Vida y libertad en el Espíritu
"Porque el Señor es el Espíritu;
y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad"
(2 Cor.3:17)
¿Es ésta la experiencia de la iglesia de hoy? Me temo que la respuesta es negativa. El temor del movimiento carismático, el conservadorismo de formas más que de esencias, y el descono cimiento de la riqueza de la palabra de Dios, explican que cuando see toca el tema del "Espíritu Santo" una cierta inquietud recorra mentes y corazones.
La gente se pone en guardia, como para ver si aparece la temida herejía, y si el que habla se sale de linea. Se tiene la sensación que cunde cierto miedo a la libertad del Espíritu. y esto puede ser trágico, porque si el Espíritu no tiene libertad de acción, no hay iglesia ni hay misión.
Podemos pasar a otro principio general de la Escritura a otra verdad central: El hombre de Dios ha percibido que el Espíritu de Dios está en acción en el mundo, moviendose en la creación (Ge.1:2),
constantemente activo en los procesos de esta creación, día tras día (Sal.104:30), a tal punto que es imposible escapar a su presencia (Sal.139:7).
El hombre biblico ve la propia historia del Espíritu de Dios actuando en los hombres que la hacen (Gn.41:38; Nm.11:16; Nm.27:18; Sam.16:13).Esta noción de una acción constante de Dios en el mundo y la historia, es el marco dentro del cual tenemos que
entender la conciencia de la acción de Dios en el cumplimiento de llevar
el evangelio al mundo.
No caigamos en la trampa de limitar
al Espíritu de Dios a lo que creemos espiritual; o a lo que alcanzamos a entender porque lo hemos programado según propias y pobres
posibilidades humanas. Pidámosle al
Señor que nos habra los ojos y nos haga sensibles. Y sobre todo que nos dé la libertad de verlo en acción
y dejarlo actuar entre nosotros.