la Internet
Paulo Roberto Barbosa.
¡Estamos en fiesta! ¡Nuestro corazón bate fuerte de alegría! ¡Diez años de grandes bendiciones!
Todo comenzó poco tiempo después de yo tener, por un error médico, me quedado completamente ciego. Solía trabajar, a viajar por todo el Brasil y hasta exterior, estaba feliz por poder colocar mi vida en el altar de Dios para ser usado conforme su voluntad.
Había dejado una carrera administrativo-financiera victoriosa en que a los 20 años ya comandaba el Departamento Financiero de una gran industria. Dejé todo, un bueno cargo, un excelente salario, la oportunidad de crecer aún más en dirección al éxito profesional. Estaba feliz, jamás me arrepentí de haber abandonado todo para servir exclusivamente a Dios. Ahora no tenía más salario porque me coloqué delante del Señor para ser sostenido apenas por Él. Vivía de ofertas voluntarias y sabía que Dios cuidaría siempre de mí.
Con la pérdida total de la visión, a los 37 años, pensé estar viendo caer el castillo de mis sueños. Más de lo que la tristeza de no poder ver más mis hijos y ni mi esposa, que falleció poco después de yo quedarme ciego, sentía la frustración y el vacío que la interrupción de mi trabajo proporcionaba. Pero mía confianza total en Dios no me decepcionó. Cuidó a mí, de mis hijos, de mi casa y también de mío ministerio. Estaba empezando a sembrar en mi corazón un nuevo trabajo. Yo ahora iría a hablar de Sus maravillas a todos los continentes de la tierra. ¿Y cómo? Me quedé asustado... ¿Como conseguiría? Y sin enxergar...
Dios me mostró un grande campo blanco. Podía verlo con los ojos de la fe y quedé maravillado. Comencé, entonces, en el día 16/06/1996 a plantar semillas de amor y alegría, de paz y de consuelo, de vida y de felicidad. Dios ha estado conmigo todos los días. Ha bendecido millones en todos los cantos de este mundo, ha restaurado vidas y arreglado lares, tiene mostrado que la vida, junto a Él, es plena de goce y victorias.
Hoy, día 16/06/2006, estoy completando 10 años de una grande conquista. Pasé por carreteras bonitas y feas, por tiempo bueno y lluvioso, por jardines perfumados y tierra árida y empolvada. En todos esos lugares yo sentí la compañía de mi Dios. Estaba conmigo y yo sabía que vencería. Llegué hasta aquí, participando de casi 500 listas, afuera mías propias. Solo en el mes de mayo el número de mensajes enviados sobrepasó a 5 millones y medio. ¡Estoy muy feliz! Muchos piensan que tengo un equipo, una entidad, una organización. Tengo, sí, una computadora, un canto de mi cuarto y una voz sintetizada que lee todo para mí durante el día entero. Pero la presencia del Señor conmigo me hace sentir cercado de una grande multitud. Ciertamente los ángeles están me guardando y, cuando las circunstancias me dejan triste o preocupado, un coro celestial canta para alegrarme y para estimularme. Son 10 años sobrepasados y bendiciones recibidas que no podrían ser cambiadas por dinero alguno de este mundo. Lo Para Reflexionar completa diez años y, ciertamente, en la fuerza y en el poder de Dios, va a continuar.
Gracias a todos que han estado conmigo en esta jornada. Congratulaciones a todos. Todo el gloria Pertence al Señor.
Un abrazo a todos,
Um cego na Internet
traducido por: Lhamya
Paulo Roberto Barbosa.
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