No importa lo negra, larga y fría que sea la noche más amarga, porque al día siguiente, al amanecer, volverá la fuerza vital a tu lado y todo volverá a empezar de nuevo, y tu existencia recibirá un soplo de aire fresco del espiritu de Dios
Venid luego, dice el Señor, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Isaías 1:18.
Fue escrito libro de memoria delante de él (Dios). Malaquías 3:16. Dar vuelta a la página
Aquellos a quienes una catástrofe ha tocado de cerca no la olvidan. A veces se agrupan para hacer valer sus derechos o para hacer perdurar el recuerdo del acontecimiento. En cambio, cada día, como por costumbre, se leen ligera y rápidamente los diarios con su lista de atentados, guerras, crímenes, catástrofes, y luego se da vuelta la página. ¡Mañana será otro día con sus miserias y alegrías! Considere también con qué facilidad a veces damos vuelta a la página en cuanto a lo que nos molesta; se dice que no se debe mirar el pasado ni ponerse melancólico, ¡hay que ir hacia delante! Sin embargo, no puedo borrar mi pasado lleno de errores, traspiés y pecados. Cuando definitivamente tenga que dar vuelta a la página de mi vida y entrar en la presencia de Dios, todo esto estará escrito claramente en el libro de mi existencia terrenal y tendré que rendir cuentas de ello ante el Juez supremo. Pero, lo que yo no podía hacer, Dios lo hizo. Borró todas mis faltas, porque al morir en la cruz, Jesucristo exclamó: “Consumado es”, que también significa: “está saldado”. Me basta aceptarlo. A lo ancho de la página de mis deudas para con Dios hay una raya y dos palabras: “está saldado”. Entonces Dios, pese a su infalible memoria, puede decir: “No me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).
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